Para 2024, la oposición, a remar contra la corriente

El único medio que, una vez concluida la jornada electoral, según la proyección de su encuesta de salida dio por hecho que había ganado la elección Delfina Gómez, candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México, fue El Financiero. Le otorgó hasta 18 puntos de ventaja.

 

Dos horas y media después, Carlos Loret de Mola, siempre bien informado, dio también por hecho su triunfo.

 

Por su parte, el Instituto Electoral del Estado de México emitió un comunicado recordando que los cómputos distritales se realizarán en forma ininterrumpida el próximo miércoles e hizo un llamado a esperar los resultados oficiales.

 

En Coahuila se confirmó el triunfo del candidato del PRI-PAN-PRD Manolo Jiménez. Anoche mismo, Armando Guadiana, de Morena, reconoció que los resultados no le favorecían.

 

Una hora después del cierre de casillas, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez salió a proclamar el triunfo de Delfina. Según dijo, la candidata de su partido habría ganado por una diferencia de dos dígitos y el triunfo era “irreversible”.

 

Ese era el panorama cuando cerré la columna anoche, aunque continuaba el conteo.

 

Es posible que ahora la oposición impugne los resultados ante los tribunales. Pruebas de violaciones a la ley electoral las tiene en muy buena cantidad, pero la contundencia de los números hará difícil que se reviertan.

 

No se ve un líder que encabece la oposición en Veracruz para 2024

 

A partir de hoy empieza a correr el tiempo para las elecciones de junio de 2024, cuando se renovará la gubernatura del estado.

 

La oposición tiene que acelerar el paso y definir quién será su candidato, aunque parece que no les corre prisa. Una cosa que les debiera preocupar es que aspirantes los tienen, pero carecen de un líder.

 

No se sabe que tengan un calendario ni una ruta crítica, menos una propuesta interesante y articulada para tratar de atraer al electorado. Los únicos que andan en campaña y recorren el estado son Pepe y Héctor Yunes, del PRI, y Julen Rementería, del PAN, pero nada más.

 

Otros mencionados son los Yunes Márquez, Miguel Ángel y Fernando, pero ya se vio cómo el gobierno federal los empezó a apretar con la denuncia de la Auditoría Superior de la Federación contra el jefe del clan, Miguel Ángel Yunes Linares, ante la FGR, por el caso del Sistema Estatal de Videovigilancia.

 

La presidencia de la república pasa por Veracruz, por su cuarto padrón electoral más grande del país, por lo que el presidente López Obrador tratará de repetir la elección de Estado como la que acaba de ocurrir en el Estado de México. Va a apretar con todo.

 

Por eso, eso creo, nada nos deberá sorprender que empiece la persecución contra todo aquel que represente una seria competencia o un obstáculo para el triunfo de su partido.

 

Lo único que se sabe de la oposición, pero sin que nadie lo confirme, es que pretenden escoger al candidato por medio de una encuesta, pero tal vez la están pensando para la elección de 2030.

 

Si no acuerdan pronto la candidatura, habrá que dar por descontado que la competencia se reducirá solo a los aspirantes de Morena.

 

La oposición, pues, tiene que empezar a remar contra la corriente, si es que se decide a hacerlo.

 

24 mil jóvenes, sin cupo en la UV

 

Cada que me entero que algún joven –hombre o mujer– familiar de algún prominente funcionario o legislador (es un decir) de Morena estudia en la Universidad Anáhuac en Xalapa no dejo de sorprenderme.

 

No es que los muchachos no tengan derecho o sean responsables de la privilegiada situación que viven (se conducen además en autos de lujo), sino que sus progenitores o sus abuelos se conducen con una gran hipocresía proclamando, siguiendo a su amado líder, que primero los pobres y criticando a los “fifís” y “aspiracionistas”.

 

Ir a esa universidad es un privilegio para muy pocos. La mensualidad promedio que se paga –el costo es según la carrera de la que se trate– es de 13 mil pesos mensuales, más del doble del salario mínimo mensual que gana un trabajador (172.87 pesos diarios, 5,190 al mes), por lo que le es prohibitivo pensar en que su hijo se va a codear con los de la “familia Anáhuac”.

 

(Alguna vez fui testigo de cómo un joven invitó a otros a su residencia, todos “Anáhuac”, y cuando su madre los vio no les preguntó ni les interesó otra cosa más que saber si todos eran “Anáhuac”, y cuando le respondieron que sí, ella no cabía en su orgullo al saber que su vástago se regodeaba con “lo mejor” de la sociedad xalapeña.)

 

De la exclusividad de esa escuela habla el hecho también (igual lo supe por un testimonio directo) de que en ocasiones para titularse proponen a alumnos hacer una residencia en un país de Europa en alguna universidad de la misma tendencia religiosa, esto es, a cambio de un titipuchal de euros.

 

Pues ahí estudian los hijos o nietos que proclaman y (según ellos) desean para México un país como Cuba, de régimen socialista, o que son promarxistas, o procomunistas, o promaoistas, que se llenan la boca al criticar a los “conservadores” y a los “neoliberales”.

 

Cómo olvidar que Andrés Manuel López Obrador criticó, en octubre de 2021, en tres conferencias consecutivas, a la UNAM, diciendo que la universidad se “derechizó” y que las facultades se llenaron de “conservadores”.

 

Pero, vuelvo al inicio, los morenistas que proclaman la austeridad republicana y la pobreza franciscana aplican el dicho aquel de “hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre”. ¿Acaso mandan a sus hijos, a sus nietos, a las universidades “Benito Juárez”, que creó AMLO y de las que poco se sabe que hayan dado resultado o estén funcionando con éxito? ¡Pura madre!

 

(Uso esta última expresión que está contenida ya en el Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos, de la Academia Mexicana de la Lengua, edición de septiembre pasado, un bello cuánto sabroso ejemplar que debiera haber en todo hogar: ¡Pura madre! Malsonante = se usa para negar enfáticamente: “—¿Te dieron el aumento? –¡Pura madre!”)

 

Expreso todo lo anterior porque una vez más, como sucede año con año, desde hace mucho tiempo, miles de jóvenes, 24 mil, no podrán ingresar a estudiar, como es su sueño, a la Universidad Veracruzana, la mejor universidad pública del sureste del país. Se informó que sábado y domingo pasados presentaron su examen de admisión 41,997 aspirantes, pero solo hay cupo para 18 mil 074.

 

En los cuatro años y medio del gobierno actual –tanto el de López Obrador como el de Cuitláhuac García–, no han logrado, ni lo van a lograr, disminuir el problema, lo que habla de un fracaso en la política educativa con respecto a las universidades públicas, al menos a la Universidad Veracruzana.

 

Incluso, en el caso del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, cabe recordar que en el presupuesto de este año recortó a la casa de estudios 2,725 millones de pesos, pues en lugar de darle 8,569 que le correspondían, de acuerdo a la Constitución Política local, le otorgó solo 5,844 millones y solo le dio un “subsidio extraordinario” de 250 millones de pesos.

 

De los 24 mil estudiantes que no tendrán cupo, algunos, con el esfuerzo de sus familiares, podrán ir a una universidad privada, pero la mayoría cancelará, al menos por el momento, su futuro profesional, no obstante, el gobierno de Morena que se presume humanista.

 

 

 

 

 

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