Recientemente se dio a conocer un video, grabado por una cámara de seguridad, en donde los militares sacan a unos civiles de una camioneta, los desarman, los patean y los ponen contra un muro. Todos fallecen excepto uno que murió en el hospital. Posteriormente el presidente describió los asesinatos como una aparente ejecución, por parte de los miembros de las fuerzas armadas.
Vale la pena mencionar que han existido varios hechos similares en donde los ejecutores son miembros de las fuerzas armadas o de la Guardia Nacional.
Actualmente se está publicando en forma constante un video en la televisión, en donde los militares, señalan primero: “Confía en mí. Hoy como siempre estamos contigo. Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.”
Indudablemente que, se tiene que contrarrestar la mala imagen y fama que dejan los videos que exhiben el sanguinario y psicópata proceder de las fuerzas armadas de nuestro país y por tal motivo, sale a la luz esa propaganda pretendiendo acreditar como positivo el trabajo de la defensa nacional.
Por lo regular, toda propaganda es utilizada con fines políticos, religiosos, sociales, militares, etc., por el que en ella, se da a conocer un mensaje persuasivo y, se considera que, ante la mala fama que se tenga, con los videos en los que se difunde, el actuar fuera de razón de los grupos de poder, debe buscarse de inmediato algo que contrarreste y difunda algo positivo, aunque no sea cierto, pero se recurre a la tecnología y a todo lo necesario, haciendo uso principalmente de la hipérbole, para transmitir ideas, hechos, etc., buscando que sean lo más sensacionales posibles, para causar impacto y se acepte lo difundido en la propaganda para ello costeada.
Evidentemente, con tal propaganda de la SEDENA y del Gobierno Federal, no se busca transmitir la verdad, sino convencer o inducir al público respecto de lo que se supone se hace en favor de la población en general.
De la misma manera, los regímenes totalitarios o fascistas, como el nazismo alemán o el comunismo soviético, gastaron fortunas en propaganda, para mantener favorable la opinión pública de sus arbitrariedades.
Desgraciadamente, la gran mayoría de la propaganda se acepta sin razonarla, a tal grado de que, sigue habiendo personas que, no obstante, se ha comprobado que el presidente dice un 80% de mentiras en sus mañaneras, le siguen creyendo.
Se ha manifestado que, una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Reflexiones que, en el caso del político que solo promete y constatamos que no cumple, todo lo que pueda difundirse de bueno de él, es aceptado por muchos.
Un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, refiere que, la clave está en cómo el cerebro de los mentirosos se va adaptando progresivamente al engaño, de tal manera que, para los investigadores, el impacto de la deshonestidad a nivel neuronal es de tal magnitud que incluso puede hablarse de un “mecanismo neural” que soporta la mentira, o en otras palabras: un principio biológico de adaptación que contribuye al fenómeno, llamado adaptación emocional.
Un micrófono con amplia difusión, transmitiendo desde palacio nacional, contestando preguntas de “paleros”, mediante otros datos, excusándose siempre y culpando a los anteriores, además de insultar, difamar y agredir, que puede equipararse a los regímenes totalitarios o fascistas que, para obtener una buena opinión del pueblo, gastaron fortunas en propagandas; son sectas políticas que prometen paraísos, y sus mascotas admiten como verdad todo lo que les induce, aunque con el tiempo, se pueda comprobar su negatividad y que, el beneficio ofrecido fue solo para sus líderes, mientras que el pueblo quedó peor, sumido en la pobreza e ignorancia.