Para Veracruz, el nombramiento de Luisa María Alcalde Luján, millennial de 35 años de edad, como secretaria de Gobernación, no es la mejor noticia; incluso puede ser muy mala noticia, en especial para opositores, periodistas críticos y todo aquel que le resulte incómodo al gobierno cuitlahuista.
Más allá del hecho positivo que implica darle oportunidad al relevo generacional, la salida de Adán Augusto López Hernández de la Segob fortalece todavía más al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, de por sí ya revestido de mucho poder para cometer cuanta arbitrariedad se le antoje por el abierto respaldo que le otorga el presidente López Obrador.
De alguna forma, Adán Augusto era un contrapeso al gobierno cuitlahuista dentro del gabinete presidencial, patentizado en su abierto apoyo a la aspiración del diputado federal Sergio Gutiérrez Luna para ser el candidato de Morena a la gubernatura, una ofensa mayor porque al de Minatitlán lo odian con odio jarocho por haberse atrevido a competirle a su candidata Rocío Nahle.
La molestia y malquerencia del gobernador hacia Adán Augusto quedó de manifiesto el 15 de abril pasado cuando ignoró por completo su llegada al sur del estado para cumplir diversas actividades y no estuvo a recibirlo en el aeropuerto de Canticas, lo que en cambio sí hizo con su candidata presidencial Claudia Sheinbaum, quien arribó a la misma terminal con minutos de diferencia.
Hoy, Cuitláhuac tendrá todo el apoyo tanto del presidente como de la nueva titular de la Segob. ¿Por qué opino que será así? Porque la joven no es solo cercana e incondicional a AMLO, sino porque es hija de una aliada del gobernador, con la que vienen empujando juntos en diversos proyectos políticos.
Cuitláhuac, del grupo político de la mamá de la nueva funcionaria
El 24 de septiembre de 2020, el diario Reforma reveló el diálogo de una reunión privada en la que el entonces dirigente en funciones de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar; la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada; Cuitláhuac, y la entonces presidenta del Consejo Nacional de Morena, Bertha Luján, madre de Luisa María, confabulaban para inyectarle recursos a Porfirio Muñoz Ledo, quien era su candidato a la dirigencia nacional de su partido, en contra de Mario Delgado.
Aunque les falló la jugada entonces, siguieron juntos, ahora apoyando la aspiración presidencial de Claudia Sheinbaum, corriente a la que pertenece la nueva titular de Gobernación. Fortalece, pues, al gobernador, la vieja amistad con la mamá de Luisa María, en espera de que se empodere más si Sheinbaum llega a ser la candidata presidencial, como todo indica que así será o lo intentarán.
Por eso digo que el cambio en Gobernación es muy mala noticia para Veracruz, pues si de por sí el gobernador y su camarilla (¿o su pandilla?) han cometido muchos atropellos, en forma impune, contra los veracruzanos que les resultan molestos o incómodos, ahora no habrá poder que los contenga sabiendo que nadie de más alto nivel les dirá nada. Se ven venir, pues, días muy oscuros para opositores, más ahora que viene el proceso electoral, y para quienes ejercemos la crítica señalando lo que no está bien.
Hay muchos inocentes en la cárcel (hasta que el gobierno no demuestre lo contrario), a quienes se les detuvo con el pretexto del delito de ultrajes a la autoridad, que era una patente de corso para llevar a prisión a quienes se les antojara; ahora inventaron los delitos “contra la fe pública” y tráfico de influencias para encarcelar a una juez porque cumplió con un mandato superior y con apego a la ley.
Y ahora mismo la periodista Claudia Guerrero ha denunciado que la han citado a comparecer por el caso que llevaba la juez detenida, y con justificada razón, porque sabe cómo actúa la fiscalía general del estado, teme que solo sea un pretexto para detenerla y acallarla. Está presa ya, por un supuesto delito del que la acusan sin pruebas, otra compañera, Viridiana Bretón Feito.
En realidad, nadie está a salvo de un atropello, la prensa crítica menos, porque resulta incómoda. Siempre he dicho aquí, porque así es, que el periodismo, su ejercicio profesional, es una profesión de alto riesgo, aunque no es lo mismo que uno sufra un accidente, algún percance en el campo de batalla, en el lugar de los hechos, a que resulte apaleado por el propio gobierno que tiene el deber de protegerlo.
Tiene ahora mucho más poder para hacer y deshacer
¡Ay! Cuitláhuac García Jiménez tiene ahora mucho más poder para hacer y deshacer. A mi familia siempre la he preparado por si cualquier día, con cualquier pretexto, me detienen por mi línea de análisis crítico, o por si me atropella algún vehículo en forma “accidental”, o por si algún “borracho” me agrede en la calle. Es parte del riesgo al que se expone el periodista crítico, de lo que, en mi caso, estoy consciente. Debo decir que hasta ahora, salvo los ataques que ha sufrido el portal que con muchos esfuerzos sostengo con dos de mis hijos, no se me ha molestado de otra forma, aunque el riesgo no lo descarto.
Pero mientras haya posibilidad y tengamos libertad, no podemos permitir que nos secuestren Veracruz, que nos arrebaten nuestras libertades, lo que muchas veces tiene un costo muy alto, pero, en el caso de los periodistas, eso creo, se tiene que pagar.
AMLO busca atraer el voto de los jóvenes; por eso lo de Luisa María
Viejo expriista, el presidente López Obrador hizo una muy buena jugada, estratégica, como en los tiempos en que fue del tricolor, al nombrar a Luisa María Alcalde como nueva secretaria de Gobernación. Con el nombramiento le tiró un anzuelo a los jóvenes en edad de votar, quienes normalmente se muestran apáticos y no participan cuando llega la hora de ir a las urnas.
AMLO completó su jugada de carambola de dos bandas nombrando en la Secretaría del Trabajo, en lugar de Luisa María, a Marath Bolaños López, otro joven, licenciado en Relaciones Internacionales, de apenas 36 años de edad. Impecable la jugada del de Macuspana.
El presidente me recordó al gobernador Rafael Hernández Ochoa, quien dio la oportunidad de incursionar en la función pública a muchos jovencitos –Yunes, Morgado, Amadeo, Edel, Flavino, Memo Zúñiga, Bertha Hernández, Nohemí Guzmán, Gela Frutis y un largo etcétera– quienes con el paso de los años cuajaron como políticos, mantuvieron el legado hernándezochoista por mucho tiempo, y hoy uno que otro sobrevive y honra su memoria.
Se advierte que López Obrador cuida hasta el último resquicio y prepara su gran ejército para la guerra cuya última batalla tendrá lugar en junio del próximo año. Le da la oportunidad a jóvenes, incluidas mujeres.
La llegada de Luisa María la veo como un adelanto de López Obrador para que se vaya fogueando en el cargo, adquiera experiencia y repita en la misma posición en el gabinete de Claudia Sheinbaum, por quien apuesta y trata de imponer a toda costa. Nos guste o no, AMLO está haciendo política, y de eso saben muy bien muchos viejos políticos veracruzanos priistas que estuvieron en el poder desde los años de su juventud.
A menos que Xóchitl Gálvez cuaje, o que Marcelo Ebrard termine en Movimiento Ciudadano, por ahora no veo a nadie más que pueda impedir que Morena repita en la presidencia.
Dorheny, ¿senadora con el apoyo de Luisa María?
Las circunstancias empiezan a jugar. Ahora creo que sí se debe tomar más en serio la posibilidad de que Dorheny García Cayetano pudiera obtener una de las candidaturas de Morena al Senado si la apoya la nueva secretaria de Gobernación Luisa María Alcalde. Cosa de recordar que en su calidad de secretarias del Trabajo, una del gobierno federal y la otra del estatal, trabajaron en forma coordinada y establecieron relaciones que la veracruzana ahora puede hacer valer.
Bien dice el dicho ranchero de que de algo sirve una conocida en un baile.