Impactante el artículo “Cueste lo que cueste” de Leonardo Kouruchenko, en un periódico de tiraje nacional, en donde revela la reunión supersecreta, que tuvo el presidente con los gobernadores de Morena, en el que les da carta abierta para violar la ley electoral, en su artículo Kouruchenko refiere que textualmente el presidente expresó “Tienen mi autorización para hacer lo que sea necesario para conseguir el resultado”.
Es bien sabido que el presidente siempre ha estado en campaña y que, al parecer se cumplirá su capricho de ganar las elecciones, pues la oposición, según su proceder, está ya comprada por la 4 T, y no se le ha visto absolutamente nada para evitar que nuestro país caiga como está cayendo en una de las peores dictaduras.
Desde el inicio de mandato, el presidente en sus mañaneras solo ha usado el micrófono para agredir a quien no piense como él, para descalificar a quien le venga en gana en ese momento, culpando al pasado y quien quiera él de sus faltas de resultados y el que no sepa cumplir con sus obligaciones, pero sí ha logrado dividir a nuestro país.
Ante la falta de razón, el presidente recurre a la agresión, con el principal objetivo de insultar, vejar, desvalorizar y causar daño, alterando el estado emocional de quienes lo apoyan y gozan cuando se insulta a alguien, como si eso fuera un resultado efectivo que, al parecer, es lo que le gusta a la gran cantidad de la población.
El politólogo sinaloense Guadalupe Robles, hace un estudio sobre los “Siete Tipos de Políticos” que él considera existen y dentro de ellos cita al “Político Bravucón”, mencionando que “es aquel que concibe a la política como un pleito, como un ring, sin ideas ni soluciones. Le gusta ofender a sus rivales, burlarse de ellos, exhibirlos. Descubrir el lodo de la política y la condición humana. Termina haciendo de la política un Show. Más si le festejan sus ocurrencias. Generalmente tiene la piel delgada. Es intolerante a la crítica.” Considero que ya podrán estar etiquetando a una persona en particular, sobre las características señaladas por el doctor Robles, pero, cabe preguntarnos ¿por qué a la gente el gusta este tipo de políticos? Incluso, lo que prometía en campaña el presidente se palpaban imposibles, pero a mucha gente, no le importa ya el ofrecimiento que haga el político, sino que, al verlo envalentonado, insultando, denostando, agrediendo a los encumbrados, es lo que al parecer a la gente les llena de júbilo, lo festejan, lo motivan y hasta le brindan su apoyo.
Esto sucede en todos los políticos, se mencionaba a Ricardo Anaya como un buen opositor, que aunque su voz de niño bueno no lo ayude en nada, pero también lograba agredir, principalmente a López Obrador, pero en las encuestas ya lo desbancó Lily Téllez, quien en sus intervenciones en la tribuna del senado, en lugar de tratar de convencer, lo que hace es insultar y ofender que, aunque sean correctos sus argumentos, si no fuera agresiva, tendría el respaldo de personas con un criterio y prestigio mayor que quienes ahora la vitorean solo por su agresividad.
El psicólogo argentino Juan Armando Corbin, también ha realizado las características que reúne un agresor verbal, señalando que son: personas arbitrarias y necesitan tener bajo control a las personas de su entorno. Parecen ser buenas al principio y suelen caer bien al conocerlas, ganándose la confianza de la persona a quienes después la agreden verbalmente y psicológicamente. Son mentalmente rígidas y persiguen la verdad, pero la única verdad es la suya. Critican y tratan a la otra persona como si fuera su inferior y no se arrepienten de ello. No reconocen sus fallos propios, pues consideran que los demás no tienen razón. Viven del chantaje y hace que la víctima se sienta culpable. Se ofenden fácilmente y pasan de estar tranquilos a agresivos en segundos. Mienten con facilidad, pero exigen que los demás sean sinceros. Son egoístas y narcisistas, piensan que están encima de los demás y solo buscan satisfacer su propio placer.