“Donde hay poca justicia es grave tener razón.” – Francisco de Quevedo.
Sin temor a equivocarnos uno de los principales problemas que enfrenta Veracruz como entidad, es la de padecer la falta de una justicia pronta y expedita.
Sumidos en una inseguridad que el Estado no ha sabido atender por evidenciar presuntos pactos con la misma delincuencia, los ciudadanos padecen de los horrores de enfrentar cualquier asunto ante dichas instancias jurisdiccionales.
La entidad se caracterizó en antaño por tener extraordinarios integrantes (mujeres y hombres) del Poder Judicial, magníficos profesionales del derecho que atendían con apego a la Constitución las sentencias y resoluciones que al caso correspondía.
Lamentablemente se ha perdido la profesionalización del Poder Judicial, hoy por hoy, cualquier persona ocupa un cargo dentro de este poder –evidenciándose en sentencias redactadas con las patas, sin el menor criterio jurídico, con amplias faltas de ortografía, sin conocimiento de la correcta redacción jurídica del caso, ni siquiera del uso correcto del español, al desconocer la más elemental de las conjugaciones verbales- , dejando de lado, la imparcialidad que antes se daba con estricto apego al derecho.
Llegar hacer carrera en el poder judicial era asunto de renombre y de prestigio, pero hoy, la justicia, trastocada se divide entre honrados y corruptos, de lado quedó, el reservarse públicamente sus preferencias políticas, los magistrados acuden a eventos públicos de Morena sin el menor pudor, dejando a un lado la imagen de incorruptibilidad y de imparcialidad que el mismo cargo les detenta.
El Poder Judicial dejó de ser un Poder Autónomo para convertirse en una Dirección del Gobierno Estatal, al servicio de los poderes más gruesos y oscuros de Palacio de Gobierno.
El caso de la detención del Juez Florencio “N”, acusado del presunto delito de cohecho (corrupción) habla de esa maldita costumbre en donde para que exista el delito, uno corrompe y el otro se presta a corromper.
Sin hacer leña del árbol caído, la realidad es que al menos en Veracruz este sería el tercer caso de jueces vinculados a presuntos delitos, lo que nos invita a cuestionarnos ¿cuántos casos más existirán en la entidad?
En entrevista con el prestigioso penalista Tomás Mundo Arriasa, este reportero se cuestiona está encrucijada, pues es evidente que, en una entidad con más de 8 millones de veracruzanos, muchísimos casos más como esté deberán de existir.
Pero más grave aún será, enterarnos, porque es de todos conocido, que la justicia se imparta por consigna, como ocurre en Veracruz, consigna que ha permitido al actual régimen de la Cuarta Transformación encerrar en la cárcel a cuanto opositor se le enfrenta.
Casos muchos, el más claro el de Rogelio Franco Castán, quien por callar un problema de orden familiar y personal dejó crecer la supuesta versión de que golpeaba o agredía a su cónyuge, cuando su círculo más cercano sabía y estaba enterado de todo lo contrario y más aún sabían y conocían de las acciones de chantaje que la ahora presunta víctima ideaba para extorsionar al ex funcionario hoy preso para conseguir cualquier tipo de capricho de orden económico.
Y es que eso precisamente es lo que explotó por consigna la autoridad estatal, quien ha ordenado a todos los jueces inmiscuidos inventar, crear y construir cuanto delito le pudieran consignar en ese afán revanchista políticamente hablando, para después vender la versión de que ellos están de lado de las víctimas.
Porque las presuntas imágenes o fotografías presentadas por la ex cónyuge como supuesta evidencia de la agresión coinciden con las fechas en que se practicó diversos tratamientos y cirugías estéticas que sirvieron de fundamento para uno de esos tantos actos de chantaje que hoy lo mantienen en prisión.
Más aún ¿cómo es posible que el juez instructor y sobre todo la defensa no solicitará el metadato de las imágenes?, ¿cómo es posible que esa prueba pericial para hacer coincidir las fechas de los tratamientos estéticos con las imágenes, no fuera solicitada?, pudiendo descartar la principal arma con la que hoy el Gobierno del Estado sostiene sus ataques contra el ex funcionario.
Ahí tan solo una prueba de que la justicia en Veracruz, al menos en este caso, es y sigue siendo por consigna, una consigna que tiene ejecutantes directos, que siguen operando desde la Secretaría de Gobierno y de la misma Fiscalía General del Estado.
Las dos principales áreas de la administración estatal que más daño le han causado al Gobernador Cuitláhuac García Jiménez y que tarde que temprano le costarán severas sanciones.
Al tiempo.
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