ENMOLADAS

El adusto Augusto no se ve a gusto. En su pre campaña para la presidencia de la República se nota muy nervioso. Soberbio, altanero, déspota y violento se comporta el secretario de gobernación. Dicen desde palacio que su andar es de convencimiento en los congresos locales para favorecer el tema de la militarización. Otros aseguran que está en campaña, pues es la corcholata más visible y con más juego del momento. Pero algo no le cuadra. Su ceño es fruncido, ataca a propios y extraños, señala, advierte, amenaza. Una muy mala copia del tlatoani. Vocero del ejército ensucia su imagen personal y lo que representa. Enloquecido de poder -como los otros candidatos- quien debiera conciliar arremete hasta en contra de gobernadores de la oposición. Al contrario de lo que hace con los de MORENA, que viene a ensalzar virtudes inexistentes del gobernador de Veracruz Cuitláhuac García. Un estado fallido cooptado por los grupos de carteles del narcotráfico y con funcionarios de alto rango con comprobados nexos con la delincuencia organizada. Definitivamente el adusto Augusto sería una muy mala elección y debiera dedicarse para lo que se le paga. La violencia persiste y no es culpa del pasado sino de un presente ominoso para la Nación. Lo del ejército es un fraude más de este gobierno de mentiras y engaños. Ni sumando a todos los candidatos morenos se hace uno con verdadero liderazgo y figura de estadista. Están muy lejanos.

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