Conceptualmente, es la remoción de órganos o tejidos del cuerpo de una persona que ha muerto recientemente o de un donante vivo, con el propósito de realizar un transplante, previa extracción o extirpación bajo los procedimientos similares a una cirugía.
En México la Ley General de Salud establece que la donación de órganos lleva implícito el consentimiento tácito o expreso de la persona para que en vida o después de su muerte, su cuerpo o cualquiera de sus componentes se utilicen para trasplantes.
Hace casi un mes fue el día Nacional de la Donación y Trasplante de Órganos (el 26 de septiembre) y ese marco dedicado a la celebración para concientizar a la población sobre la necesidad de generar un cambio cultural, que permita avanzar, ya que en más de una ocasión hablar de un trasplante resulta ser la única opción para conservar la vida de un paciente, vemos que poco se hace.
Junto a Estados Unidos, España es líder mundial en el trasplante de órganos. La tasa en estos dos países al año 2020 fue de 38 donantes fallecidos por cada millón de habitantes, según un informe de la Dirección Europea para la Calidad del Medicamento y la Atención Sanitaria en mayo pasado.
Los trasplantes resultan ser sobre todo de pulmón, corazón, riñón, hígado, páncreas, intestino, estómago, piel, córnea, médula ósea, sangre, hueso, entre otros, siendo el riñón el órgano más comúnmente trasplantado a nivel mundial.
Podemos seguir con estadísticas, pero
la realidad es que esta cultura no avanza ni crece en México. No aparecemos, a pesar de ser altamente demandantes en la donación de órganos y tejidos. En los primeros lugares en el mundo de los donantes de órganos, España va a la cabeza con Estados Unidos y seguido de Croacia, Portugal, Bélgica y Francia.
Muy a pesar que anteriormente, de cada 10 mexicanos, 7 estaban en contra de la donación. Hoy la percepción se ha revertido: 7 de cada 10 están a favor de la donación, pero poco aportamos en ese sentido, ni promovemos siquiera campañas agresivas desde el sector salud.
UN CAFÉ CON DOBLE CARGA
Hace unos días comenté; habrá que estar atentos en el sentido de saber que hará la Comisión de Vigilancia del H. Congreso de Veracruz – como cuerpo colegiado – y si modificará los informes o respetará el trabajo técnico, administrativo y legal del ORFIS, aunque “no se debe descartar que todo resulte ser parte del chismerio tropical y jarocho de la época.” Y si, parece que la realidad es que en noventa días se modificarán los informes, seguramente hay por ahí algunas irregularidades que tratarán de enmendar y corregir, y con ello ahora demostrar que hay eficiencia y nulos actos por sospecha de corrupción. Creo lo van a hacer para que el Orfis solvente lo que ellos digan, y así todo quede bajo responsabilidad del Órgano Superior de Fiscalización y no de ellos, como ya ha sucedido en algunos casos, bueno eso dicen.
¡ ES CUANTO !