* Segunda aprehensión * Los “demócratas” embistiendo al Poder Judicial * Sheinbaum ya anda insoportable * Robles y su chisme de lavadero contra Nahle * Rocío se arregló con los Yunes * El sobrino incómodo de Amado y su denuncia de corrupción * Repararon el ducto del Yuribia y sigue la escasez de agua
MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
El porro-gobernador ya tiene nueva rehén. A la jueza Angélica Sánchez la detuvo, le sembró droga, la hizo disparar un arma, fue objeto de desaparición forzada y ante la presión social, la tuvo que soltar. Y la vuelve a aprehender.
Se le va encima, ahora con la Guardia Nacional, imputándole —inventándole— nuevos cargos: delitos contra la fe pública y tráfico de influencias.
Salía de un elevador en el hotel donde se hospedaba, en la Ciudad de México, cuando una mujer se le acercó. Preguntó si era Angélica Sánchez Hernández. Le dijo que realizarían una diligencia. Hubo reclamo de la hija, hermana y cuñado de la jueza, pero la aprehensión se consumó.
Minutos después, el Registro Nacional de Detenciones aportó los detalles de la aprehensión y los delitos que le imputan.
Horas así y nadie supo dónde se hallaba, en qué condiciones se encontraba, si volvía a ser víctima de tortura física y psicológica, como el 5 de junio, día en que se le privó de la libertad por primera vez, en Xalapa.
La Fiscalía de la Ciudad de México se deslindó de la diligencia. La Guardia Nacional carece de atribuciones para haberla aprehendido pues no fue parte de un operativo ni actuó en apoyo a la Fiscalía General de la República. De entrada, todo fue ilegal.
La reaprehensión de este viernes 16 es la segunda parte de la vendetta de Cuitláhuac García, el porro-gobernador que validó la acción del grupo de Operaciones Especiales de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz para detenerla a las puertas de su casa, la mañana del 5 de junio.
Aquello fue una operación de gángsters. Los esbirros de Cuitláhuac y del capitán Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, secretario de Seguridad, actuaron como si su jefe fuera el Negro Durazo o el temible Miguel Nazar Haro, ex titular de la Dirección Federal de Seguridad.
La incomunicaron, la torturaron, la mantuvieron con una bolsa de tela en la cabeza durante horas, le sembraron droga, le entintaron los dedos para que sus huellas fueran plasmadas en un papel con la declaración incriminatoria y la obligaron a disparar un arma para acusarla de haber agredido a los policías.
Y mientras sus familiares acudían a preguntar si estaba recluida en los separos del cuartel de San José, en Xalapa, la Policía lo negó una y otra vez. Eso es desaparición forzada.
Pero ante la presión social, la ira de los abogados, el reclamo de los jueces, la estridencia entre la prensa que informa, no los chayoteros de la Cuarta Putrefacción, Cuitláhuac se tuvo que hincar. Y la soltó. A regañadientes, pero la soltó.
Obsesivo, mentalmente afectado, el porro-gobernador fue por más. Tras ver a la jueza Angélica Sánchez Hernández en los escaños del Senado, respaldada por Ricardo Monreal, el que lo reventó con el caso José Manuel del Río Virgen, ordenó reactivar la embestida.
Días antes, Angélica Sánchez advirtió que tendría que enfrentar el juicio en el ámbito federal y estatal. Se desestimó la acusación de haber disparado contra los policías, pero seguía vigente la imputación por la droga que le fue sembrada.
Al periodista Pascal Beltrán del Río, director de Excélsior y conductor del noticiario Imagen Informativa Primera Emisión, le dio detalles y externó sus preocupaciones cuando estuvo en manos de los elementos de Seguridad Pública en el cuartel de San José.
“No conté cuántas bolsitas eran. Fue muy rápida la toma de la fotografía”. Tras horas de tortura, la colocaron frente a la droga y el arma, una pistola hechiza, colocando un policía su dedo sobre el de la jueza, accionando el gatillo y lanzando la bala sobre un banco de arena.
“Me di cuenta que me iban a acusar del delito contra las instituciones de Seguridad Pública, que es un delito bastante grave en Veracruz, que es el que sustituyó prácticamente al de ultrajes a la autoridad. Y por delitos contra la salud por posesión de narcóticos”.
Agrega:
“Por narcomenudeo porque era unas cuantas bolsitas de droga. No las conté porque fue muy rápida la toma de la fotografía que me hicieron y después me volvieron a mantener incomunicada”.
Vivió un infierno, el infierno morenista del gober criminal. Supo de los excesos de los esbirros de Operaciones Especiales, que tienen licencia para matar.
Se le mantuvo esposada, las manos en la espalda, como su fuera una criminal.
Le desbloquearon el teléfono celular, colocando el dedo pulgar sobre el botón que registra la huella dactilar. Una vez abierto, pudieron extraer mensajes de texto y voz, fotografías, documentos. Una auténtica violación a sus derechos humanos.
“Como lo dijo el gobernador, sigo bajo investigación. Y en cuanto a la tortura de la que fui víctima, porque la tortura no nada más son golpes, la tortura son vejaciones, amenazas, coacción, intimidación, coacción, todo eso es tortura psicológica. Yo tengo muchísimo temor de salir a la calle. Temor de perder de vista a mis hijos, que les vayan a hacer algo a ellos.
“El señor gobernador dijo que esta situación respecto a la tortura psicológica, él no la iba a investigar y que ya no iba a hablar más.
“Aparte me abrieron otra carpeta en la Fiscalía General. Mandaron a hacer un cateo a mi casa sin que hubiera nadie, sin que hubieran testigos de mi parte. Se llevaron una caja fuerte donde yo guardaba documentos de importancia, donde guardaba las escrituras de mi casa, pólizas de seguro, documentos de mi carro que todavía lo estoy pagando y una alhajitas”.
Al montaje no es ajeno Cuitláhuac García, el que tuvo el desliz de afirmar que se le aprehendió por delitos asociados a actos de corrupción.
Del montaje sabe un marino, el capitán Cuauhtémoc Zúñiga, secretario de Seguridad Pública de Veracruz, el que deja que sus esbirros fabriquen delitos donde no los hay.
Al montaje se prestó Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, presidenta del Poder Judicial de Veracruz, la que le soltó a la juez una siniestra amenaza: “atente a las consecuencias”.
El montaje lleva el sello de Bola 8, alias Eric Cisneros Burgos, secretario de Gobierno de Veracruz, quien tiene la amenaza en la punta de la lengua y la mente atrofiada.
Aún acuerpada por la prensa, respaldada por colegios de abogados, jueces del estado y federales, magistrados y la sociedad, la jueza Angélica Sánchez volvió a pisar la cárcel.
Vuelve a la cárcel. Le imputan el tema de las bolsas con droga. Le practican un cateo violando sus garantías y derechos, robándose una caja fuerte con objetos personales.
Los nuevos delitos que le imputan son contra la fe pública y tráfico de influencias. Pero ambos parten de acciones ilegales: haber desbloqueado su teléfono colocando por la fuerza el dedo pulgar en el botón de inicio y el cateo sin presencia de sus familiares.
Cuitláhuac García sabía para dónde iba. “La jueza mantenía comunicación con el abogado del acusado (Itiel “N”, alias “Compa Playa”, a quien la justicia federal le concedió el amparo contra la imputación de haber asesinado al ex diputado local priista, Juan Carlos Molina; amparo que la jueza Angélica Sánchez acató).
¿Cómo supo el porro-gobernador que la juez mantenía comunicación con el abogado del imputado? ¿Hubo espionaje telefónico? ¿Extrajeron información de su teléfono celular sin su consentimiento? ¿Acaso es la única jueza de Veracruz que habla con los abogados de los señalados en juicio? Que se sepa, la mayoría lo hace y no por ello es delito.
El pozo de lodo es profundo. Mientras más hurgan en los pasos de Cuitláhuac, más pus brota.
No le inquieta violar amparos, viciar del debido proceso, consumar la vendetta criminal.
El demonio de la Cuarta Putrefacción tiene el aval del demonio de Palacio Nacional.
Archivo muerto
“Ya me cansé”, dice Claudia Sheinbaum, mostrando que no aguanta nada. Ya se cansó doña corcholatita de que le griten “piso parejo” en la carrera por la candidatura presidencial de Morena. Y le espeta a Alfonso Durazo Montaño, presidente del Consejo Nacional del partido obradorista, que a ella se le respeta. Pues ni tanto. Tan frágil como un terrón de azúcar, cualquier soplido la desbarata. Llegó a la reunión del Consejo Político de Morena y los simpatizantes de Marcelo Ebrard comenzaron las arengas. “Piso parejo”. Y la corcholata favorita sintió que la agraviaban. ¿Cómo en un proceso democrático —ja— pueden pedirle piso parejo?. El manoteo de Claudia Sheinbaum quedó registrado en un video. El rostro descompuesto, el índice sobre Durazo, el puño en la mesa. Y junto a ella Gerardo Fernández Noroña, y centímetros más allá, Ricardo Monreal, que supieron aguantarse las ganas de reír. Se suponía que nadie tenía el teléfono celular al alcance, pues se acordó recoger todos los aparatos para que nadie diera cuenta de los desaguisados tan propios de los cónclaves de Morena. Pero la grabaron y dejaron constancia que si Sheinbaum llegara a la Presidencia, sería intratable. “Donde yo llego, se me respeta”, se le escucha decir. Si tuviera la candidatura en la bolsa, no se pondría así. El juego de las corcholatas es el juego del tapado. Y el tapado es Ebrard… Las diatribas de José Pablo Robles contra Rocío Nahle son chisme de lavadero. Que la secretaria de Energía se arregló con los Yunes azules. Que si el senador Julen Rementería le debe comentar ese negocio al líder máximo del Partido Acción Nacional, Marko Cortés. Que si el que sabe la verdad sobre los contratos es el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza. Embozado, como siempre, sin dar la cara, como siempre, José Pablo Robles usa el pseudónimo de Maquivelo evidenciando que con Rocío Nahle la correlación de fuerzas y de poder, cambió. Más fácil, que se deje de chismes y la acuse con López Obrador. A menos, claro, que el presidente haya dejado de abrirle los oídos al jefe del Clan de la Succión. La zacatecana hace rato que nada con vejigas propias. Se habla en directo con Andrés Manuel. Acuerda con Andrés Manuel. Es escuchada por Andrés Manuel. Tendrá mil defectos pero su interlocución con el presidente se mantiene en el máximo nivel. Lo único que la podría descarrilar es Dos Bocas, la refinería Olmeca que debe comenzar a producir dentro de dos semanas, como ofreció López Obrador y que se duda que así ocurra. ¿Qué llevó a Robles Succión, dueño de Diario del Istmo, Imagen de Veracruz e Imagen del Golfo, su consorcio patito que ya no influye en nadie, a armar tal chismerío contra quien suponían sería su palanca para atesorar más poder? Si Nahle se amarró con los Yunes guindas, los del Estero, políticamente hizo lo que nadie había logrado, domarlos. Y ya sin enemigo de peso en el PAN, se enfila hacia la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz. No necesitó de Robles y los succionadores para sacar del camino a sus enemigos jurados. Ni lo peló. Y ya rebasado, José Pablo arma su chismerío. Ahí, entre Robles y Nahle hay punto de fricción… Valiente, osado, Gabino Gilberto García Cárdenas destapó un nido de corrupción. El sobrino incómodo conoce, como nadie, quién es quién en el entorno de Amado Cruz Malpica. Ha sabido, por años, de las andanzas de Arturo Delgadillo Medina, hoy director general de Obras Públicas en el ayuntamiento de Coatzacoalcos y antes director de Infraestructura de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) en el gobierno de Javier Duarte. O sea, Morena absorbiendo a las lacras del priismo que saquearon Veracruz. Valiente, pues, Gabino García es quien formuló la más contundente acusación contra Delgadillo, a quien señala de haberle pedido 250 mil pesos para ayudar a supuestos morenistas de las colonias que operaron en la campaña de Amado Cruz Malpica a la alcaldía. A cambio, habría obras por 5 millones de pesos. El dinero, dice Gabino García en una investigación de la Contraloría Municipal, lo entregó a Delgadillo una vez que asumió el cargo, pero los contratos nunca los vio. El dictamen de la Dirección de Quejas, Denuncias e Investigaciones de la Contraloría exonera a Delgadillo, el funcionario con quien mejor se entiende el alcalde Amado Cruz Malpica. O sea, Amado prefirió a Delgadillo y no a su sobrino Gabino García. La Contraloría pasó por alto un cúmulo de pruebas que le dan forma a la hipótesis de corrupción… Llegó el viernes y el agua del Yuribia sigue en el Yuribia. El centro de Coatzacoalcos y varias colonias continúan sin una gota de agua. Fue reparado el daño al ducto que conduce el líquido desde el manantial enclavado en el municipio de Tatahuicapan, pero el suministro no se regularizó. Se programó la suspensión del servicio desde el 9 al 14 de junio. Llegó el miércoles 14 y no hubo agua. Anunciaron que reanudarían el servicio el viernes 16 y tampoco. O sea, la carencia de agua no la provoca el deterioro del ducto que transporta el líquido desde la presa Yuribia. Ya fue reparado pero la escasez continúa. En el centro de Coatzacoalcos el problema persiste desde hace meses. Los usuarios remedian la escasez adquiriendo pipas de agua con empresas particulares. La Comisión Municipal de Agua y Saneamiento ofrece atenuar la carencia mediante pipas, pero no tiene capacidad para hacerlo. Eso sí, la directora de CMAS, Hildeliza Díaz Calafell, goza de un salario de 50 mil pesos mensuales, tiene una élite de zánganos que no dan resultado, y se dispensan contratos para auditar las condiciones de los medidores de agua, como si CMAS cobrara de acuerdo al consumo que registren esos aparatos Aplica una cuota fija. Es un fraude descomunal. Hildeliza Díaz cobra por un servicio que CMAS no le otorga a los usuarios. Es un robo marca 4T. La sociedad no debe pagar un centavo por un servicio que no le dan…
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