Pacto Yunes-Morena, pacto de cínicos

 Abrazos con Beatriz Gutiérrez  * Cuatro encuentros con AMLO  * Constellation Brands, Nestlé, San Juan de Ulúa  * Y a quien los exhibe, lo demandan  * Qué paliza le puso Nayeli Roldán al Peje  * Pepe Yunes golea a Nahle en su feudo  * Christopher fustiga a Amado  * Y su regidor le aprueba todo  * Dejó de ser funcionaria y ya tiene su financiera

MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO

Publicada en mussiocardenas.com

13 de marzo 2023

Abrazo y aplauso. Los Yunes y Morena. Elogio y halago. Y el pacto, vía Patricia Lobeira, sigue, así le hayan llamado “loco” y “viejo guango” a Andrés Manuel y así el obradorismo llene de vituperios a la estirpe de Miguel Ángel.

Sonríe a diente pelado Patricia Lobeira Rodríguez —Paty Yunes— y colma de palabras tersas el encuentro en San Juan de Ulúa, el Fandango de la Lectura, para terminar prometiendo el esfuerzo, la unión de los tres niveles de poder, obviando que un día López Obrador tildó de corruptos a los Yunes del Estero, definiéndolos como la “monarquía de la moronga azul” y así se les quedó.

Frente a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente, Paty Yunes no come lumbre. Se dispensan un saludo y un abrazo. Y se ponen a leer.

A la señora de López Obrador le toca declamar a dúo, con Cuitláhuac García, el gobernador —qué privilegio—, el poema “Puerto”, de la autoría de Manuel Maples Arce.

A Patricia Lobeira Rodríguez, esposa de Miguel Ángel Yunes Márquez, se le incluye en el grupo de lectura “Canto Nuevo a Moctezuma Xocoyotzin”, alusivo al emperador azteca de triste final, repudiado por su pueblo, apedreado y asesinado por hincar la rodilla ante Cortés.

Se ve cómoda Paty Yunes en el encuentro en la fortaleza del Castillo de San Juan de Ulúa. Y se muestra más obsequiosa cuando el show concluye.

“Sigamos los tres niveles de gobierno trabajando en coordinación por el bien de Veracruz”, dijo la alcaldesa cuando la prensa la abordó.

“Es importante que nosotros como autoridades fomentemos y sembremos en los niños esa semillita para que se vuelvan lectores”.

Y envía media decena de imágenes del encuentro. Patricia Lobeira con Beatriz Gutiérrez. Patricia Lobeira con Cuitláhuac García. Patricia Lobeira sentada, feliz. Patricia Lobeira recorriendo los pasillos de la vetusta fortaleza que fuera último reducto español.

Aquel 28 de febrero, el yunismo se volvió a abrazar con Morena, el movimiento del “viejo guango”, del “loco”, como le decía y repetía a cada instante Miguel Ángel Yunes Linares en sus días de gobernador de Veracruz.

Sigue habiendo miel en el campo de guerra. Y Patricia Lobeira es la viva expresión del pacto.

No inquieta al yunismo que Morena, Cuitláhuac García y su círculo más cercano le hayan tumbado el triunfo y tuviera que recuperar la alcaldía de Veracruz en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Cuando era alcaldesa electa y aún no se conocía el fallo final, acudió al taller de “Capacitación Regional para Autoridades Municipales Electas”, ofrecido por el Órgano de Fiscalización Superior y celebrado en el Congreso de Veracruz, donde acaparó los reflectores. Fue un guiño de Morena.

Ya como alcaldesa, Patricia Lobeira recibió —febrero 28 de 2022— al secretario nudista del gobierno de Veracruz, Roberto Zenyazen Escobar García, para abordar la rehabilitación de escuelas afectadas por el abandono durante la pandemia de covid 19.

El 20 de abril siguiente, Paty Yunes expresó que buscaba tener un acercamiento con el presidente de México. Le plantearía el tema de obras para Veracruz puerto.

Al quinto día —abril 25— su deseo se volvió realidad. López Obrador, Patricia Lobeira y el gobernador Cuitláhuac García encabezaron el arranque de construcción de la planta cervecera Constellation Brands, que Andrés Manuel había saboteado, maniobró para cancelarle permisos en Tijuana, Baja California, logró que se instalara en Texistepec, al sur de Veracruz, y al final se concretó en la comunidad de Vargas, perteneciente al municipio de Veracruz puerto.

Tres meses después —julio 15—, tuvo reunión con López Obrador. Le planteó la restauración del Castillo de San Juan de Ulúa. No le llamó “viejo guango”, como lo categorizó su esposo, Miguel Ángel Yunes Márquez durante la campaña de 2018.

Dos días después —julio 17—, Andrés Manuel encabezó la ceremonia de inauguración de la planta Nestlé, en Santa Rita, congregación de Veracruz.

“Celebro el que se esté inaugurando esta fábrica de Nestlé; desde los primeros días de gobierno nos entrevistamos y se tomó el acuerdo de facilitar trámites para que este proyecto se convirtiera en lo que es ahora, en una fábrica. Ayudó el gobernador y la Presidenta municipal del Puerto de Veracruz”, dijo el presidente. Y la nuera del que le llamó “loco” estaba feliz.

Y ahora el show de San Juan de Ulúa con Beatriz Gutiérrez Müller leyendo poemas.

En política, la forma es fondo. Y cada encuentro lo rubrican con imágenes cordiales, sonrisas y abrazos y manos que se estrechan. Todo sea por Veracruz. El PAN-MOR, en todo su esplendor.

Y se indignan si les imputan que el pacto Yunes-Morena existe.

Y se desquician. Y dirimen la “ofensa” en los tribunales.

Que lo diga Bingen Rementería Molina, diputado local del Partido Acción Nacional, acérrimo enemigo del yunismo azul, acusado de violencia política de género por categorizar tanta miel como el pacto de los Yunes con el movimiento obradorista.

Lo acusó la senadora Indira Rosales San Román de incurrir en violencia política de género. Pero el Tribunal Electoral de Veracruz la bateó.

Bingen no es una panacea. Si puede —y por supuesto que puede— se pliega a la línea morenista. O se alía con Joaquín “El Chapito” Guzmán Avilés, confrontándose con los Yunes azules, a los que categorizan como nuevos avecindados en el PAN de la conurbación Veracruz-Boca del Río.

Pero las damas azules son intocables. O eso creen.

Una, Patricia Lobeira, acusó a la regidora morenista Virginia Roldán Ramírez por violencia política de género.

La otra, Indira Rosales, interponiendo juicio con Bingen Rementería por catalogar tanta miel entre el yunismo azul y Morena como un pacto.

La treta es burda. Si les dicen sus verdades, hay que aplicar la mordaza. Las demócratas azules son todo, menos demócratas.

Paty Yunes vive una luna de miel con Morena. Ya olvidó que le impugnaron su triunfo, que debió pelear en los tribunales, que enfrentó una elección de Estado, que a su esposo, Miguel Ángel Yunes Márquez, le tumbaron la candidatura a alcalde y lo inhabilitaron los órganos electorales y luego los tribunales por no acreditar residencia efectiva de cinco años.

Paty Yunes ya olvidó las balandronadas de Andrés Manuel. Olvidó que los etiquetó como “la monarquía de la moronga azul”; que al suegro le activó el expediente criminal de su paso por el ISSSTE, que está denunciado en la Fiscalía General de la República por el fraude con el sistema de videovigilancia; que Indira Rosales está imputada por desvío de recursos en Sedesol estatal.

Y los de Morena igual. Cuitláhuac, Zenyazen, Andrés Manuel y Beatriz Gutiérrez Müller no recuerdan que Yunes Linares le decía “loco” al hoy presidente, y que Miguel Ángel Yunes Márquez tildaba de “viejo guango” a López Obrador.

En San Juan de Ulúa se lee un poema, el del pacto de los cínicos.

Archivo muerto

Hay que darle su Prozac a Andrés Manuel. Lo desquició la metralla verbal de Nayeli Roldán, reportera de Animal Político. Lo hizo admitir que hay intervención telefónica a periodistas y activistas sociales, cercándolo, llevándolo al terreno del espionaje de estado, toreándolo, picándole la cresta, reventándole el show mañanero, desollando al fantoche que se ufana de ser un genio de la comunicación y no es más que un badulaque de rabietas seniles. Incólume, serena, sin caer en el juego de la diatriba, Nayeli Roldán habló del spyware Pegasus, usado para intervenir conversaciones de particulares, originalmente dirigido a transgresores de la ley, pero aplicado contra enemigos del gobierno en turno, adquirido en el gobierno de Felipe Calderón pero empleado en el de Enrique Peña Nieto. En 2019, pese a que López Obrador aseguró haber instruido que no se realizara espionaje a ningún ciudadano, el Ejército mexicano adquirió una nueva versión. Nayeli Roldán lo hizo trizas. Que si usaron Pegasus para espiar. Que si López Obrador lo autorizó. Que cuál fue el marco legal en que se basó el espionaje. Que todo está acreditado con los correos del Ejército mexicano, hackeados por el colectivo Guacamaya. Que en su rol de comandante supremo de las fuerzas armadas —ja—, si estaría de acuerdo en pedirle al general Audomaro Martínez Zapata, director del Centro Nacional de Inteligencia (antes Cisen) que acudiera a la mañanera a explicar por qué se espió al defensor de derechos humanos en Nuevo Laredo, Tamaulipas, Raymundo Ramos. El presidente no respondía; balbuceaba. Y bramaba. Primero la negación: fue “investigación, que no espionaje, que es distinto”. Luego diría que fueron investigaciones, o sea espionaje, para salvar vidas. “¿Qué vidas ha salvado y cuál es el efecto de espiar a un defensor de derechos humanos y a los periodistas?”, le preguntó Nayeli Roldán. “Muchas”, dijo el mesiánico. Y viendo la metida de pata —porque si son “muchas” entonces hay muchos espiados—, repuso: “no, no, no, eso no, eso es otra cosa, no, no, no. Estamos hablando de la delincuencia”. Echaba espuma por la boca Andrés Manuel, el rostro descompuesto, y arremetía contra Animal Político, Reforma, Carmen Aristegui, acusándolos, por supuesto, de servir al conservadurismo. Y lo del tema del general Audomaro Martínez, fue sublime: “Ustedes no van a poner la agenda. ¿Por qué? Tienen todos los medios para expresarse, manifestarse. Todos los días nos atacan. No hay objetividad. No hay profesionalismo. Es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos. ¿Por qué les vamos a hacer el caldo gordo a ustedes?. Con todo respeto”. Estaba fuera de sí. Y Nayeli Roldán le exhibió las pruebas del espionaje. No se enganchó con la diatriba. Nayeli Roldán coronó su gesta y dijo a las audiencias: “nada más recordar a la gente que nos ve, que el periodismo sirve a los ciudadanos y que nosotros publicamos pruebas”. Lo remató. Denle su Prozac al Peje. Cada día se le bota más fácilmente la canica… Llegó Pepe Yunes y sacudió a Rocío Nahle. “Sea o no candidato, Morena debe caer”, sentenció. Sea o no candidato de la oposición, dice Pepe, aunque el diputado federal por Coatepec, único priista que ganó su elección, trae un nivel de percepción ciudadana sobresaliente. Llegó y puso fuera de sí al alcalde Amado Cruz Malpica. Y más aún a la secretaria de Energía. Porque los vino a retar en su tierra —bueno, la de Amado por Nahle es de Río Grande, Zacatecas—. Pepe Yunes fue recibido el miércoles 8 y desde ahí describió los estragos que Morena le ha causado a Veracruz y concretamente a Coatzacoalcos. “Se detuvo el tiempo en Coatzacoalcos. Yo vine hace un mes y me llevé esa imagen. Coatzacoalcos tiene mucho deterioro, refleja inexistencia de la bonanza de sus mejores tiempos. Tenemos que organizarnos para volverlos a traer, empleo, inversión, oportunidades, que haya en las mesas comida, en los bolsillos recursos, oportunidades para los jóvenes. Se nota que no está pasando eso aquí”, dijo a la reportera Elizabeth Aviña. Y agregó: “Coatzacoalcos es noticia nacional en materia de violencia. No se crean oportunidades de desarrollo y crecimiento económico y eso obliga a que se genere propuesta con soluciones completas y reales con un solo propósito, mejorar las condiciones de la gente y nadie mejor que nosotros sabe cómo hacerlo”. Y hubo berrinche en la Sener y rabieta en el palacio municipal de Coatzacoalcos. Porque se los vino a decir en el feudo político de la zacatecana, que cada vez está peor. Con el rating que tiene, Pepe Yunes será un hueso duro de roer. A menos que los Yunes azules le echen ácido al pastel… Christopher Alan Santos tiene razón; su regidor, no. Christopher Alan Santos, líder de Movimiento Ciudadano, fustiga y embiste, describe un Coatzacoalcos olvidado, jodido, envilecido, fruto del desgobierno de Morena, de Víctor Carranza y Amado Cruz Malpica. Luis Gutiérrez, regidor de MC, sólo aplaude, caravanea al alcalde, alza la mano, oculta la dignidad y es, tácitamente, un edil morenista embozado. Christopher se engalla por el abandono en las colonias y por el uso irresponsable de las instalaciones deportivas, y por la exhibición de vehículos sobre la pista de tartán en el estadio Rafael Hernández Ochoa. “No sé quién fue el pend… que autorizó esto. un estacionamiento de casi 20 mdp. Bravo, Dirección Municipal del Deporte Coatzacoalcos, Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo, A.C.”. Y días después lanzó el reto a que se utilice el 30 por ciento de lo recaudado por impuesto predial en obras propuestas por la ciudadanía, como ocurre en Tlajomulco, Jalisco, y en Monterrey, Nuevo León. En cambio, su regidor en Coatzacoalcos, Luis Gutiérrez, es la antítesis. Servil al alcalde Amado Cruz Malpica, todo le concede. Es una voz mansa en el cabildo, un regidor de Morena vestido de naranja. Su máxima gesta fue la exhibición de globos de papel, traídos de San Andrés Tuxtla y presentados en el Parque Miguel Hidalgo. Fuera de eso, ni fu ni fa… ¿Quién es esa ex funcionaria municipal que le fue tan bien que ya fundó una financiera y viene haciendo el negocio de su vida? Tres pistas: usa fondos municipales, tiene el visto bueno del mandamás y los clientes provienen del sindicato…

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