Mis recuerdos de Bangalore

  • Hay 1,850 compañías de informática en esta ciudad
  • Computación genera 23,000 millones de dólares anuales
  • Infosys una empresa creada en 1981 por siete jóvenes vale 4,000 millones

Por Miguel Ángel Cristiani González

Estoy leyendo el libro de Andrés Oppnheimer ¡Basta de Historias! En donde le dedica un capítulo a la ciudad de Bangalore en el sur de la India, en donde nosotros tuvimos la oportunidad de vivir durante un mes y conocer distintos aspectos de la urbe que se ha convertido en el más importante polo de desarrollo de las tecnologías de la computación a nivel mundial.

Les compartimos en la Bitácora Política de hoy lo que escribió Oppenheimer: BANGALORE: ALTA TECNOLOGÍA EN MEDIO DE LA MISERIA

Visitar la sede de Infosys, la compañía de procesamiento de datos más grande de la India, me recordó las guaridas de los malos en las películas de James Bond: era una ciudad futurista dentro de una ciudad, con sus propias reglas de tránsito, empleados caminando por senderos con letreros por todos lados, y un aire de constante agitación. Infosys había sido creada en 1981 por siete jóvenes, con un capital conjunto de 250 dólares. Hoy día, tiene 69,000 empleados en todo el mundo, incluyendo 17,000 en su sede en Bangalore, y está valuada en más de 4,000 millones de dólares.

Lo más notable de la sede central de Infosys en la «ciudad electrónica», a unos 20 kilómetros de la ciudad de Bangalore, en el sur de la India, es el contraste con la pobreza que la rodea. El camino a la «ciudad electrónica» es tan caótico como los que había encontrado en Nueva Delhi, y la entrada al centro de empresas de computación de la India no tiene ni siquiera un semáforo. Simplemente, la ruta conduce a dos modernos edificios de vidrio que tienen la forma de pirámides invertidas, rodeados de varios otros edificios, en lo que viene a ser un complejo edificio ultramoderno, separado de la calle por una muralla de seguridad. Afuera, se pueden ver multitudes de indigentes recostados contra la muralla, y una ciudad de chozas improvisadas a un costado de la ruta. A pocos metros de los edificios de vidrio de Infosys y Hewlett Packard, uno ve algunos de los barrios más pobres sobre la tierra, con gente que camina descalza, bueyes que vagan por las calles y pordioseros por todos lados.

Pronto entendí por qué Bangalore debería convertirse en visita obligatoria para todos los líderes latinoamericanos. Hay 1,850 compañías de informática en esta ciudad de cinco millones y medio de habitantes, incluyendo la crema y nata de las principales firmas de computación del mundo, como Microsoft, IBM e Intel, y sus competidoras indias, incluyendo Infosys, Tata Consulting y I-flex. Juntas, emplean a 450 000 ingenieros, la mayoría de ellos jóvenes, que son responsables de la mayor parte de los 23,000 millones de dólares anuales que genera la India en ingresos provenientes de la informática.

M.N. Vidyashankar, el ministro de Tecnología de la Información del estado de Karnataka, cuya capital es Bangalore, me contó que la industria de procesamiento de datos y servicios de computación de Bangalore comenzó en los años ochenta; cuando se fundó Infosys en la ciudad, empezó a recibir cada vez más pedidos de Texas Instruments, y pronto comenzaron a crearse nuevas compañías indias para ofrecer servicios a las multinacionales más grandes de todo el mundo.

«La razón del boom de Bangalore es muy sencilla», me explicó Vidyashankar. «Un graduado de ingeniería de 21 años en India gana unos 3,300 dólares al año. Imagínate, si tú empleas a un graduado de ingeniería en Estados Unidos, tienes que pagarle por lo menos 50,000 dólares al año. Las empresas de Estados Unidos están contratando cada vez más servicios en la India, o montando sus propias subsidiarias de prestación de servicios aquí, porque abaratan enormemente sus costos.»

A medida que se instalaban cada vez más empresas de servicios de computación en Bangalore, aumentaba el número de estudiantes de la ciudad y sus alrededores que escogían carreras de ingeniería y tecnología. Y aunque los salarios de los jóvenes ingenieros de Bangalore eran mucho más bajos que los de sus contrapartes en Estados Unidos, eran muchísimo más altos que los de cualquier profesional en Bangalore. Un ingeniero gana tres veces más que un médico en Bangalore, me señaló el funcionario. «Hay casos de médicos que están trabajando en empresas de informática, porque ganan mucho más», explicó. Los ingenieros estaban comprando automóviles, comiendo en restaurantes, y produciendo un efecto económico multiplicador que estaba alcanzando a cada vez más habitantes de la ciudad. Y gracias al auge de la informática, el gobierno había podido elevar la recaudación de impuestos y empezar a construir las carreteras, escuelas y hospitales que tanto necesitaban los pobres.

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