Sólo a los diputados se les ocurrió que el nuevo titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, compareciera en el Congreso local a la hora en que México y Polonia estaban por aburrir a millones de mexicanos y a los asistentes al estadio 974 de Doha con un par de roscas.
Como no se podía suspender la comparecencia y menos el partido, se optó por la salomónica decisión de invitar al compareciente a ver el juego. Su choro lo soltó minutos después del atajadón de Memo Ochoa a Lewandowski.
Ya en el salón de sesiones, Zúñiga Bonilla dijo cosas novedosas y esperanzadoras como aquella de que no permitirá la corrupción entre policías ni la violación a los derechos humanos o alguna otra acción, “que contravenga los principios bajo los que se rige esta administración y nuestra Secretaría”. Ora pues.
Agregó que los secuestros se redujeron un 88 por ciento y Veracruz se encuentra entre los diez estados más seguros del país. “La entidad ahora tiene seguridad”.
Presumió que es tal la mejoría de su corporación que está colocada “como referente en el ámbito nacional y extranjero con representaciones diplomáticas de otros países, que observan a Veracruz como una entidad que trabaja y transforma la seguridad para construir una verdadera cultura de paz”.
Casi a renglón seguido dio a conocer cifras que difícilmente se pueden comprobar, pero que dan mucho caché al discurso del compareciente. Se detuvieron a 29 jefes de plaza, a 1,150 integrantes de diversas células delincuenciales y se desarticularon 252 bandas delictivas. Además, se decomisaron tantos miles de litros de hidrocarburo, tantos millones de dosis de marihuana, tanto de esto, tanto de lo otro con un valor de tantos millones de pesos. Y por ahí se llevó su comparecencia que fue tersa y sin sobresaltos.
¿Calambres para el funcionario? Los que le metió el diputado del PRI, Marlon Ramírez Marín al exhibir que la SSP le otorgó un contrato por más de 40 millones de pesos a Araly Rodríguez Vez, que está registrada como empleada de la Secretaría de Educación de Veracruz y devenga un sueldo de apenas 7 mil 200 pesos.
“En la Secretaría a su cargo, se le han entregado contratos por ventas de uniformes por 40 millones de pesos, aquí están los contratos que suscribieron. ¿No considera usted que existe un conflicto de interés cuando a una persona con un sueldo de 7,200 pesos se le entregan contratos por el orden de 40 millones de pesos?”, le cuestionó Marlon.
Ramírez Marín preguntó qué va a pasar con el 38.7% de los policías (más de 3 mil) que no cuentan con el Certificado Único Policial, si serán dados de baja o qué. También preguntó cuál es el destino de los 27.7 millones de litros de combustible que Pemex ha donado al gobierno estatal, en especial a la SSP.
A todas las preguntas que le hizo el priista, don Cuauhtémoc contestó con frases comunes, trastabilleos verbales y mentiras consumadas, como cuando aseguró que en esta administración se ha cumplido a cabalidad con la transparencia y honestidad en el manejo de recursos.
En fin lector, fue una comparecencia para el olvido. Eso sí, las veces que pudo, don Cuauhtémoc dijo que en Veracruz la seguridad es una realidad.
“A lo mejor está hablando de la seguridad que hay en Suecia y nosotros ni en cuenta”, me dijo con sorna un colega.
Pero la seguridad en Veracruz está lejos de parecerse siquiera a la que pintó el secretario.
Durante su comparecencia y en el transcurso del martes, asesinaron a un joven en Olutla; desapareció un joven en Minatitlán; hirieron a balazos a un motociclista en Coatzintla; desapareció un joven en Coatzacoalcos; encontraron desmembrada a una mujer en Chumatlán; asesinaron a una persona en Martínez de la Torre, hallaron bolsas con restos humanos en El Ídolo y asesinaron a un hombre en Xalapa.
En Papantla sujetos armados hirieron a balazos a una mujer y a su hija; reportaron a una joven de 15 años desaparecida en Cerro Azul; mataron con saña y en el interior de su hogar a la madre del comandante de la policía municipal de Altotonga. En Mariano Escobedo privaron de su libertad a una mujer frente a su pequeña hija cuando la fue a recoger al kínder y desapareció un periodista en Cosamaloapan. Sí, un periodista.
Los datos, cifras y porcentajes de Zúñiga Bonilla son puro cuento porque son fantasiosos, sesgados, alterados y mentirosos.
Si cree que engañó a alguien qué equivocado está. Por encima de sus mentiras, las del gobernador Cuitláhuac García y las del secretario de Gobierno, Eric Cisneros, en esta entidad ocho de cada diez ciudadanos saben que Veracruz es una ruina en seguridad y una pesadilla en violencia. También saben que buena parte de esos flagelos se deben a la incompetencia, ineficacia y falta de responsabilidad de ese trío de embusteros.