Ante la galopante corrupción nacional, México debe voltear a Singapur. En este país antes pobre y hoy un ejemplo de desarrollo y bienestar común, a los corruptos se les aplica la pena de muerte. Aquellos que roban a la Salud, Educación, al presupuesto para la alimentación de los que menos tienen son castigados. Primero se aplicó la cárcel pero al ver la reincidencia se tuvieron que tomar medidas más drásticas. En nuestro dolido México todos los gobiernos de la modernidad han saqueado y continúan con estas prácticas insanas. Las instituciones dedicadas principalmente a proporcionar beneficios a la Nación, son abordadas por piratas que se llevan, cuando terminan su sexenio, hasta las computadoras. Muchos de ellos en la actualidad carecen de lo más elemental como papel del baño, agua e instrumentos para realizar su trabajo. Por eso los trámites se vuelven eternos y hay nula respuesta. La corrupción somos todos del cínico José López Portillo parece una realidad. Por eso nuestro país no avanza. Hoy se gastan billones de pesos en obras que no tienen ningún beneficio, mientras los hospitales públicos carecen de infraestructura, personal calificado y medicinas. Igual en la educación el panorama es funesto. Aumenta la pobreza.
ENMOLADAS
La putrefacción brota por todos lados de gobierno.