Es tiempo de suma reflexión. La partidocracia corrupta y ambiciosa no puede seguir haciendo más daño
La ciudadanía de manera obligatoria debe de observar bien a sus empleados y exigirles cumplan para lo que se les contrató. Lo que está sucediendo en el país debe de alertarnos. Si bien es cierto que algo siempre ha sucedido, hoy tiene otras connotaciones. Las pasiones son extremas y en el partido de mayoría se están desgarrando entre ellos. La irreflexiva adelantada sucesión ha despertado como nunca una batalla intestina muy severa. Se están dando con todo y es lo de menos. Lo importante es que nadie trabaja para resolver nuestros múltiples problemas políticos, económicos y sociales. Vamos a la deriva mientras el ejecutivo, legislativo y judicial juegan a la ruleta rusa con sus ambiciones políticas. Es desalentador gastar cientos de miles de millones de pesos del erario, en las trifulcas de partidos políticos que no dan beneficios tangibles al pueblo de México. La nación se los demandará tarde que temprano. Hay que salvar al INE. Es la única esperanza.