Por conveniencia y pragmatismo político, más que perdonar o echar al olvido las traiciones y chicanadas de “Alito” Moreno a “Va por México”, el PAN y el PRD decidieron sumar al PRI en la postulación de sus candidatas para Coahuila y Edomex que habrán de definir el derrotero de la sucesión presidencial del 2024.
Ya habrá tiempo de revisar el negro pasado del dirigente priista, su eventual desafuero y esperar que su propia militancia lo llame a cuentas de cara a una sospechosa extensión de su liderazgo apoyado por un Consejo Político a modo.
Desde luego que en ese escenario, no se puede desdeñar la postura de repudio del priismo veracruzano.
Ex dirigentes, alcaldes, ex alcaldes y políticos y priistas de reconocido prestigio, excepción hecha de la dirigencia estatal y el abstencionismo de Héctor y Pepe Yunes –Héctor no cuenta y Pepe ya no quiere más jalarle los bigotes al tigre-, se han pronunciado en abierto repudio a la tramposa maniobra de Alito de extender su mandato hasta la víspera presidencial.
Que si el PRI de Alito pactó la compra de su boleto con la Alianza a cambio de abstenerse de postular candidatos a la presidencia y la Ciudad de México, pero que tuvo mano en Coahuila y el estado de México.
O que a futuro le van a pedir cuentas es otro cuento ya que en política no hay destinos manifiestos y la política no es “va siendo”, dirían los clásicos.
Así que de cara al trastabilleo que vive Morena con sus corcholatas, el ir y venir de Monreal, los afanes de Ebrard, el “metrazo” de Claudia y la unidad inalcanzable de Adán y, lo fundamental, la mala fama de su candidata de Edomex, Delfina Gómez, señalada de corrupta, el campo opositor se vuelve fértil.
El Estado de México representa en votos para el escenario nacional, 12 millones 428 mil 472 electores, cifra significativa si consideramos que en el 2018 López Obrador ganó con 30 millones de votos, numeralia que al paso de los años se fue desmoronando.
Resultante de las consultas ciudadanas y las elecciones intermedias, se desplomó el caudal electoral para quedar en lo que va del sexenio entre el 7 y el 14% de participación de esos 30 millones de votantes.
Hoy la reserva real de Morena es de 17 millones de leales –según cifras de Morena- la mayor parte comprados con dinero o manipulados, vía Siervos de la Nación y programas de “bienestar”.
Por ello, de cara a la oportunidad política que representa la reserva electoral del Edomex, se vuelve indispensable la unidad partidaria.
Consideremos que en las elecciones federales del 2021 la oposición en su conjunto obtuvo más votos que Morena y sus aliados. El problema, sin embargo, se dio en el momento que Dante y su grupo decidieron jugar por separado, hecho que resultó muy útil para los afanes del Peje.
Para el 2024 Movimiento Ciudadano jugará de manera similar.
Sin embargo, la alianza asoma con fuerza rumbo a la alternancia considerando que MC no se aliará, pero ellos sí, sobre todo de cara a la propuesta de Dante de eventualmente postular a Donaldo Colosio hijo, un símbolo del cambio.
Eso es lo que se observa a nivel nacional, ya que el solar jarocho sigue pasmado.
No se ve la alianza opositora veracruzana por ningún lado rumbo al 2024 al estar literalmente comprado el PRI de Marlon por el gobierno de Cuitláhuac y en franca ruptura con Pepe Yunes.
Mientras el PAN de Yunes Linares se mantendrá de rodillas al López Obrador, en tanto que el PRD se mantendrá por supervivencia cilindreado por el Bola #8.
Lamentable, muy lamentable ese escenario considerando que el padrón electoral en la entidad rebasa los 5.5 millones de electores de los cuales poco más de dos millones acuden a las urnas.
Acaso por ello la unidad es la única tabla de salvación que se observa para impedir que el dedazo del señor nos atropelle por seis años.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo