El 17 de abril del 2021 alrededor de las 19:40 horas, un sujeto llamado Marlon B se abalanzó sobre su pareja Montserrat y la agredió a golpes hasta dejarla gravemente herida. Los padres del atacante la trasladaron a un hospital para evitar llamar a los servicios de emergencia y delatar al agresor. Es decir, encubrieron a su hijo.
Como consecuencia de la golpiza, la joven falleció tras seis días en coma.
Esto provocó la repulsa ciudadana y de grupos feministas como Las Brujas del Mar que redactaron una iniciativa para reformar los artículos 26 y 345 del Código Penal de Veracruz a la que llamaron Ley Monse. Iniciativa que fue leída en la tribuna del Congreso local por la diputada del PRI Anilú Ingram Vallines.
¿Qué se pretende con esto? En palabras llanas, castigar a quien encubra y proteja a un presunto feminicida.
Como bien sabes lector, Veracruz es uno de los estados con más feminicidios a nivel nacional y donde menos se protege a las mujeres, por lo que la posible aprobación de esta Ley las llenó de esperanza. En paralelo, Anilú ha promovido que sean más severas las penas para los feminicidas.
El sábado anterior la legisladora dijo: “Confío en que la Ley Monse pronto sea una realidad en Veracruz”.
Pero la realidad fue otra.
Ayer jueves los diputados de Morena que habían dicho que votarían a favor, recibieron una contraorden y se rajaron. ¿De dónde vino la contraorden? De mero arriba ¿de dónde más?
Vino de la oficina de un sujeto que en los primeros meses de su gobierno se llenó la boca diciendo que habría “cero impunidad para los feminicidas. En Veracruz no permitiremos ni una muerta más. Quien agreda a una mujer tendrá que pagar”.
Puro choro.
En los años que tengo de conocerla, jamás había visto a Anilú tan furiosa como ayer cuando subió a la tribuna y estalló contra morenos y morenas: “Mi error fue creerles, su falta de voluntad y su servilismo cuestan vidas ¡Qué vergüenza!” Y fue más allá.
“Tengo muchos años sirviendo a mi estado y les voy a ser muy franca; nunca pensé que esto le podría pasar al pueblo de Veracruz. Son profundamente egoístas con el pueblo de Veracruz, en especial con los familiares de Monse, a quienes les ofrezco mi más sincera disculpa por no considerar que la honorabilidad de este Congreso está en duda gracias a las diputadas y diputados de Morena, que prefieren callar y obedecer, en lugar de cumplirle a quien representan”. El golpe fue directo a la boca del estómago de los morenos pero faltaba la puntilla.
“Espero que tengan la decencia para ver de frente a los padres de Monse, para explicarles por qué hoy esta Ley no fue votada. La consideraron de oposición porque sus filias y fobias pesan más que la ciudadanía. Porque no les importa y porque no tienen ni siquiera la voluntad de leer una Ley que a todas luces es necesaria para Veracruz. Que en sus conciencias perdure y que el pueblo se los cobre en las urnas”.
Ninguno de los legisladores morenos se atrevió a verla a la cara; sumidos en sus curules parecían niños regañados y exhibidos por la maestra frente a los demás alumnos. Las mujeres se miraban las uñas o al celular, los hombres (es un decir) miraban al techo y jugueteaban con su móvil mientras Anilú (grave su voz por la ira), nunca dejó de mirarlos ni de señalarlos con el índice de su mano izquierda.
En las gradas, los padres de Monse y Las Brujas del Mar encabezadas por Arussi Unda Garza no pudieron ocultar su decepción y sobre todo su indignación.
Al término de la sesión (y quizá por ilusión auditiva) me dio la impresión de que la voz de Anilú Ingram seguía retumbando en las paredes del Congreso. De sonrisa fácil, voz alegre y empatía con todo mundo, mostró que también puede hablar y muy fuerte, cuando se trata de defender causas justas. Y la Ley Monse es una de ellas.
Y como despedida lector, aguas con la premonición de la jarocha porque en efecto, los morenos pueden pagar en las urnas el pecado de congelar la Ley Monse.
Zenyazen ante los diputados
Una de las comparecencias que se espera con mucho interés es la del titular de la Secretaría de Educación de Veracruz, Zenyazen Escobar García, que hoy estará frente a los diputados.
¿Y por qué el interés? Porque Zenyazen es el secretario de Gabinete más activo de esta administración. No es un burócrata de escritorio, sino un funcionario que ha recorrido los municipios de la entidad llevando apoyos a escuelas, alumnos y docentes como no se tiene registro en sexenios anteriores.
Veracruz tiene aproximadamente 14 mil 200 escuelas, pero de acuerdo con Jaziel Cabrera Pacheco, director jurídico de la SEV, alrededor de 13 mil no tienen certeza jurídica, es decir, carecen de escrituras. Gobiernos vinieron y gobiernos se fueron y ningún titular de la SEV se preocupó por resolver este problema que impedía que esas escuelas recibieran apoyos federales.
Con el programa Escritura Garante, Zenyazen Escobar ha logrado que centenares de planteles educativos (algunos con más de 100 años de antigüedad) tengan sus escrituras y reciban los beneficios federales.
El rescate de planteles que por años estuvieron abandonados es otro de sus logros. El presupuesto que se dedicaba a la rehabilitación de escuelas y tecnológicos que antes iba a parar a los bolsillos de algunos cuantos, ahora está llegando a su destino.
Zenyazen es un funcionario que trabaja a ras del piso y no desde la comunidad de su oficina. Es común verlo charlar con maestros de las altas montañas, de la zona norte o sur de la entidad atendiendo sus problemas. También es común verlo platicar con los niños y jóvenes a quienes motiva a seguir estudiando como fórmula para que se alejen de los vicios.
Quizá por eso miles de maestros lo acompañaron a Pánuco al Cuarto Informe del gobernador Cuitláhuac García a quien le reiteraron su respaldo.
¿Cuántas escuelas se rehabilitaron este año? ¿Cuántos alumnos recibieron paquetes de útiles escolares gratuitos? ¿Cuántos maestros fueron basificados? Lo sabremos en unas horas, cuando Zenyazen comparezca ante los diputados.