Este jueves a mediodía, una niña de 13 años que iba a bordo de su bicicleta fue asesinada a puñaladas a unas cuadras del Palacio Municipal de Tecolutla. Sobre el crimen existen dos versiones: una señala que dos sujetos a bordo de una motocicleta le dieron alcance y la apuñalaron hasta quitarle la vida. La otra indica que un tipo que caminaba por la banqueta la atacó hasta matarla.
¿Qué dijeron las autoridades? Absolutamente nada, por lo que será hasta hoy cuando el gobernador Cuitláhuac García, habilitado como Fiscal y vocero de la Fiscalía, diga lo que ha dicho siempre: que no habrá impunidad y se dará con los responsables. Por respeto a la memoria de la pequeña, ojalá no hable de más y salga con que la niña andaba en malos pasos.
Basta asomarnos a los portales de noticias o a los medios impresos; basta con escuchar la radio, ver la televisión o las redes sociales para darnos cuenta que Veracruz no es como lo pinta el gobierno estatal. Siempre veremos o escucharemos sobre el asesinato del día, o el secuestrado, o el desaparecido, o el feminicidio, o el desmembrado o el asalto con violencia.
Hace unas semanas Cuitláhuac dijo feliz que la incidencia delictiva había bajado en febrero “y ahí están las pruebas”. Y en efecto, el segundo mes del año “solo” registró 48 homicidios dolosos, cuatro feminicidios y tres secuestros.
Pero marzo fue un mes fatal ya que se cometieron 65 homicidios dolosos. Y de horror para las veracruzanas al registrarse 13 feminicidios.
Si en febrero hubo 6 mil 461 delitos, en marzo se contabilizaron 8 mil 179.
Y Cuitláhuac ya no dijo nada; ya no festinó que los crímenes han bajado y la entidad es una de las más seguras del país, porque ahí están las pruebas con su cruda letalidad.
Dicho sea sin apasionamientos lector, Veracruz es un desastre. Continúa el desabasto de medicamentos, el desempleo está bárbaro, decenas de empresas se han ido y otras no quieren venir porque no les ofrecen garantías.
Cuando Cuitláhuac llegó a la gubernatura había 2 millones 700 mil veracruzanos en la pobreza. Actualmente y según cifras del Coneval existen 5 millones 076 mil 908, lo que representa el 60.8 por ciento de la población total y lo ubica como el segundo lugar nacional entre los estados de mayor pobreza.
Veracruz es el estado con más funcionarios públicos señalados de acosadores y violadores sexuales y uno de estos últimos puede ser el próximo gobernador. Es uno de los estados con mayor impunidad y corrupción. Es de los estados donde más se agrede a las mujeres y menos se protege a los menores. Es un estado que tiene en el abandono a los desaparecidos y a sus familiares.
Veracruz es la entidad con más “aviadores” en las dependencias públicas y con una de las Fiscalías más incapaces del país. Veracruz padece de una preocupante tasa de deserción escolar y de un neurálgico problema de alcoholismo y drogadicción entre sus jóvenes.
Y todo esto ha sido provocado en gran medida por uno de los gobernadores más ineficaces y obtusos de la historia reciente.
Ah, pero eso sí; tenemos uno de los slogans más bonitos: Veracruz me llena de orgullo.
En lo personal lector, a mi Veracruz sí me llena de orgullo y estoy seguro que a ti también. Aunque no creo que nadie en su sano juicio sienta orgullo por la manera en que el gobernador y su séquito de rufianes lo están destrozando con saña inaudita.
Por lo que reitero mi pregunta de hace unas semanas ¿esto querían para Veracruz el millón 600 mil paisanos que sufragaron en 2018 por quienes les prometieron casi el paraíso?