Inusualmente, porque se trata de un político que casi acaba de dejar el poder, el diario El País edición México le dedicó un espacio relevante en su edición del pasado 28 de diciembre al exgobernador de Chihuahua Javier Corral, panista, quien, rara avis de la política, no aceptó el ofrecimiento de una embajada que le hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El prestigiado medio se ocupó de él porque en lugar de buscar saltar a otro cargo público, optó ¡por el noble oficio de librero!
Resulta que Corral puso una librería en su natal Chihuahua, a la que le puso el nombre del escritor húngaro Sándor Márai, a quien conoció por su novela El último encuentro, que, declaró, a inicios de este siglo le regaló el periodista Julio Scherer (a mí me lo regaló hace ya varios años el poeta Jorge Lovillo con la recomendación de que lo leyera porque era un “librazo”, lo cual resultó cierto).
Pero lo que me interesa destacar por ahora es que el neolibrero, quien también ha sido catedrático en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, volvió la atención hacia la Editorial de la Universidad Veracruzana y su rico catálogo de publicaciones y surtió su nueva librería con muchos títulos de nuestra casa de estudios.
Para el efecto, Corral contactó al director de nuestra Editorial, Agustín del Moral, en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara. De ahí se llevó un buen lote y se interesó por todas las novedades.
Cuando vi la nota de El País, en una foto de la librería se ve al dueño parado en la entrada y a través de unas ventanas de cristal se observa un aparador en donde se exhiben los libros en venta. En mi caso, creí advertir algunas portadas que se me hicieron conocidas: las de libros que editamos en Xalapa.
El tema me da el buen y gran pretexto, entonces, para hablar de la Editorial de la Universidad Veracruzana, que fundó el escritor Sergio Galindo, a la que además pertenezco y en la que aporto un granito de trabajo, pero en donde tengo compañeras y compañeros (son más mujeres que hombres) excelentes editores, tan profesionales y con un estándar de calidad que no le pide nada a editores lo mismo de reconocidas editoriales de la Ciudad de México que del extranjero.
Además, no es gratuito que Javier Corral haya tomado también en cuenta para surtir su nueva librería a la Editorial de la UV, ya que la nuestra es una de las mejores editoriales universitarias del país, acaso la mejor junto con la de la UNAM y la de Guadalajara, cuyo interesante catálogo de títulos le da suficiente solvencia para acudir y presentarse en las mejores ferias del libro del país, incluyendo también la del Palacio de Minería en la Ciudad de México.
Recién comenté con mis compañeros editores el orgullo que da llegar a una librería y ver expuestos en venta nuestros títulos, como en la librería Mar Adentro del puerto de Veracruz, una de las más grandes y completas de todo el estado, donde incluso en la entrada hay una mesa completa con puros títulos con el sello de la Editorial de la UV.
Al hacer este comentario, hago un público reconocimiento a todo el equipo que comanda Agustín del Moral de las áreas de administración, de producción editorial, de distribución, de derechos de autor, de comunicación y producción editorial, de la revista La Palabra y el Hombre y de la Feria Internacional del Libro Universitario, un equipo que prácticamente desde el anonimato contribuye al prestigio de la Universidad Veracruzana a través de sus publicaciones.
Primera artista de la UV que dirigió la Sinfónica Nacional
A propósito de nuestra casa de estudios, recupero una nota relevante del compañero Jorge Vázquez Pacheco, reportero especializado en música clásica, quien el pasado 27 de diciembre dio a conocer que Consuelo Bolio, académica, profesora de guitarra desde hace 35 años en la Facultad de Música, maestra de generaciones de guitarristas, se convirtió en la primera artista de la Universidad Veracruzana (UV) que dirigió, como invitada, la Orquesta Sinfónica Nacional.
El acontecimiento tuvo lugar el 4 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. “Cuando te decides a estudiar música, contemplas el Palacio de Bellas Artes y no puedes evitar el deseo de presentarte allí en alguna ocasión. Me ha correspondido ese privilegio, y lo que es mejor… ¡dirigiendo!”, le declaró a Jorge.
Sin duda, fue un hecho relevante, histórico, cosas que distinguen no solo a la UV sino a nuestro estado, que ponen en alto el nombre de Veracruz, pero de las que pocas veces nos ocupamos o de plano no nos ocupamos (y acepto la parte que me toca), y por eso hoy lo traigo a este espacio para que todos los veracruzanos lo sepan y lo celebren y las mujeres se sientan honradas con una representante de género como ella.
Como bien lo dijo Vázquez Pacheco, la Sinfónica Nacional es la agrupación emblemática de la música de concierto en México, de ahí la relevancia del honor que correspondió a esta distinguida veracruzana.
Cuando leí la nota, por asociación me remití a otra directora de orquesta mexicana, Alondra de la Parra, cuyas actuaciones disfruto cada que puedo a través de videos y escucho los conciertos que dirige, siendo una gran embajadora artística de México ante todo el mundo.
Bien, pues, por Consuelo Bolio, a quien se desea que siguen sus éxitos.