Ignoro si el caso de Yuli Raquel, la joven acusada de asesinar a la rectora de la Universidad Valladolid, Guadalupe García y condenada a 60 años de prisión, lo esté viendo al Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero sí lo están llevando las Comisiones Nacional y Estatal de Derechos Humanos, que acreditaron que el día del asesinato, Yuli se encontraba a más de 300 kilómetros de distancia del lugar de los hechos, que jamás había pisado tierras veracruzanas y que fue violada y torturada para arrancarle una falsa confesión con lo que se violaron sus derechos humanos.
Otro tanto sucedió con la recomendación de la CNDH sobre la detención del secretario técnico del senado, José Manuel del Río Virgen, a quien la fiscalía acusó de autoría intelectual en el asesinato del candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cazones, René Tovar. Del Río Virgen fue detenido sin que mediara ninguna orden de aprehensión por ocho personas que no solo no se identificaron, sino que le apuntaron con sus armas en presencia de su familia.
Las recomendaciones no fueron admitidas por el gobernador Cuitláhuac García ni por la fiscal estatal Verónica Hernández Giadáns que ahora bailan en una tablita.
Los dos funcionarios tendrán que presentarse en el Senado de la República para que expliquen por qué se las pasaron por el forro. Pero en el caso de Cuitláhuac, tendrá que vérselas con el senador Ricardo Monreal, su más preclaro enemigo, con quien sostuvo un duelo verbal a propósito de la detención de unos jóvenes acusados de ultrajes a la autoridad.
En aquella ocasión (noviembre del 2021), Ricardo visitó a los jóvenes en el penal de Pacho Viejo y desde ahí expresó: “Hago un llamado al Poder Judicial de Veracruz, para que resuelva este asunto en razón de justicia, pues se trata de seis jóvenes inocentes que desde septiembre están privados de su libertad. No podemos permitir que se cometa, por parte de nadie, ninguna injusticia, agravio o incluso abuso de autoridad. Ya basta. Hay que liberar a estos jóvenes”.
Engallado Cuitláhuac le reviró: “No soy el Poder Legislativo ni el Judicial; nosotros estamos del lado de las víctimas, buscamos que se aplique la justicia. Si alguien en vez de estar atento a los problemas legislativos del Senado quiere ser defensor de delincuentes pues allá él”.
El agravio fue muy duro, pero Monreal tragó sapos antes de contestarle: “Yo no defiendo delincuentes, defiendo el estado de derecho, defiendo los principios constitucionales de presunción de inocencia y debido proceso. Y defiendo a la gente del autoritarismo y de las vendettas políticas que siempre son injustas”.
Al final los jóvenes fueron puestos en libertad y esto desquició a Cuitláhuac. El 21 de diciembre fue detenido José Manuel del Río Virgen (súper amigo de años del senador) y nadie le quita a los veracruzanos de la cabeza que fue una venganza del gobernador contra el legislador federal. Y lo mismo piensa Ricardo Monreal.
Pero se volteó la tortilla.
Cansada de tantos desaires, la CNDH mandó una solicitud para que Cuitláhuac y la fiscal Hernández Giadáns comparezcan en la Cámara Alta y Ricardo Monreal la tomó al vuelo.
¿Para cuándo están emplazados? “Aún no se define el plazo. Depende de la carga de la Comisión, pero en cualquier momento se dará cumplimiento a ese procedimiento, es una comparecencia” dijo el legislador a la periodista de Notiver, Noemí Valdez. Pero agregó que no habrá protección para ninguno de los dos. Algo así como, que se rasquen con sus uñas.
Por su parte la senadora del PAN, Indira Rosales San Román, dijo a Noemí Valdez que no descarta que la bancada de Morena intente evadir la petición de la CNDH, pero “Estaremos presionando para que haya un acuerdo a la brevedad en el cual se llame a ambos servidores públicos a comparecer”.
Indira agregó que Veracruz es uno de los estados en los que de manera constante se cometen violaciones a los derechos humanos, así como desapariciones forzadas.
Ojo lector, no son sólo estas dos recomendaciones las que tanto Cuitláhuac García como Hernández Giadáns han mandado al diablo; son muchas. Por lo que es probable que sean asiduos visitantes al Senado de la República y en una de esas quién sabe. La ley estipula que tanto desacato puede terminar en la cárcel.
Por lo pronto, Ricardo Monreal se frota las manos, sabe que tendrá a su enemigo en su terreno porque el balón va derechito a su cancha.