El mayo del 2023, será diferente en mi vida

Ha llegado el quinto mes del año. Mayo, el mes de varias celebraciones en el calendario cívico y religioso. En el presente año, el 1º de mayo se conmemoraron el 137 aniversario del Día del Trabajo,  la milenaria celebración de la Santa Cruz, el 161 aniversario de la Batalla de Puebla de 1862. EL 57 aniversario de mi nacimiento, junto con hermana Herlinda María del Rosario, como  también el 102 aniversario del natalicio del embajador de México, Francisco Cuevas Cansino, (1921-2028), y 131 aniversario de Carolino Anaya Ramirez,  nacido también un 7 de mayo de 1892, sin tampoco olvidar el 82 aniversario del tío José Lendechy López (1941-1992) Los 270 años del natalicio de Miguel Hidalgo y Costilla, (1753-1811), nacido el 8 de mayo. El 101 aniversario que en México celebramos el Día de las Madres, desde 1922. El 75 aniversario de la creación del Estado de Israel. El Día del Maestro. Etc.

La memoria, es sin duda alguna la gran diferencia que hay entre los seres humanos  y los animales. Como historiador a lo largo de todos estos años de ejercicio, he visto cómo los seres humanos tienen diferentes tipos de memorias. Ese ejercicio de recordar acontecimientos del pasado. Son los más diversos tipos de memorias de mediano, corto y largo plazo. Los ancianos mayores tienen una excelente memoria a largo plazo, su memoria a corto plazo es muy complicada. Pueden recordar acontecimientos de 60 años, lo recrean con una fidelidad. No pueden recordar lo realizado el día anterior. En todos estos últimos 20 días de mi vida, ha sido recordar la vida de mi madre.

El pasado lunes 17 de abril de 2023, cambió la vida para mi familia, con el fallecimiento de nuestra madre Rosa Ríos García, (1941-2023). Su muerte ha impactado,  para mi padre, a mis hermanos, los nietos, sobrinos. Y el resto de la familia, amistades. En cada pésame personal, telefónico, o en redes sociales, la recordanmo  por su vida de lucha de mi madre. Hoy gracias como en los últimos 150 años, donde la imagen quedan grabada en unas fotografías, algunas en blanco y negro, y los últimos años a color. Y también hay que recordar las grabaciones de videos, donde quedan registrados las voces y los movimientos. Es muy impactante la memoria del corazón, ahí en la intimidad del ser.

También en estos días, han venido a mi memoria algunas lecturas realizadas a lo largo de mi vida, como la muerte de Iván Ilich, escrita por Lev Nikoláievich Tolstoi, (1828-1910). La madre del escritor soviético, Máximo Gorki (1868-1936). En 2014, fui testigo de cómo se escribió en la ciudad de  Xalapa, la novela Los ojos de mi madre, por el psicologo y escritor uruguayo, Héctor D’ Alessandro Sala, (1963). Sin olvidar el poema de Salvador Díaz Mirón, (1853-1928), con su poema  mamá soy Paquito. Donde se centran en la muerte de alguno de los padres. Estos 57 años de mi vida al lado de mi madre Rosa, ha sido una novela escrita en carne propia, con sus capítulos anuales. Con extraordinarios capítulos de amor sin olvidar también aquellos de dolor, los menos.

El presente siete de mayo, Rosario y yo, llegamos a los 57 años, gracias a Dios, por todas las bendiciones día tras día, desde 1966. Serán totalmente diferente, y de ahí en adelante, ya no tendré, mi comida de cumpleaños, en la intimidad de la familia. Nunca faltó la conmemoración, con su comida, todos los años el mole, arroz, pollo, pastel, gelatina, cada  año, su guisado era superado. Su excelente sazón que siempre le ha caracterizado desde su juventud. Sin olvidar el canto de las mañanitas, el regalo correspondiente. Sería muy largo mencionar cada uno de sus platillos, las albóndigas, su exquisito asado blanco. Los mariscos, sus tortas de gasparitos. También la celebración continuaba el 24 de octubre, en el onomástico de San Rafael.  Y los Reyes nunca nos faltaron.

En marzo, de 1985 cuando San Juan Pablo II, (1920-2025), convocó a la primera jornada mundial de la juventud, en aquellos con 18 años edad, fue que hacer todo un recorrido hasta llegar  a la misma oficina del Secretario General de la Defensa Nacional para solicitar la autorización para salir del país, y luego vinieron las demás jornadas en diferentes parte del mundo, y ahí siempre tuve su apoyo, hasta la última que encabezó San Juan Pablo II, en el verano de 2002, celebrada en Toronto, Canadá. El irme estudiar el doctorado a Madrid, donde también estuvo presente con depositando  de la beca de la Universidad Veracruzana; un día me llegó un paquete de correo, era el ejemplar del Diario de Xalapa del 15 de julio de 1999, donde daban cuenta del fallecimiento de don Rubén Pabello Acosta, (1910-1999). Cada fin de semana la llamada telefonica a la casa materna, para estar al corriente de la vida familiar, y ellos estar pendientes de mis actividades estudiantiles en Madrid o Santa María de la Rábida, Palos de la Frontera, donde cursé la maestría.

También será un mayo diferente, mi madre amaba los mangos manila, su aroma; se los comía con una gran felicidad, verla comerse esos ricos mangos . Hoy sólo nos quedan esas imagenes.

También será un diez de mayo, totalmente diferente. El último de hace un año, una celebración muy íntima. Fue la huerta del hogar; la partida del pastel, las mañanitas, y el resto de la tarde llegaban los otros pasteles. Este diez de mayo, a 23 días de su fallecimiento, nos iremos a dejar sus flores a su tumba que resguardan sus restos. Sin olvidar nuestras oraciones diarias por su eterno descanso. Como también será diferente el próximo 15 de junio, fecha de su nacimiento. Estamos seguros toda la familia que tenemos una gran intercesora en la vida eterna.

Este mayo hemos sido cobigados, Veronica, Jimena, Sebastian, Poala, Ana Rosa, Jonatah, Maria Luisa, Agustin, Indra, Pablo Armando, Maximiliano, Yajaira, Daniela, Braulio,  etermanamente gracias

 

 

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