CENTENARIO DEL NATALICIO DE RICARDO GARIBAY. (V)

“De lujo y hambre”

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

Con el presente artículo se concluye este mes dedicado a Ricardo Garibay. Hemos leído y disfrutado sus guiones cinematográficos, sus crónicas de viajes, sus trabajos periodísticos, sus creaciones literarias, su crítica política y social a través de la ironía, el sarcasmo…, porque si bien Garibay fue un hombre de muchas facetas, afirmamos que ante todo fue un escritor y periodista crítico, directo, agudo. Para cerrar nos acercaremos al libro titulado: “De lujo y hambre“, donde el escritor aborda temas muy humanos como los son la pobreza y la riqueza, la miseria y el lujo, aclarando que por diversos motivos recorre varias ciudades de México, algunas de Estados Unidos, en todas nos encontramos con personas que viven en la opulencia y muchas que habitan en plena miseria, el ejemplo es el siguiente:

El autor nos lleva a la ciudad de México, allí visita los barrios empobrecidos, personas que literalmente comen lo que encuentran en la basura. Al momento de leer sus crónicas, por supuesto que me pregunté si esta situación ya habrá cambiado, la respuesta de qué tanto haya cambiado no la tengo, considero que posiblemente, ojalá y así sea, los estándares han disminuido, no obstante, aunque no cuento con datos duros, estoy seguro que todavía hay un enorme nivel de pobreza-extrema y lo peor, tal como lo describe el autor, las personas que viven en ese estado tienen muy pocas posibilidades de salir de forma seria de él, porque su situación viene acompañada de muchos males más como la falta de una educación que les permita obtener un empleo, empero, sin dejar de mencionar que a veces teniendo altos niveles de preparación, aun así, muchas personas carecen de empleo, ¡imagínese! El presente y el futuro de las personas que viven en situaciones de pobreza-extrema, y, lo peor, sus descendientes difícilmente podrán modificar en forma importante y profunda esa situación.

De pronto, Garibay nos lleva al otro extremo: “Un lánguido amigo mío se aburría jugando golf en su jardín en Cuernavaca, cuando recibió un permiso africano anhelado durante varias temporadas. Había pasado el año sin pena ni gloria, entre los esquíes en Grenoble, los veleros en Miami, las subastas de vinos en París, el sorf en Hawái y el festival de cine en Venecia, y había desechado una considerable perspectiva en lo de los borregos cimarrones en Baja California confiando en que la autorización, que se gestionaba desde hacía tres años, llegaría a tiempo.”

Y la autorización llegó a tiempo, de hecho, el amigo partió al África y meses después de su regreso invitó a Garibay a su casa para platicarle su inigualable aventura: “Fue y regresó. Se veía rejuvenecido, apretado de carnes, moreno de sol. Me dijo: “Cuando los colmillos queden listos –sí, los dejé en París, aquí no se sabe trabajar eso –nos tomamos un buen vino y te cuento.”

Cada historia va provocando en el lector interrogantes, reflexiones. El tema de la pobreza indudablemente debe seguir siendo uno de los enormes y urgentes retos de nuestros tiempos, aquí se incluye al gobierno y a las grandes empresas, más otros sectores importantes en el sistema del desarrollo y equilibrio económico. No obstante, lo que más me llamó la atención de lo planteado por Garibay es el vacío y la sensación de insatisfacción que sienten sus personajes adinerados. A partir de este tema abordado realizaré las siguientes consideraciones.

Indudablemente en un mundo tan materialista, para estar tranquilos es indispensable esforzarnos y tratar de tener cubiertas ciertas cosas que son básicas e importantes. En el ambiente urbano normalmente necesitamos una educación que nos permita desarrollarnos, esto implica obtener empleo y éste nos producirá diversas satisfacciones; si trabajamos en lo que nos gusta, emocionalmente nos sentiremos alegres, satisfechos y, además, el producto adquirido por el empleo será fundamental para cubrir nuestras necesidades elementales como adquirir una casa, comer bien, vestir de acuerdo a nuestros gustos, ir comprando lo que más sea de nuestro interés, y así, en el caso de la clase-media que viene luchando desde abajo, todo este proceso le representará un motivo y motor de vida para alcanzar no la felicidad, pero sí para lograr algo muy importante como lo es cierta estabilidad que te producirá tranquilidad, y con ella, posiblemente podrán venir momentos de felicidad. (Lo anterior no garantiza la felicidad)

Alguien podría preguntarme si la felicidad dependerá entonces de que primero llegue la tranquilidad. En mi opinión, sino se tiene lo básico resuelto, aunque tengamos un espíritu sereno, equilibrado, seguramente el no tener dónde vivir o, andar buscando resolver en el día a día lo que vamos a comer, difícilmente se podrá estar ya no feliz, ni siquiera tranquilo. Ese mismo alguien podría seguir interrogándome y juzgarme de que solo estoy categorizando una manera de vivir, que muchos pueden ser felices aun en la búsqueda diaria de sus necesidades elementales, más que estas personas por humildes que sean encuentran la felicidad en la vista de la naturaleza, en el canto de un pájaro, y a ese alguien le respondo que está bien, que respeto su observación, mas, que no me dirijo a todo el mundo, solo a las personas que creo son muchas, las cuales sí desean contar con una estabilidad mínima para de ahí seguir luchando por su anhelos.

Ahora bien, la postura anteriormente sostenida nos muestra que lo material no da la felicidad, pero casi todos andamos en busca de lo material, y concluye que, si lo material no otorga felicidad, sin lo material estaremos muy inestables, preocupados, estresados…luego entonces, ¿por qué los personajes adinerados que aparecen en la obra de Garibay se sienten vacíos, insatisfechos? Imagínese que el protagonista se siente estresado porque ya se aburrió de sus viajes a París, Venecia, las Vegas, etc., aquí ya va quedando claro el planteamiento, no se trata de irse a los extremos, los bienes materiales son importantes y necesarios, sin ellos, viviremos en la permanente interrogante e incertidumbre, más, aunque se tenga mucha estabilidad material, tampoco es una garantía de que todo será felicidad.

Considero que en la misma doble naturaleza del hombre se encuentra la respuesta, somos cuerpo y espíritu, materia e idea, y debemos comprender y aceptar que lo más trascendental de nuestras efímeras vidas es no olvidarnos de nuestra naturaleza, hay que estar conscientes de que una vez encontrándonos en la dinámica de la vida social, siempre debemos crear un tiempo para sentarnos y observar la naturaleza, en la actualidad urge apagar el celular y tomarnos un café con la persona amada, platicar cómo estamos o simplemente dialogar de lo que en ese momento se desee. Tan importante es dedicar tiempo al trabajo, preocuparse por cuidar lo que se posee, empero, es más importante que todos esos bienes no nos posean a nosotros.

Y pienso que ahí está el detalle de la sensación de vacío e insatisfacción, porque siendo rico o pobre, el paso de los años sí o sí nos recuerdan que la finitud está a la vuelta de la esquina, y seguramente es cuando aparecen preguntas, dudas…, los que se encuentran dentro de una fe, se supone que ahí tienen sus respuestas, deberían estar tranquilos, pero para los que no les interesa la fe, allí está la razón, la razón equilibrada, esclarecedora, juiciosa, nunca olvidar pensarnos, repensarnos, pero tampoco pensar demás porque nos volvemos inmóvil, se trata de pensar claro y esto nos ayudará a definir cómo queremos vivir nuestras vidas.

 

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