La pregunta de quién seguirá después de Andrés Manuel López Obrador comienza a circular en todos lados, es la duda más grande para la oposición y la incógnita entre los ciudadanos para saber quién será la persona que hará campaña al frente de Morena, pues sin importar a quién se elija es casi un hecho que ahí reside el triunfo para el 2024.
Durante este periodo vemos todo tipo de estrategias de los partidos políticos, las cuales buscan definir la ideología de sus posibles votantes, ya sea mediante descalificativos del poder en turno, los ataques a los partidos de oposición, la frustración de no encontrar un contendiente que pueda despuntar en encuestas ni siquiera uniendo esfuerzos en coalición.
2024 pinta para ser un año donde recordemos décadas anteriores donde el poder se concentraba en un solo punto, la diferencia en esta ocasión estriba en que es verdaderamente la popularidad de un dirigente la que ha posibilitado tal posicionamiento. Morena tiene casi asegurado el triunfo y se lo debe a Andrés Manuel López Obrador. ¿Quién será la persona sucesora? ¿Podrá conservar tal nivel de popularidad? Es probable que a esta última pregunta le corresponda una respuesta negativa, de ahí la importancia de elegir a alguien con carisma que pueda conectar con la población.
Los descalificativos de la oposición, la revelación de notas que en otros periodos hubieran sido verdaderos escándalos, hoy son irrelevantes porque se perciben como ataques llenos de envidia y rencor que terminan debilitando más a los contrincantes. Sin embargo, es necesario un contrapeso al poder actual, pues de no tenerlo la popularidad y el respaldo de inmediato pueden presentar tintes de autoritarismo como el que se vio recientemente con las reformas en fast track.
Por otra parte, los partidos que buscan perfilarse al 2024 en coalición para por lo menos poder mostrar presencia en las próximas elecciones, requieren de nuevas estrategias, mayor cercanía con la ciudadanía, empatía y escucha atenta que verdaderamente puedan conectar con los deseos de un pueblo que durante años ha sido olvidado. Ahí estriba el éxito del gobierno en turno, entender a una mayoría que durante décadas no tuvo opinión y sólo fue utilizado al antojo del poder.
Durante años millones de mexicanas y mexicanos fueron engañados, sin figurar en la toma de decisiones claves para su futuro, se favoreció a grandes empresarios y amistades en turno. En la actualidad hay quien busca visibilizar que las circunstancias para algunos funcionarios prevalecen igual, sin embargo, es innegable que la voz de más personas se ha hecho notar, que ya sea por conexión real o por estrategia, hay un vínculo profundo entre la mayoría de ciudadanos y su dirigente.
El vínculo emocional que ha logrado AMLO con los mexicanos es el resultado de la muestra de empatía con el hartazgo de siempre lo mismo, algunos habrán roto el ideario y las expectativas respecto al dirigente, pero como en otros ejemplos de la historia, actualmente siguen siendo más las personas favorecidas con nuevos estímulos, la ilusión de crecimiento para muchos prevalece y dentro de panoramas adversos para el mundo, México ha salido menos afectado de lo que podríamos imaginar. 2024 es un éxito seguro para Morena, de las decisiones por venir dependerá que este éxito y popularidad prevalezca.