Para este servidor lector, la nota durante la visita del secretario de Gobernación Adán Augusto López al Congreso local, la dio el propio secretario al manifestar que le pidió consejos sobre seguridad al gobernador Cuitláhuac García, cuando él fue gobernador de Tabasco. “Estaba ahí para aconsejarnos… Una vez le llamé y de dije: ‘oye, ¿cómo le están haciendo en Coatzacoalcos?’”.
Y fue más allá: “Recuerdo una noche de noviembre, fue el último día de noviembre, vinimos a acompañar a Cuitláhuac en su toma de posesión y ese día Veracruz era prácticamente un caos, heredó un tiradero, pero se echó para adelante y hoy hay un Veracruz de pie, un Veracruz en plena reactivación económica, en plena construcción de la paz y con mejores condiciones de seguridad para todas y todos los veracruzanos, por eso lo reconozco y le aplaudo”.
Lo que hay que reconocerle Adán Augusto es su formidable capacidad para mentir y el cinismo con que lo hace.
¿Cuándo le pidió consejos a Cuitláhuac? ¿Antes o después de que secuestraran y decapitaran a una empresaria en Coatzacoalcos porque su esposo no pudo pagar el rescate? ¿Antes o después de la masacre del Caballo Blanco? ¿Antes o después de los asesinatos por racimos? ¿Antes o después de los levantones y secuestros? ¿Le preguntó cómo le hizo para convertir a ese municipio en casi un pueblo fantasma?
Que Cuitláhuac heredó un tiradero eso nadie lo discute, pero que ha multiplicado por varios ese tiradero es una brutal realidad.
¿Dónde está el Veracruz “en plena reactivación económica” cuando es muy pobre la obra pública y casi nula inversión privada? ¿Dónde cuando se han cerrado cientos de comercios, se han multiplicado los pobres, los desempleados y los vendedores informales? ¿Acaso éstos son parte de la reactivación de la economía?
Bueno sería que en lugar de andar de hablador se diera una vueltecita precisamente por Coatzacoalcos, Minatitlán, Las Choapas, Acayucan, Sayula de Alemán; o por Pánuco, Tantoyuca, Tuxpan, Poza Rica y le pregunte a la gente lo que opina de la “construcción de la paz” de Cuitláhuac García.
Ya que estuvo en Xalapa, ojalá se hubiera dado tiempo para preguntarle a la gente sobre el tema. La contestación de los xalapeños lo habría espantado.
Si como encargado de la política interna del país Adán Augusto ignora que en Veracruz la delincuencia está infiltrada en varios órganos de gobierno, en alcaldías, en la policía estatal y en las municipales, qué mal está haciendo su chamba. Pero si lo sabe y lo calla, qué fregados estamos todos.
Aunque nada de eso vio o quiso ver. El funcionario federal vino a que el Congreso local avalara la permanencia del Ejército en las calles hasta el 2028, y no tuvo ningún problema porque la votación fue de 38 sufragios a favor, nueve en contra y una abstención.
Pero también vino a hacerse como el tío Lolo.
No creo que ignore que en Veracruz los policías extorsionan, intimidan, roban, secuestran a sus propios compañeros y los desaparecen. O que el anterior titular de la SSP se fue impune cargando sobre sus hombros un rosario de señalamientos por todos esos delitos, pero Cuitláhuac García lo exoneró.
Todo eso lo pasó por alto para hablar de un Veracruz que sólo existe en su mente de mitómano y en la del gobernador y sus achichincles.
El cinismo de Adán Augusto fue tan evidente que “olvidó” que el Ejército ha documentado que Cuitláhuac García le abrió las puertas al Cártel del Noreste y que su exonerado ex colaborador regiomontano, Hugo Gutiérrez Maldonado, les brindó protección mientras ocupó el cargo de titular de la SSP.
También se pasó por el forro que la inteligencia militar de la Sedena lo señala a él de haber nombrado a tres sujetos que tienen relación con el Cártel Jalisco Nueva Generación, para altos cargos de la seguridad estatal cuando fue gobernador de Tabasco.
Nada de eso hubo en su discurso; ayer todo fue felicidad.
Lo único que le faltó para redondear la enmielada con la que cubrió al gobernador, fue decir que si llega a la presidencia de la República, Cuitláhuac García será el próximo titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Aunque todo cabe dentro de lo posible, Dios nos libre de una barbaridad de ese tamaño.