LA FALACIA DE LOS POLÍTICOS.

Después de sufrir varias enfermedades de las vías respiratorias Don Cupertino se propuso declarar la guerra al tabaco, y así como él lo hizo al cigarro, las guerras podrían ser señaladas de muchas maneras y para muchos objetivos, podrían ser morales e ideológicas, políticas, jurídicas, económicas, y así como este personaje reaccionó en contra del tabaco que le estaba causando daño, así puede reaccionar cualquier persona cuando se trate de quien intente atentar en contra de su familia, bienes, derechos y demás.

Si existe la agresión a ciudadanos, a su patrimonio, a su tranquilidad, a su estabilidad, es procedente una declaración de guerra a quien la esté provocando con el objetivo siempre de defensa, que fue lo que hizo Felipe Calderón en contra del narcotráfico que estaba imperando en nuestra nación, pero la oposición política, todo lo tiene que ver mal y cualquier cosa que quisieran señalar como negativa lo harían, inventando falacias con tal de perjudicar al enemigo político, aunque no demuestren algo negativo, tal vez quisieran abrazos o si le preguntaran a ya saben quién hasta besos podría pedir porque son humanos. Hubo políticos que señalaron que era mejor concertar con los feos, y que así lo habían hecho algunos en su oportunidad.

El sentido común se debe anteponer tratándose de la seguridad, pues por muy religioso que el individuo sea y, aunque el evangelio nos invite, en Lucas 6:29 a no entrar en sintonía con el odio y ofrecer la otra mejilla, pero, reaccionando a lo humano, a quien golpe mi mejilla, busco respuesta o defensa inmediata antes de estar completamente sometido, máxime si de mí depende que se pueda dañar a terceros u otras personas.

Que efectivamente, los testigos singulares que, es su dicho contra el de nadie más, que le dieron millones a García Luna y le hayan creído los miembros del jurado, sin comprobar absolutamente nada, sin ninguna documental, ni otro testigo que refuerce su dicho, es algo así como creerle al palurdo que habla a lo tonto todas las mañanas y culpa siempre a sus opositores sin comprobar absolutamente nada. Pero a estos testigos en contra de García Luna, cabe mencionar, que fueron aprehendidos y extraditados mientras el mismo García Luna llevaba a cabo esos cometidos; y ahora son testigos “protegidos” de Estados Unidos, y quizás se estén desquitando de él, tal vez, con el objetivo de mantener el chisme latente y poder seguir jugando con libertad de las personas.

El presidente se empeña en que se carguen todo tipo de acusaciones en contra de García Luna, con el objetivo de que, el descomunal odio que tiene en contra de Calderón tenga alguna repercusión ante la sociedad. Pero no nada más desea invadir de falacias cualquier cosa que tenga que ver con Calderón, sino que, sabiendo que la fuerza de la falacia reside en un carácter convincente psicológicamente persuasivo, que es el engaño, la ficción, la difamación y falsedad por medio de razonamientos erróneos, usa su tribuna además de insultar, para confundir a sus ignorantes mascotas, pero de sus corruptos colaboradores que nadie le diga absolutamente nada.

Pero faltaría espacio para solicitarle al presidente probara ya no de sus sobradas falacias, sino de lo que explicara la evidente corrupción de sus camarillas de facinerosos y que explicara de Delfina Gómez, de su hijo Ramón, de sus hermanos y sus sobres llenos de dinero; de su prima, de su sobrina, de Ignacio Ovalle y su millonarísima estafa a SEGALMEX; el por qué indultó al General Cienfuegos, que supuestamente sería juzgado en nuestro país y no se la ha tocado; ¿Que hizo Morena con el dinero para los damnificados? Su felicitación al crimen organizado por haberse portado bien en las elecciones y la participación activa de todos ellos en varios estados de la república.

Lo más lamentable es que, millones de débiles mentales atienden y creen sin ninguna prueba las falacias que se difunden desde palacio nacional.

 

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