Aprehendida, acusada, juzgada y sentenciada por un crimen cometido en Xalapa, a 327 kilómetros de donde se encontraba July Raquel Flores, le confirman el pasado fin de semana la sentencia de 60 años de prisión.
Una vil venganza de parte de Cuitláhuac García, “nuevo verdugo de mi hija”, sostiene el padre de July, Martín Flores.
“Todo por quejarse y denunciar ante los medios el atropello que fue objeto luego de ser aprehendida y violada por agentes ministeriales… y hoy, ya en prisión, ha sido repetidamente apaleada hasta dejarla en silla de ruedas”, sostiene.
Atrás se esconde que la verdadera autora del asesinato de la rectora de la Universidad de Valladolid, Guadalupe Martínez Aguilar, por lo cual acusaron y sentenciaron a July, fue la propia hermana de la académica, amiga de toda la vida de la Fiscal General de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns.
Así, al regresar al imaginario colectivo el atropello jurídico contra July, es tan solo para mostrar que la venganza ni siquiera es política, sino personal de parte de un gobernador encolerizado.
Es un berrinche que tiene un costo, July tendrá que esperar cumplir 90 años para quedar libre de un crimen que no cometió. Y sí, siempre tendrá presente ese 6 de noviembre del 2020 en el que su vida cambiaría para siempre.
Ese día, despertó muy temprano. Le urgía ir al vivero de Cuautitlán Izcalli, ya que su papá la estaba esperando desde las 6 de la mañana, amén de que tenía un pedido de birria para más tarde.
Jamás pasó por su mente que esa mañana se traduciría en una pesadilla de 60 años.
Previamente la Fiscal enteró de la localización al gobernador, quien se alzó en júbilo al presumir el esclarecimiento del homicidio que hoy se sabe fue un crimen preparado por la propia hermana de la víctima, de acuerdo a una revelación hecha Guadalupe Ferman, hija de la rectora, en un video (tic-toc) en donde denuncia que la autora de la muerte de su madre “¡fue mi tía!”.
“El 28 de julio de 2020, dos hombres armados entraron en mi casa y asesinaron a mi mamá. No se robaron nada, no se llevaron dinero pero sí los teléfonos y su único motivo fue matar a mi mamá. De hecho algunos ya están detenidos”.
La rectora recibió dos tiros, uno en la cabeza y el otro en el tórax que le provocarían una muerte instantánea.
¿Y la tía?
La tía está libre –vive en el extranjero- a pesar de estar comprobado que había tenido serias diferencias de carácter financiero con su hermana que las llevó incluso a escenificar peleas callejeras ya que ambas eran expertas en artes marciales.
Y en toda esta trama “¿Qué tuvo que ver nuestra hija?”, se preguntó Martín, padre de July, aquel 6 de noviembre, al momento de la aprehensión.
“Peor aún ¿qué tuvo que ver nuestro hijo Enrique, quien meses después de la detención de July, también fue aprehendido y obligado a confesar por un crimen que no cometió?”
Multiviolada por agentes ministeriales, quemada en sus genitales y torturada y asfixiada hasta el borde de la muerte, July hoy solo guarda en la memoria que está viviendo la peor de sus pesadillas.
En horas de la noche de aquel inolvidable 6 de noviembre, once policías ministeriales veracruzanos, entre ellos una mujer, la detuvieron sin leerle sus derechos y a punta de golpes la subieron a un auto para trasladarla a Xalapa.
July sería presentada ante el juez Marco Antonio Rodríguez Lobato, un burócrata en el hartazgo, que sin empacho dispuso como medida cautelar la prisión preventiva bajo el expediente “July #284”, como hoy se le conoce.
Ocho horas duró el viaje de la Ciudad de México a Xalapa donde la llevaron esposada y escoltada por cuatro ministeriales en el camino fue agredida particularmente por uno de ellos a quien le decían el comandante quien le insistía:
“¡No te hagas pendeja y confiesa! Tu mataste a Guadalupe ¿verdad? A lo que seguían los golpes en la cara y jalones de cabello, torceduras de mano y golpes en las costillas.
El tramo a Xalapa se prolongó debido a que pararon en repetidas ocasiones ora para torturarla y sacarle una confesión por escrito, ora para contestar llamadas de la Fiscalía que insistía en conocer la identidad de July y si ya se había declarado confesa.
Producto de las golpizas July se desmayó dos veces.
Lo más terrible de ese viacrucis fue cuando la empezaron a violar vaginalmente con los dedos por el “comandante” y un ministerial de nombre Esaú, todo en presencia de la mujer agente ministerial.
“Luego los toques eléctricos en mis genitales”, reseña en la declaración por la vía de la defensa legal que muestra el “pants” quemado justo en la zona vaginal.
Hubo un momento en que July reclamó al “comandante” si le gustaría que a su madre, su esposa o a sus hijas les hicieran lo mismo “que usted me está haciendo a mí”.
Vuelto loco, “¡Con mi familia no te metas, cabrona!”, el comandante, la golpeó de manera inclemente para posteriormente colocarle una bolsa de plástico en la cabeza hasta que perdió el conocimiento.
Tras la sentencia de 60 años la familia metió una apelación a través de las abogadas del Centro de Derechos Humanos “Agustín Pro”, misma que fue desechada por un juez quien ratifica la pena “por órdenes del gobernador por hacer mediático el caso”.
¡Valiente justicia!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo