En la mañanera de ayer el presidente López Obrador tuvo a dos invitados; el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza y la titular de la secretaría de Energía, Rocío Nahle, que no se pueden ver ni en pintura. Pero era necesaria su presencia porque como estamos a horas de un aniversario más de la Expropiación Petrolera había que hablar bien de Pemex, aunque fueran mentiras.
Y ambos cumplieron dando a conocer cifras que jamás pasarán la prueba del ácido pero que fueron el preámbulo de otra buena noticia. El presidente anunció que las gasolinas, el diésel y el gas han tenido disminuciones considerables en la 4T y puso, entre otros ejemplos, que en la actualidad el precio de la gasolina Premium ha disminuido un 5.6%, mientras que con Felipe Calderón aumentó un 5.7% y con Peña Nieto un 46%. Para darle validez a sus palabras mostró unas gráficas que a nadie convencieron.
Lo que uno no se explica es por qué si hay esas diferencias porcentuales a favor de su gobierno, la gasolina Premium que costaba 12.03 pesos el litro con Felipe Calderón y 12.13 pesos con Peña Nieto, ahora cueste (por lo menos hasta ayer) 24.19 pesos el litro.
Pero el presidente insiste en engañarnos y alguien debería decirle que ya le baje a sus mentiras, porque está gobernando un país con entes pensantes y no a una recua de tarugos.
Y tras las cifras alegres vinieron los reconocimientos. “Octavio y Rocío son dos servidores públicos de primera, me ayudan mucho, con convicciones, profesionales, trabajadores y honestos, no son ratas, no son corruptos para decirlo más suave”.
A reserva de que esto lo comprueben las autorías por venir, la que exudó felicidad fue Rocío Nahle que sonrojada por lo que escuchó, sonrió con modestia a la cámara.
Y cómo no, si el presidente le dio otro espaldarazo y la puso una vez más en la ruta de la gubernatura de Veracruz. La pregunta es ¿llegará la señora?
Híjole… la bronca es que la refinería de Dos Bocas nomás no queda y en definitiva no refinará los 170 mil barriles diarios de petróleo a partir del 1 de julio como lo ordenó el propio presidente.
¿Cuánto le falta a la refinería para que esté completamente terminada? “Entre un 33 y un 35 por ciento”, me dijo un ingeniero que trabaja en el proyecto a condición de no mencionar su nombre.
“Falta entre otras cosas resolver el problema de las inundaciones; por poco que llueva la refinería se convierte en una laguna. Además falta terminar el gasoducto, instalar las calderas y los sistemas de desfogue, trabajos que no se hacen en 90 días. Y aunque estuvieran listos, deben pasar por un proceso de prueba que lleva semanas”, me dijo el ingeniero y agregó que para que Dos Bocas refine 170 mil barriles diarios pasarán al menos un par de años. “Una refinería tiene sus tiempos, no refina por decreto”.
Quiero pensar que esto ya lo sabe Andrés Manuel y aun así irá a Dos Bocas el 1 de julio. Si así sucede, pagaré por estar cerca de Rocío Nahle para saber qué le va a decir al tabasqueño cuando se encuentre con la novedad de que no hay novedades porque la refinería sigue sin refinar.
¿Estallará su hígado y la mandará lejos? Como puede que sí, puede que no. Pero una candidata con una obra inconclusa que para colmo costó tres veces su valor original, no será una buena carta para el presidente si lo que desea para su causa es otro triunfo como el del 2018 en Veracruz.