Un “caso aislado” más de violencia e inseguridad se dio ayer en Córdoba con saldo de un policía muerto, otro herido y un elemento más, mujer, desaparecida.
Por el modus operandi con el que se dieron los hechos, los agresores habrían sido integrantes de la delincuencia organizada.
Se trató, pues, de un ataque directo contra la policía de la Secretaría de Seguridad Pública y se trata también de un reto contra la corporación del Gobierno del Estado.
Hasta anoche cuando redacté este texto no había habido ningún pronunciamiento ni del gobernador Cuitláhuac García ni del secretario de Seguridad Pública Cuauhtémoc Zúñiga.
A reserva de la investigación que se haga y de lo que se informe oficialmente, hubo algo que, aparte, me llamó poderosamente la atención.
En el portal digital de El Mundo, de Córdoba, el medio más cercano a los hechos, se dijo que los uniformados resguardaban una vivienda cuando fueron sorprendidos.
Pero, ¡oh, por todos los dioses del Olimpo!, resulta que no se trataba de una vivienda cualquiera. No. Se trataba de la casa de la encargada del Instituto Veracruzano de la Mujer, María del Rocío Villafuerte Martínez.
En una nota del corresponsal del portal alcalorpolitico.com, Benito Juárez Ramírez, se dijo que la mujer había solicitado seguridad porque días antes había sufrido un robo.
Caramba. Cuántos veracruzanos han sufrido algún robo, muchas veces hasta con violencia, ¿y acaso el gobierno les ha puesto siquiera un solo elemento para que los proteja de un nuevo ataque?
Lo que es el influyentismo. ¿Acaso la mujer tiene mucha riqueza material y económica que era necesario destinarle hasta tres elementos para protegerla para que no sufriera más pérdidas?
Pensaba que esa práctica, que naturalizó el priismo, ya se había acabado, porque los de Morena son diferentes.
¿Por qué los malosos se querían llevar a los policías? ¿Es que querían obtener información de la funcionaria? ¿Acaso iban por ella? ¿Cuál era su objetivo?
Salvo el grupo en el poder, el resto de los veracruzanos estamos a merced de nuestra suerte, desprotegidos, solo a la buena de Dios. Esa es nuestra triste y preocupante realidad.
Reacomodo
Las circunstancias.
En su columna del lunes en El Financiero, Darío Celis publicó que el viernes pasado Rocío Nahle convocó en Paraíso, Tabasco, a los representantes de las seis empresas encargadas de la construcción de la refinería de Dos Bocas.
Dijo que la zacatecana los emplazó a que la planta empiece a procesar petróleo el próximo 1 de julio. Se advierte que está presionada. Está emplazada por el presidente. El tiempo corre en su contra.
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, declaró que por el momento ni siquiera está pensando en continuar con sus giras de campaña por toda la república.
Aseguró que está concentrada en atender la bronca por el choque en el Metro y que no tiene en puerta ninguna salida, que no es tema de su agenda.
Sin duda, recibió fuerte jalón de orejas del presidente, quien le pidió atender su responsabilidad y de plano la frenó.
Así, de alguna forma, tanto a Nahle como a Sheinbaum les aplicó el clásico zapatero a tus zapatos. Cosa de recordar que en su visita a Veracruz el pasado 2 de diciembre AMLO explicó la ausencia de la primera diciendo: “No. Rocío está terminando la refinería de Dos Bocas”, con lo que dio a entender que esa es la prioridad.
Nahle ya lo dejó mal. Lo hizo inaugurar la refinería, que no está concluida, y le ofreció que en diciembre pasado estaría refinando, lo que tampoco ocurrió.
Ambas son las fichas con las que se las juega el gobierno de Cuitláhuac García, tanto para la presidencia como para sucederlo, pero las cosas no se le están presentando como esperaba.
Así que, ¡ay!, el gobernador empezó a dar ya bandazos, me imagino que por si las dudas.
Ayer, por ejemplo, en acto de entrega de apoyos de Bienestar, en Xalapa, se volcó en elogios para Manuel Huerta, otro aspirante a la gubernatura, al que no querían y combatían.
Dijo que el funcionario realiza “un gran trabajo”, que se refleja en la economía de la entidad y destacó la gran labor que realizan los del “chalequito” (Servidores de la Nación) bajo la “gran logística” de Manuel, que la meta del gobierno federal alcanzada se debe al delegado y etcétera, etcétera.
Eso, por un lado. Por el otro, anunció que el jueves no solo recibirá en el puerto jarocho al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, aspirante presidencial, sino que lo acompañará en el acto que encabezará al medio día en el WTC.
Aprovechó para invitar “a la gente” a que lo vaya a escuchar, además de que algunas versiones hablan de que movilizarán personas como en los actos de Rocío Nahle, y esperan la presencia de todos los presidentes municipales, así como de los diputados locales.
Está encendiendo, pues, otra vela, por si se le apaga la primera. Parece que ya decidió que en lugar de irse de operador del Sistema de Transporte Colectivo Metro en la Ciudad de México, prefiere estar “Au-gusto” en Veracruz.