La marcha del sábado le desbarató a López Obrador el tinglado sobre la sucesión presidencial que tiene a Claudia Sheinbaum como su figura central. Antes de la marcha Andrés Manuel pensaba que Claudia sería su sucesora a pesar de que nomás no levanta, no entusiasma, no motiva y no ilusiona al electorado.
Pero tras la marcha las cosas cambiaron.
Quienes salieron a manifestarse fueron en su gran mayoría personas de la clase media a las que detesta el presidente y Claudia por añadidura. Pero su desprecio lo pagaron caro porque fue la clase media la que le quitó a Morena la mitad de las alcaldías en la CDMX en 2021 y amenaza con tumbarle la otra mitad en 2024.
Claudia no trae nada en las cananas. Su fuerza como aspirante a la presidencia se la da la popularidad del presidente, pero ésta tiende a menguar y muy seguramente seguirá menguando en las mediciones de noviembre por los soeces ataques presidenciales a los manifestantes.
Y en ese sentido aguas.
Al comenzar su tercer año de gobierno la popularidad del tabasqueño llegó al cenit del 75 por ciento. De entonces a la fecha ha bajado paulatina pero consistentemente. De acuerdo con el diario El Economista, en octubre Andrés Manuel tuvo una popularidad de 59.8 por ciento, muy envidiable aún, pero a la baja.
Un dato que ya causa alarma en Palacio Nacional es que sus mañaneras se caen sin remedio. La encuesta de octubre de El Financiero indica que la opinión favorable sobre esas conferencias es del 46 por ciento. Cinco puntos porcentuales menos que en septiembre cuando el 51 por ciento de los entrevistados las calificó de “muy buenas”.
Si sigue cayendo su popularidad caerá Claudia Sheinbaum y de ribete Rocío Nahle.
La zacatecana sigue siendo la favorita para gobernar Veracruz pero tiene un inconveniente; a pesar de contar con el apoyo presidencial, el de Claudia Sheinbaum, Cuitláhuac García, Eric Cisneros y Juan Javier Gómez Cazarín, no cuenta con el visto bueno de los veracruzanos.
Si Claudia Sheinbaum no ha podido despegar, Rocío Nahle ni siquiera está en la pista. Son dos aspirantes opacas y anodinas que necesitan de Andrés Manuel para levantar el vuelo. Pero éste carga sus propios demonios y comienza a perder altura.
La marcha le hizo mella; tanta que dijo que si su Reforma Electoral no pasa en el Congreso tiene un plan B. Pero los marchistas que se dieron cuenta de que le torcieron el brazo, no aceptan ese plan y han sido terminantes en las redes. “La Reforma Electoral no va. El INE no se toca y punto”.
El brete en el que está metido Andrés Manuel con su popularidad a la baja y con dos aspirantes sin chispa ni carisma, lo pueden hacer perder dos bastiones (la CDMX y Veracruz), que en conjunto suman 13 millones de votantes.
Pero ojo, si esto sucede la culpa no será de las señoras sino del propio López Obrador. En la cumbre de su soberbia ha cometido muchos errores y delitos, se ha peleado con medio mundo, ha abierto infinidad de frentes y todos los agraviados que son millones, de seguro en el 2024 le pasarán la factura.
Habrá que verlo.