Pepe/Rocío, ofertas diferentes

Dos escenarios, dos opciones, un camino.

Veracruz, en la línea de arranque, está por decidir su futuro en esa riesgosa disyuntiva de seguir transitando por los senderos morenos o ir por la alternancia con un gobierno ciudadano.

En la impronta se entiende que no hay mucho por donde decidir.

A la vista está el camino de Zacatecas con la abanderada Rocío Nahle, mientras en el otro apuntala Pepe Yunes, un político serio, honesto y con la firme decisión de llevar a Veracruz por el anchuroso camino de la paz social, la honestidad y el progreso.

Pareciera abismal la conveniencia ciudadana de no aceptar más a Morena luego de observar la desgracia llamada Cuitláhuac García, pero no lo es tanto.

Y es que el Peje bajo ninguna circunstancia estaría dispuesto a ceder un centímetro el botín de poder que ha construido.

Sus empeños por tanto, estarán encaminados a consolidar la alianza de sus tribus jarochas, bien maiceadas, en alterar a como de lugar la voluntad ciudadana con marrullerías a pie de urna; desviar recursos millonarios para la compra del voto y fomentar el abstencionismo para evitar que la ciudadanía se manifieste.

Por lo pronto en el solar veracruzano los morenos ya tienen listas sus armas letales: la intimidación, amenazas a la ciudadanía con retirarle los apoyos económicos a la tercera edad y programas sociales, así como el auxilio del crimen organizado y la Guardia Nacional.

La consumación del continuismo la habrá de brindar el manipuleo y manejo de números y algoritmos en el organismo electoral, OPLE, para gestar lo que ya desde ahora se considera una elección de Estado.

Rocío Nahle, oriunda de Zacatecas es hasta el momento su mejor propuesta.

Que no puede por lo de Dos Bocas; que si está limitada por su fama pública de corrupta; que ni los de su partido -Morena- la quieren; que si Gutierritos va antes no importa, importa el dedo del señor, su voluntarismo tan característico.

Así como impuso a Cuitláhuac García, un improvisado que lo mejor que sabía hacer es payasadas en los mítines políticos; así como se empeñó en ungir a “Juanito” como jefe delegacional en Iztapalapa, y en igual sentido a Layda y a López Gatell y al de Migración y a su chofer con negocios millonarios, y al apestoso del Fondo de Cultura que se las mete doblada, y a los diputades ¿por qué no habría de imponer a la zacatecana?

El problema no es que López Obrador se vaya, sino a quien pretende dejarnos en Veracruz cual herencia maldita hasta el 2030.

Afortunadamente para todo mal siempre hay un contraveneno. En nuestro caso el bálsamo de sanación es el voto.

Ante el hartazgo está el camino de la alternancia.

Habrá que estar muy alerta para el primer domingo de junio del 2024 para salir a votar por la opción que más nos convenga.

En el marco de la peor crisis que vive Veracruz lo más importante a considerar al decidir por quién votar.

Consideremos ¿Qué tanto nos han beneficiado las 120 mil mentiras de López Obrador o de qué tanto han servido las brutales decisiones de Cuitláhuac? ¿Qué tanto avanzamos en materia de salud -sin medicinas-? Y ¿Qué tan seguros estamos con el liderazgo del Cartel de Sinaloa y seis mas alrededor, que han sembrado el terrorismo en los 212 municipios?

Pensemos y decidamos.

¿Qué tan bueno fue no regresar el dinero a la federación o si estuvo excelente que el grupito del gobernador haya salido de pobre a nuestras costillas?

Con el continuismo de Morena en Veracruz, si acaso gana, muy seguramente se olvidarán dónde quedaron los 12 mil millones por subejercicios y operaciones de dinero sin dinero.

Por ello, vale la pena reflexionar sobre el valor de nuestro voto, así como en la conveniencia de gestar, como lo hizo José María Aznar en España, una Revolución Silenciosa, vía el sufragio.

Cambiemos el modelo político y económico para atajar el avance del autoritarismo y las ocurrencias; demos paso al crecimiento del sector privado y regresemos a la economía de mercado alejada de la estridencia obradorista; no permitamos más las alianzas criminales y respetemos la libertad de expresión que tantas vidas ha costado.

Regresemos al estado de derecho, a la gobernabilidad, a la seguridad pública y no permitamos nunca más que la retahíla de pendejos, con 90% de lealtad… y dinero mal habido y 10% de conocimiento, nos gobiernen.

Las urnas tienen la palabra.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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