Fake Polls. ¿Encuestas falsas, a modo?

Normalmente estamos más familiarizados con el concepto en inglés “fake news” o noticias falsas, que pueden salir publicadas y compartidas en los medios y redes, pero, poco se conoce en el público, el término “fake polls”, que significa “encuestas falsas”.

Y dado que, en la actualidad, a las encuestadoras nacionales e internacionales, se les ha dado demasiada importancia -particularmente en el medio político- y se han convertido en instrumentos receptores de opinión que pueden influir, positiva o negativamente en la percepción y ánimo de una determinada población, considero prudente hablar de la credibilidad de las mismas.

Por definición, las encuestas, son métodos de investigación que recopilan información, datos y comentarios por medio de una serie de cuestionamientos o preguntas específicas, con la intensión de hacer suposiciones sobre el comportamiento y percepción de una población, grupo referencial o muestra representativa[1]. Por lo tanto, para que cumplan con dicha definición, estas deben ser construidas de manera objetiva y democrática. Es decir, deben ser imparciales, evitando la manipulación de los encuestados (preguntas cargadas o dirigidas para obtener un resultado calculado), deben ser elaboradas con claridad para ser bien entendidas por el público al que va dirigido y, así mismo, no se deben de prestar a confundir una audiencia, por lo que deben descubrir su identidad, es decir, el sello de la casa encuestadora para que el ciudadano que emite su opinión tenga confianza al contestar.

Las encuestas si están realizadas con seriedad,-entiéndase operadas con profesionalismo- permiten obtener e investigar datos importantes sobre la orientación, preferencia o tendencia de un efecto, sujeto, objeto o situación (social, económica o política) en particular, y el resultado -que no es definitivo solo es estimativo- es de utilidad, porque proviene de  información valiosa de un grupo de interés y que al analizarlo e interpretarlo correctamente, ayuda a tomar decisiones o a generar estrategias específicas de abordaje.

Pero ¿por qué toco este tema? Porque hoy las encuestas y, sobre todo las encuestadoras, – sobreevaluadas en importancia por ciertos políticos-, se sienten “expertas en predecir el futuro” y, esta actividad técnico-metodológica se ha convertido, para algunas, en un negocio muy redituable, haciéndola útil particularmente para levantar las cualidades de personajes de la política o funcionarios que están pasando por un mal momento, que tienen su imagen por los suelos o para influir en los votantes. Y para ello hacen uso de las fake polls (encuestas falsas).

Y lo que menciono, quizás no sea ninguna novedad, porque es ya común saber de qué, cuando se quiere favorecer a alguien en particular, en muy fácil buscar “ayuda” en las encuestadoras “fake”, para realizar mediciones de opinión, y a través de estas obtener los resultados deseados a favor de una persona en particular. Y todo este ejercicio se intensifica especialmente en años electorales o cuando se acerca el final de un período o gestión gubernamental.

Sin duda el uso de las fake polls, solo beneficia a aquellas o aquellos interesados en lograr sus objetivos mintiendo a la ciudadanía, y por supuesto los beneficios son para las empresas que se prestan para ganar mucho dinero con esa farsa. Y como muestra, solo basta ver los resultados de las mediciones que usan los partidos políticos en sus elecciones internas para sacar a un candidato o candidata. O las que evalúan las preferencias de un Mandatario de un país o a un funcionario de primer nivel.

Al respecto, quiero tomar como ejemplo, algunas de las encuestadoras que valoran la aprobación del Presidente de México que son publicadas en diversos medios y que por lo general lo colocan siempre en un rango muy alto de preferencias (65 a 60 % de aceptación) aun en condiciones en las que su gobierno está a la baja en casi todos los rubros. Y ahí es donde muchos ciudadanos se preguntan: ¿cómo es posible que México esté con problemas muy graves, en casi todas las áreas del gobierno, y la popularidad del presidente no baja?  Bueno pues analicemos lo siguiente para ver cómo se comportan las encuestadoras.

Si tomamos como referente lo que dicen éstas en últimas fechas en el tema de la aprobación o desaprobación del Presidente. Según El Financiero, en el mes de enero de 2023, la popularidad de este ha sufrido una baja significativa en su aceptación popular colocándolo en 54 % y la desaprobación en 45 %. Llegando al nivel más bajo de aprobación en los últimos 12 meses[2]. Y los criterios que han afectado en su popularidad, son entre otros: honestidad (cuya opinión favorable bajó de 57 a 52%), imagen positiva de liderazgo (que bajó de 52 a 48%), capacidad y eficiencia de su gabinete (la opinión positiva disminuyó de 45 a 39 %). Así mismo, otros criterios como: desempeño en materia económica (la opinión favorable bajó de 41 a 31 %, desempeño de él en su gobierno (la opinión positiva ya está en 48%, y, por último, en materia de seguridad (la opinión positiva bajó de 36 a 26 %). Criterios que, en 2022, en este mismo período, lo colocaban en la posición contraria.

A inicios del año 2022, los resultados de aprobación del Presidente (en enero), le colocaban en lo más alto:  Mitoksky lo ubicaba en un 63 % de aprobación[3], mientras El Economista lo colocaba una aprobación del 65%; El Financiero en un 60 % de aprobación, entre otras; pero, para marzo del 2022, derivado del surgimiento de nuevas investigaciones sobre el caso de su hijo José  Ramón en EEUU , El libro “El Rey del Cash” que le hizo un boquete irreparable, y el incremento desbordado de la delincuencia en todo el país, los números tocaron fondo.  Según la encuestadora Oraclus[4], de gozar de una aprobación del 66 % en diciembre de 2021, para inicios de Marzo de 2022 la aprobación del gobierno cayó al 58%. Al mismo tiempo el porcentaje de encuestados que desaprobó la administración en ese momento paso del 29% al 39% en el mismo lapso.

Pero que sucedió en los siguientes meses, por “arte de magia”, los índices de aceptación se empezaron a elevar. Para julio ya lo colocaban en 57 % de aprobación y de septiembre a diciembre, El Economista, ya lo ubicaba en 59% y otras en 60%. Mitofsky -que tiene un “#AMLO trackingpoll” [5]en El Economista dedicado a ello-, lo ubicaba ya en 56.9 %.   Misma situación que casi es un espejo de sus predicciones del año previo, 2021. Y no quiero atreverme a decir que dichas empresas se estén prestando a un juego falso frente a la sociedad, -no tengo forma de probarlo-, pero sus reacciones son ya muy predecibles. Curiosamente en cuanto se percibe una baja de popularidad en el Presidente, inicia una operación inmediata y, en los meses siguientes “sucede el milagro”, se empiezan a elevar los porcentajes para cerrar cada año con cifras más halagadoras.

Ante esta situación, ¿se debe creer todo lo que dicen las encuestas? Definitivamente no se debe creer tanto en las mismas y no se debe apostar todo a ellas. Y la razón es, que las encuestas que miden popularidad y aceptación tienen una limitación muy clara, son instrumentos que proporcionan solo resultados estimativos o probables; en pocas palabras, las encuestas no pronostican y menos aseguran, ganadores o perdedores, ni definen verdades absolutas, sólo son indicadores de tendencias.  Y no pueden ser exactos sus resultados, simplemente porque las encuestas están basadas en muestras representativas, mismas que se extraen de una población determinada, siendo una porción mínima que, por lógica, no representa y, mucho menos se asemeja, a lo que puede opinar o decidir el universo total[6].

Los expertos en el tema, -serios y profesionales-, recomiendan siempre investigar a las empresas que se dedican a ello, checando su nivel de credibilidad. Por ello antes de contratarlas se debe conocer de menos 3 cosas[7]: a) investigar el récord de certeza de las encuestadoras, pudiendo hacerlo, checando los datos que previamente han proporcionado en algún estudio, confrontándolos con nuevos resultados, para saber qué tanto se aproximan con la realidad; b) desconfiar de las encuestadoras que usan metodologías inaceptables para medir la opinión, como son las encuestas telefónicas automatizadas o por internet, que acumulan muestras exageradas sin ningún criterio o filtro para eliminar bots , cuentas falsas y que por lógica, obtienen resultados falsos ; c) desconfiar de aquellas que son muy predecibles, es decir, que siempre reaccionan a favor de un personaje después de que pasa por una etapa incomoda o cuestionable en su imagen.

Las encuestas son útiles, pero no son el único instrumento para medir aceptación o rechazo hacia alguien en particular. La mejor encuesta son las autoevaluaciones y lo que diga el ciudadano a la hora que toma una decisión política. Y si una persona quiere saber realmente el grado de aceptación que tiene frente a una determinada población, -y no engañarse-, debe autoevaluarse con honestidad en criterios -cualitativos- que son muy importantes, como: a) preparación y experiencia que posea para el puesto que aspira, b) nivel de credibilidad frente a la sociedad, c) resultados previos y eficiencia en su actividad política, d) inteligencia en la integración de equipos de trabajo, e) salud física y emocional, f) empatía y permeabilidad hacia diferentes grupos, g) calidad moral, honestidad y confianza, entre otros requisitos de legalidad y certeza.

Si la persona hace un autoanálisis sincero de sus cualidades y defectos, de sus debilidades y fortalezas y no miente a la ciudadanía y si, además, las encuestas le colocan favorablemente, la probabilidad de estar en una buena posición competitiva será muy alta…y el éxito podría llegar por añadidura.

Gracias y hasta la próxima.

[1] https://blog.hubspot.es/service/que-es-una-encuesta

[2] https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2023/02/02/mananeras-de-amlo-pierden-su-encanto-opinion-positiva-cae-en-enero/

[3] http://www.tiempo.com.mx/noticia/aprobacion_amlo_promedio_semanal_63_mitofsky_enero_2022/

[4] https://politica.expansion.mx/mexico/2022/03/11/amlo-morning-consult-presidente-mayor-aprobacion

[5] https://www.eleconomista.com.mx/AMLO-por-Consulta-Mitofsky-semana-22—29-de-julio-de-2022-vy202207290001.html

[6] Saber calcular una muestra para que sea representativa -y no deseo profundizar mucho en ello porque para eso hay expertos-, habrá de depender de una serie de datos tales como:  tamaño de la población que ocupen (finita o infinita), el nivel de confianza, el margen de error y la probabilidad de éxito, entre otras cosas, que dan forma al contenido de una fórmula y que, al despejarla, da como resultado el tamaño de la muestra buscada

[7] Osuna Peraza, Heidi, (2021), Red Forbes. https://www.forbes.com.mx/red-forbes-elecciones-2021-el-fantasma-de-las-fake-polls-y-fake-news/

 

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