Aunque hay quienes aseguran que la alianza Va por México no desaparecerá y llevará al PRI como uno de sus protagonistas en 2024, yo lo dudo. La alianza ya se rompió y en el hipotético caso de que el tricolor se reintegre con Alejandro “Alito” Moreno a la cabeza, generará una desconfianza superlativa en el electorado.
Soy de los que piensan que si el campechano sigue al frente del PRI, el partido irá en alianza pero no con el PAN ni el PRD, además irá sin candidato propio, es decir, irá de vil comparsa. Me explico.
Cuando el 18 de agosto del 2019 Alejandro Moreno fue elegido dirigente nacional del PRI, el primero en aplaudir fue Andrés Manuel López Obrador, y no porque sean grandes cuates sino porque sabe de la cola bien larga que tiene el campechano para que se la pisen. Y por ahí lo torció.
Tras la negativa del PRI de votar a favor de la reforma eléctrica, Alito supo lo que es la furia presidencial y los mexicanos supimos del caserón que tiene en Campeche. Salieron a relucir audios escandalosos, videos comprometedores y el fantasma del desafuero lo persiguió por varios días hasta que se produjo el milagro.
De la nada apareció la diputada priista Yolanda de la Torre con una iniciativa para que las Fuerzas Armadas se queden en las calles hasta el 2028. Y en automático cesaron los audios, los videos y el intento de desafuero. También en automático se rompió la alianza del PAN y PRD con el PRI.
Y López Obrador feliz porque, al margen de su plan para que las Fuerzas Armadas sigan patrullando las calles del país, estaba su obsesión por reventar la alianza y lo logró.
Alito por su parte está en una encrucijada. Es por mucho el peor líder que ha tenido el PRI desde su fundación (bajo su liderazgo el partido ha perdido 11 gubernaturas) y las bases lo acusan de traidor. Pero por otro lado cuenta con el respaldo de los líderes del PRI en los 32 estados del país, que le deben a él su chamba.
En su fuero interno sabe que no podrá formar parte de la alianza con el PAN y el PRD, porque si lo intenta López Obrador revivirá el juicio de desafuero. Por ese lado el tabasqueño lo tiene bien apergollado de los… de ahí, lector.
¿Qué le queda? Mi tesis es que su única salida es jugarse el todo por el todo y dar un salto temerario. Es decir, vender al partido.
Que nadie se llame sorprendido si un día de estos les suelta a los priistas una arenga más o menos así: “Compañeros, hemos vivido en el error al aliarnos con lo peor de la derecha reaccionaria y a un partido (el PRD) que es un auténtico cadáver. Si queremos seguir haciendo historia, si queremos reinventarnos para que el PRI vuelva a ser lo que fue, el viraje, el rumbo que debemos tomar es a la izquierda. Nuestra alianza debe ser con la auténtica izquierda”.
¿Será capaz? Ucha, como dijo un clásico: me canso ganso.
Quizá intuyendo eso, este fin de semana el senador priista Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que en los próximos días un grupo de tricolores pedirán al Comité Ejecutivo Nacional adelantar la salida de Alejandro Moreno.
“Hay enojo y molestia de muchos militantes del PRI en el país con la dirigencia, por lo que buscaremos su salida de forma adelantada. Él termina su periodo en agosto de 2023 y busca una prórroga, pero no creo que suceda. Vamos a pedirle con seriedad (su renuncia), ya sabemos su contestación, pero lo que queremos es que legalmente con la obligación de los estatutos, pueda llamarse a elecciones en agosto (de este año) para la renovación, si es que no quiere salirse ahora”, indicó el hidalguense.
Pero un veterano priista veracruzano con quien dialogué este domingo me dijo: “Alejandro no se irá por las buenas por lo que habrá que echarlo a patadas. Así como hay Golpes de Estado, este sería un Golpe de Partido y te aseguro que muy pocos dentro del PRI lo tomarán a mal”.
-Y si por alguna razón Alito no se quiere ir ¿qué va a pasar?
-El PRI terminará hecho pedazos y lo que quede de él lo venderá a Morena- sentenció.
Más que sorprenderme, me dejó anonadado que el viejo priista y yo coincidiéramos en ese sentido. Pienso que con tal de librar la prisión, Alejandro Moreno es capaz de venderle su alma al diablo y vender el PRI a Morena. Y que el partido termine de vergonzosa rémora; en émulo del PVEM y el PT es una pésima noticia para los tricolores de pura cepa.
Pero de Alejandro Moreno todo se puede esperar, menos que saque al PRI del hoyo en el que lo metió.
En las próximas semanas se sabrá si sigue en el tricolor o lo echan. Si se queda, adiós a la alianza y adiós al PRI como lo conocimos. Pero si se va, el nonagenario partido recibirá un tanque de oxígeno que puede darle más vida vida y como consecuencia, más cuerda.
El argumento de Marlon sobre la GN
Sobre la iniciativa de Yolanda de la Torre, el dirigente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín fijó su postura, aunque hay que decirlo, postura que no empata con la de muchos priistas veracruzanos.
Dijo que su partido está contra la militarización de lo que puede llegar a ser la policía civil, por eso votaron en contra de la incorporación de la Guardia Nacional a la SEDENA; pero… (las mayúsculas son del texto original) “NO PODEMOS ESPERAR QUE EN UN AÑO ESTÉ PREPARADA PARA ENFRENTAR LA INSEGURIDAD, NECESITA EL ACOMPAÑAMIENTO DE LAS FUERZAS ARMADAS”.
Marlon agregó: “Un día después de que el Ejército y la Marina regresen a los cuarteles, nos vamos a levantar en un país con más descontrol e impunidad que en el que hoy vivimos y el gobierno de Morena va a querer culpar al PAN, al PRI y al PRD por no permitir el acompañamiento a la Guardia Nacional en su proceso de fortalecimiento y armonización legal en todo el país.
“¿Qué garantiza que en cuatro años más se haga lo que no se hizo antes? La garantía no es de nosotros, Morena estará en el gobierno federal hasta el 30 de septiembre de 2024 y ellos son los que tienen que asumir la responsabilidad de la seguridad del país, pero es mezquino buscar que el colapso cueste aún más vidas inocentes, observando como fracasa su estrategia. Respetamos lo que dicen los partidos de la alianza. Tenemos un proyecto conjunto, pero eso no quiere decir que coincidamos en todo”.
Y finalmente lanzó su espada para que vayan por ella cuatro alcaldes: “El que suscribe, como diputado local, pero sobre todo como presidente del PRI, me comprometo a que si Patricia Lobeira, alcaldesa de Veracruz; Amado Cruz, alcalde de Coatzacoalcos; Adolfo Carrión, alcalde de La Antigua; y Rosalba Rodríguez, alcaldesa de Acayucan, se expresan a favor de que el Ejército salga de las calles, estoy en posibilidad de acompañar su exigencia, mediante un documento dirigido a la compañera diputada (Yolanda de la Torre), para que retire la iniciativa o que los incluya en un transitorio que los exente de su presencia”.
Hasta ahí la postura de Marlon, ¿cuál es la tuya, lector?