“Hay tres clases de mentiras: La mentira, la maldita mentira y las estadísticas.” – Mark Twain.
Con la ola de calor que afecta al país y la efervescencia política desatada anticipadamente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, algunos de sus seguidores –aspirantes y suspirantes- han evidenciado que la insolación y los golpes de calor sí que los atarantan y aceleran.
Una de las evidencias más claras es la sucedida en Veracruz, en donde las “minicorcholatitas” por decirles de algún modo –en alusión a los dichos del mismo presidente- han perdido totalmente la cabeza, llevándolos incluso a mostrar abiertamente la podredumbre de sus almas y espíritus.
El caso de Eric Patrocinio Cisneros Burgos es la confirmación de esa cita coloquial aquel que dice: “que el que nada tuvo y llega a tener, loco se quiere volver.”
Investido en su falsa creencia de ser el representante de los pueblos afromexicanos en Veracruz, heredero de la estirpe del mismísimo Yanga, solo por el tono de su piel color chapopote, ha terminado de exhibir la falta de escrúpulos y de lealtades.
Él, que se afirma Ingeniero Agrónomo, -que no resuelve ningún problema para mejorar la producción agrícola y forestal del país-, pero que ha sido un experto en eso de colocar a la entidad como la peor en materia de gobernanza, derechos humanos y justicia, se lanza a la carrera por suceder al mismo Cuitláhuac García Jiménez en el 2024.
El primer político insolado por la ola de calor en Veracruz, traicionando abiertamente a la senadora con licencia y actual secretaría de Energía, Rocío Nahle García se manda hacer encuestas https://survey.app.do/gubernatura-veracruz-2024 en donde aparece en segundo lugar de las preferencias ciudadanas con el único fin de descarrilar a la más avezada en el tema.
Generando precisamente ese efecto ilusionista –que busca cargar los dados a su favor- de que al aparecer en segundo lugar está en posibilidad de pelearle tú a tú la candidatura a la propia Nahle García, lo que a todas luces evidencia una deslealtad y una traición.
La misma que lo cobijó, lo protegió y lo arropo para estar donde está, es ahora vil y llanamente traicionada por este émulo del cacique de Cempoala, que solo en sueños piensa que alcanzando el tan anhelado “fuero” le salvará de su destino, la cárcel.
Y es que solo él y sus fieles seguidores –puros acosadores y violentadores de las mujeres- se ha atrevido a tanto, pues ni los otros posibles aspirantes veracruzanos han llegado a ejecutar acciones de este tipo.
El manejo de la guerra de encuestas es y ha venido siendo la estrategia de Morena para jugarle al petate del muerto, generando en la sociedad que aprecia las mismas, ese efecto de inalcanzables para la disputa o la contienda.
Así ocurrió claramente en el Estado de México, donde el árbitro de la contienda electoral no detuvo a tiempo a todas esas casas encuestadoras que cuchareando las respuestas y las tendencias, colocaron todo el tiempo a Morena como amplio favorito, provocando el efecto de desánimo entre la sociedad, que al ver el supuesto margen tan abultado, renunció a su derecho a votar bajo el argumento de afirmar “ya para qué votamos, si la candidata de Morena va a ganar” abriendo la brecha para que la movilización masiva de militantes y simpatizantes hiciera lo propio agenciando el resultado al vencedor.
Es así como el pseudo defensor de la negritud veracruzana, invade esferas que ni el mismo partido ha autorizado adelantar, pues el proceso de sucesión comenzará después de tener pre-candidato presidencial o Coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación.
Al tiempo.
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