Los que en algún momento hemos manejado personal, seguramente hemos catalogado a cada uno según sus facultades, virtudes, negatividades, defectos, habilidades y destrezas.
Cuando se le solicita a alguien de nuestro equipo que realice alguna actividad, quien levante la mano es de suponerse que, además de la voluntad que tenga para ejecutar lo que se le encomienda, nos demostrará tener la habilidad y destreza para cumplir lo solicitado.
Existen muchas personas que desean hacer las cosas, pero no cuentan con las habilidades ni destrezas para lograrlo. Pero también existen otras que reconociendo su falta de habilidad y destreza para la realización de lo que le encomienda, rehúyen la labor y no desean hacerse responsables.
El haber encontrado a alguien que dice yo puedo, es haberse sacado la lotería, pues aquella persona está demostrando su voluntad y que, conociendo sus facultades podrá llevar a cabo lo que se le está encomendando.
Las habilidades laborales en la persona, aunque sí tienen que ver con los conocimientos técnicos adquiridos, también es propio del carácter de la persona y que, para él existe el “yo puedo”, que le abrirá las puertas a donde quiera que vaya. Por supuesto que, el conocimiento es siempre la base, pero a aquello hay que acumularle el conjunto de capacidades y aptitudes innatas o adquiridas que tiene la persona para desarrollar una actividad y que la hace más competitiva.
El ser persona creativa, responsable y productivo, adaptado a la efectividad del equipo de trabajo, realizará una mejor conciliación y en los imprevistos se podrá lograr las soluciones pertinentes, pero siempre con el deseo del trabajo en equipo, pues por más conocimientos que tenga la persona, sino se adapta a trabajar en equipo, la productividad no se reflejará en beneficio de la fuente de trabajo y se apreciaría cierto egoísmo en el equipo de trabajo.
La comunicación es fundamental en el trabajo de equipo y, existiendo un egoísta, no habrá afluencia en la comunicación, y para que exista comunicación es preciso primeramente saber escuchar, y el conocer los argumentos de los demás es fundamental para escoger la mejor aportación.
La planificación de las tareas a realizar en equipo, con la decisión fundamental con una comunicación efectiva y con el deseo de aprender cada día más de las habilidades laborales, el resultado será óptimo.
Pero ante la existencia de un miembro que rechaza el trabajo, o aquel que no cuenta con la destreza o habilidad para la realización de lo que se le ha encomendado, nada se logrará que tenga la acumulación de cosas sin concluir por su falta de capacidad en ese sentido.
No obstante, existen personas con habilidad, destreza y capacidad suficiente, pero se han invadido de ego, se sienten indispensables y desgraciadamente esa lotería que se había ganado, es una absoluta derrota, que incluso puede acabar con la armonía de los demás compañeros de trabajo.
Siendo entonces sumamente indispensable que, en toda fuente de trabajo, se insista con el crecimiento uniforme y lleno de armonía, logrando un equipo de trabajo fuerte, para ello son los cursos de trabajo, ciertos diplomados y demás que mantendrán, primeramente, la unidad entre los miembros de la fuente laboral, y las eficiencias serán comunicadas, aprendidas, tomadas en cuenta y el éxito se notará en sus resultados.