“Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría.” – Salomón.
Dice el refrán popular: “De buenas intenciones, están llenos los panteones”.
Quizá esta frase se pudiera aplicar al apercibimiento que hiciera el ex senador, ex diputado y ex candidato al Gobierno de Veracruz, Héctor Yunes Landa, en Palacio de Gobierno, hasta donde llegó cargado de más buenas intenciones.
Su propuesta –que no mala en origen- se siembra en el peor de los terrenos para el cultivo, bajo la peor administración estatal para el fomento de la cultura de la democracia o la construcción de acuerdos de carácter político.
Para el Gobierno Transformador de Veracruz, las iniciativas que vengan de la oposición son menos que cientos de toneladas de estiércol en el campo, no sirven para nada, y si ensucian todo.
Aun cuando Yunes Landa presenta una propuesta sensata para la creación de un grupo plural que integre a todas las expresiones sociales, a las fuerzas políticas y a los actores económicos del Estado, con el propósito de elaborar una agenda de emergencia para atender de manera inmediata los graves problemas en materia de economía, desarrollo social, seguridad, procuración de justicia y derechos humanos, la respuesta será nula.
Tan es así que de inmediato tuvo respuesta, por parte de la secretaría General de Morena Veracruz, Elizabeth Cervantes de la Cruz, la cual aseguró que “lo que el priista Héctor Yunes debería hacer es pedirles perdón a las y los veracruzanos después del desastre que la pandilla de priistas que precedió al actual Gobierno, ocasionaron a nuestro estado”.
Así de rudo el mensaje, así de burdo, así de infame.
Y es que, el nivel de negación de la 4T es tan grave, que llega incluso a resultar patológico, al punto de no querer reconocer que son humanos, que se equivocan, y que si se yerra, se puede enmendar el camino, pero las fuertes mieles que da la “plenitud del pinche poder” –como dijera el clásico- dan para esto y más.
Si el propio titular del Ejecutivo, Cuitláhuac García Jiménez, se niega a reconocer que sus principales funcionarios son la causa del descrédito y terror que abunda en la entidad.
Desde la misma Secretaría de Gobierno, de la mano de su titular, E. Patrocinio Cisneros Burgos, se ha operado la descomposición social y política de Veracruz, empleando para ello, a otros poderes y entes autónomos que por conveniencia aplican la Ley del Garrote, la justicia selectiva, y la horca para el que se sale del huacal.
¿Que esperaba entonces Héctor Yunes Landa al apersonarse en Palacio de Gobierno? ¿Qué saliera el mismo Cisneros Burgos a recibirlo o el propio Ejecutivo Estatal? Que no conocen de cortesía política ni las letras con las que se construye la palabra.
Las buenas intenciones de Yunes Landa van más cargadas de reflectores mediáticos en tiempos en que la caballada como dirían los priistas de antaño, está más flaca y esquelética que nunca.
Pedirles que se dejen ayudar, cuando la oposición no alza la voz para exigir la salida de presos políticos por ejemplo a pesar de los dichos oficiales, resulta absurda, en momentos en que la 4T ejerce todo el poder a su alcance.
Pasará al anecdotario político de Veracruz, el día en que un ex aspirante al Gobierno de Veracruz intentó ser como aquel pasaje bíblico de Lucas 10:25-37 en la parábola del “Buen Samaritano”.
O usted ¿qué opina?
Al tiempo.
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