Quienes viven en la Ciudad de México y su zona conurbada y utilizan el Metro como medio de transporte, saben que este servicio tiene años que fue rebasado porque la demanda de usuarios es infinitamente superior al número de trenes.
Si en 1969 la Ciudad de México tenía 7 millones de habitantes y 20 trenes para cubrir con holgura la ruta de la Línea 1; hoy que cuenta con 22 millones, esa Línea tiene proporcionalmente los mismos 20 trenes y no todos andan bien; de hecho andan muy mal.
Se calcula que al menos una tercera parte de los trenes del Metro se pudren en los talleres por falta de refacciones y casi todos han sido deshuesados para que sus piezas sirvan a otros trenes. Una unidad que llega al taller ya no se reemplaza por otra con la misma celeridad que en el pasado.
La falta de trenes ha ocasionado que se alarguen los tiempos de espera en todas las estaciones. Si antes el Metro pasaba cada 90 segundos en promedio, ahora tarda de cinco a siete minutos lo que provoca tumultuosas y peligrosas aglomeraciones en los andenes.
El olor a hule quemado y el chirriar de frenos que es la constante de todos los días, es también un angustiante llamado de auxilio. El Sistema de Transporte Colectivo necesita con urgencia de mantenimiento mayor y al menos el doble de los trenes que hoy circulan.
Pero para el mantenimiento hay apenas una bicoca y para los trenes puras miserias. Cada vagón cuesta 50 millones de pesos que la señora Claudia Sheinbaum no piensa soltar, porque casi todo el presupuesto del STC lo tiene comprometido en su campaña.
El accidente del sábado entre las estaciones Potrero y La Raza de la Línea 3 que provocó 59 heridos y la muerte de una joven mujer, es el enésimo aviso de que el Metro es una bomba de tiempo que un mal día puede provocar un desastre más trágico que el de la Línea 12. Pero a nadie parece importarle.
De acuerdo con el propio SCT, de 2018 a 2022 se reportaron 3 mil 708 incidentes que obligaron a evacuar a los pasajeros. Nunca en la historia del Metro han ocurrido tantos incidentes en tan poco tiempo.
Sin ir muy lejos, ayer domingo se desprendió un cable del techo en uno de los andenes de la estación Salto del Agua. El cable cayó a lo largo de las vías mientras los pasajeros esperaban el tren.
¿Dónde estaba Claudia Sheinbaum cuando ocurrió la tragedia del sábado? Llegando a Morelia donde daría una conferencia sobre los logros (sic) de su gobierno. Es decir, andaba de gira proselitista rumbo a la presidencia de la República.
En la zona del desastre se organizó una conferencia de prensa de cinco minutos, suficientes para que dijera: “Mi solidaridad y apoyo a los heridos y a la familia de Yaretzi (la joven fallecida). Se va a hacer justicia… y se llegará hasta las últimas consecuencias”. El mismo choro que soltó el 4 de mayo del 2021, un día después del metrazo en la Línea 12 que costó la vida de 26 personas y provocó más de 70 lesionados. Muertos y heridos que aún esperan justicia.
De los cuatro accidentes fatales que ha tenido el Metro a lo largo de su historia, tres han ocurrido en el gobierno de Claudia Sheinbaum. El 10 de marzo del 2020 hubo una colisión en la estación Tacubaya de la Línea 1 que ocasionó un muerto y 41 lesionados. El 3 de mayo de 2021 se colapsó una trabe de la Línea 12. Y el choque por alcance de este sábado.
Si le agregamos el incendio del Centro de Control y Comando (el cerebro del Metro) ocurrido el 9 de enero del 2021, vaya cuentas las que está entregando la mujer con el Sistema de Transporte Colectivo.
Pero al igual que su jefe Andrés Manuel, es especialista en evasivas.
Cuando en diciembre los reporteros le preguntaron por las constantes fallas en el servicio y las quejas de los usuarios contestó: “Más que problemas, el Metro ha tenido una campaña en contra que, para mí, es una campaña en contra de la institución y en contra de sus trabajadores. Y nuestra obligación es fortalecerlo”.
Y vino el “fortalecimiento”.
Para este año el Sistema de Transporte Colectivo recibirá un aumento que no llega ni al 1%. El año anterior recibió 18 mil 828 millones de pesos, un presupuesto raquítico en comparación con sexenios anteriores. Pero este año recibirá 18 mil 847 millones. Un aumento “fortalecido” de 19 millones de pesos que servirán para maldita la cosa.
Y en relación a la campaña contra el Metro y sus trabajadores no la hay. Hay quejas más que justificadas de los usuarios contra el gobierno de la CDMX por el abandono en que la señora tiene al STC.
Insisto, si Claudia y Andrés Manuel le siguen pichicateando dinero al Metro, el día menos pensado va a tronar y el estallido va a zarandear muy feo al presidente y le puede tumbar la cabeza a la jefa de gobierno.
Pero siguen jugándole al vivo y tentando a la suerte.
También al igual que su jefe, Claudia es incapaz de aceptar la responsabilidad que le toca en las fallas y tragedias ocurridas al Metro durante su administración. Uta no, para eso están los chivos expiatorios.
Por lo pronto y para que la raza de bronce vea que la cosa va en serio, fue separado de su cargo el Sub Director de Operaciones del SCT, Alberto García Lucio. Pero Claudia Sheinbaum va por más.
Al parecer las autoridades capitalinas preparan una orden de aprehensión contra un tal José López Portillo, que el 1 de diciembre de 1979 inauguró el tramo Indios Verdes-La Raza, lugar del siniestro del sábado anterior y quien se perfila como el principal sospechoso y eventual responsable de la tragedia.
¡Duro con él!