“Se necesita un espíritu fuerte para conservar la moderación cuando todo fracasa.” – Lucio Anneo Séneca.
“Éramos pocos y parió la abuela” es la sentencia que el refrán popular le aplica a la crisis que enfrenta el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado de Veracruz.
El otrora poderoso partido tricolor se desmorona en pleitos intestinos resultado de la culminación estatutaria de la dirigencia estatal que encabeza el diputado local Marlon Eduardo Ramírez Marín, quien debió entregar la estafeta el pasado 14 de mayo.
Ahora diversos actores políticos de ese instituto político quienes han conformado una especie de “TUCOMA” –Todos Unidos contra Marlón- reclaman y demandan que la dirigencia nacional que encabeza Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas nombre a un presidente interino que convoque a elecciones de manera inmediata.
Pero se les olvida a estos priistas recalcitrantes que el mismo Alito Moreno ocupa de manera espuria la dirigencia de su partido, ante la conclusión de su mandato, y la convocatoria maiceada que hiciera al Consejo Político Nacional para prolongar su dirigencia de manera ilegal hasta el año 2024. https://elpais.com/mexico/2023-05-09/el-pri-extiende-el-mandato-de-alito-moreno-hasta-despues-de-las-elecciones-de-2024.html
De esa manera, lo ocurrido en el PRI Veracruz es una simple prolongación de la acción emprendida por el mismo líder nacional.
Pero en la realidad ¿qué está haciendo la militancia priista para verdaderamente encauzar su lucha y volver por sus fueros a recuperar el poder?, la realidad es que nada.
Mientras continúan empleando la corriente del caudillaje buscando en ciertos líderes que ya han sido todo en su partido los saque y conduzca nuevamente a la victoria electoral, desdeñan la posibilidad de abrirse total y necesariamente a la sociedad civil.
¿Qué hace que los priistas no quieran abrirse a la ciudadanía? El temor de perder el control –nomenclatura- del mismo partido y de la entrega y repartición de futuras posiciones políticas, esa es la realidad.
Así mientras militantes como Alfredo Ferrari Saavedra, Américo Zúñiga Martínez, Raúl Díaz Diez entre un centenar más reclaman apego estatutario a los dirigentes de su partido, desdeñan la posibilidad de trabajar a ras de piso en las colonias y en los seccionales para primero reencontrarse con su militancia y dos, identificar a quienes pudieran sumarse y prepararse para sumarlos a nuevos liderazgos, nada ocurrirá.
Hoy la pelea priista se circunscribe a los despojos de un saqueado botín que parecieran representar las prerrogativas, mismas que hasta hoy, su actual dirigencia emplea de manera discrecional, sin presentar mayor información sobre su manejo y del que se asegura han empleado de manera poco ortodoxa.
Por lo pronto, vamos a seguir expectantes sobre el proceder del PRI de cara al proceso electoral del 2024, porque los pocos que aún siguen aferrados a sus siglas temen quedarse nuevamente fuera del presupuesto.
A todo esto, sería bueno conocer ¿qué piensan al respecto José Francisco Yunes Zorrilla, o Héctor Yunes Landa? quienes no quitan el dedo del renglón por ser quienes encabecen -si las condiciones se dan- a la posible oposición en la entidad, si es que en una de esas su líder nacional Alito Moreno les juega una más de sus habituales chaqueteadas y anuncia su coalición o alianza a Morena.
Porque si algo tiene el priista es que no sabe vivir sin las canonjías del poder.
Al tiempo.
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