Por años la opinión pública se ha preguntado por qué Cuitláhuac García es el favorito de López Obrador al grado de considerarlo no solo “honesto”, sino “bendito”.
Hoy todo queda claro, tras las revelaciones de Porfirio Muñoz Ledo al poner al descubierto el tráfico del llamado “dinero negro” y, para el caso de Cuitláhuac ser, desde 2016, el operador y proveedor de entregas de dinero público a la dirigencia de Morena.
Desde 2018 está claro además, que vía subejercicios que alcanza hasta el 82% del presupuesto, se abona a la gran bolsa del gobierno federal.
Y en lo que corresponde al “dinero negro”, destaca de manera relevante la participación de los cárteles delincuenciales en la cosa pública.
Todo ello es parte de una estrategia nacional donde Cuitláhuac García, gracias a ser el correo del dinero, fue colocado en la cima del poder local.
La punta de la hebra.
Porfirio Muñoz Ledo reveló en días pasados a Latinus “los métodos de financiamiento de Mario Delgado desde su llegada a la dirigencia de Morena, en donde saltan a la vista la cabeza de la operación que recae en Ricardo Peralta, subsecretario de Gobernación en la época de Olga Sánchez Cordero; Rocío Nahle, secretaria de Energía, y Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz”.
“El esquema de financiamiento ilegal tuvo una matriz donde se entregaba y recolectaba el dinero” que provenía de las aduanas que dejaban “hasta cinco millones de dólares”.
Otra fuente procedía del huachicoleo.
Según el esquema, el operador de esta maniobra está identificado como “Alfredo Treviño, quien sería primo hermano de Ernesto Pérez Astorga, ex secretario de Economía en el gobierno de Cuitláhuac García y senador suplente que tomó el lugar de Ricardo Ahued, cuando este sustituyó a Peralta en las aduanas”.
El caso Nahle.
El 26 de octubre del año pasado el Departamento de Justicia de Washington, da a conocer una colosal operación de lavado de dinero que tocaba al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y cómplices de México.
Para el “Departamento del Tesoro” norteamericano, existe una triangulación millonaria de al menos 350 millones de dólares –siete mil 500 millones de pesos- conducida por operadores financieros de Maduro en complicidad con Nahle.
¿De ello estaba enterado López Obrador? “¡Por supuesto!”, según Muñoz Ledo.
El caso Cuitláhuac.
En 2016 el nombre de este desconocido que vestido de payaso animaba mítines “que mucho gustaban al Peje”, solo era recordado por la extraña muerte de una familiar –por broncoaspiración- luego de una larga francachela en donde el apodado “Cuícaras” salió involucrado, situación que llevó a su padre Atanasio a sacarlo del país y llevarlo “a estudiar” a Alemania.
Sin embargo, a la vuelta de un par de años ya de regreso, logra una singular proyección al convertirse en el correo de recursos financieros para Morena provenientes de dos fuentes: la gubernamental y la del crimen organizado.
Ya el propio Héctor Yunes en alguna oportunidad hizo pública la presunta entrega de maletines de dinero a Cuitláhuac en casa Veracruz destinados a la campaña presidencial de AMLO.
Yunes sostiene y testifica que en 2016 hubo dos entregas de dinero en maletas negras a Cuitláhuac García que, sin especificar el monto, se habla de 800 millones de pesos entregados en “Casa Veracruz” al pie de una Grand Cherokee que llevaba Cuitláhuac acompañado de un chofer.
En paralelo, el 22 de febrero de 2017, el gobernador Miguel Angel Yunes aseguró que López Obrador recibía 2.5 millones de pesos mensuales de Javier Duarte. No especificó quién era el correo, pero ya desde ese entonces se hablaba de Cuitláhuac.
En el fondo de todos estos diferendos privados hechos públicos, desde el 2016 siempre aparece la figura de Cuitláhuac, quien menso-menso pero no tanto, supo interpretar las urgencias y ambiciones del jefe, mismas que lo llevarían a la candidatura por la gubernatura.
Del dinero sucio se reveló por aquellos momentos previos a la elección presidencial de sus ligas con Luis Rubén y Marco Tulio Barragán Ríos, por sus nexos con Carlos “N”, alias “Pegaso”, “Z-35” o “Ultra”, que a la fecha tienen parte del control del sur del estado.
Ello al igual que los conectes con Erasmo Vázquez González, alias “El Chivo” o el “Z-9” quien tiene a su cargo la plaza de Acayucan, extendida tras el gobierno de Cuitláhuac, a la Cuenca del Papaloapan.
En toda esa región tomó gran fuerza la industria del secuestro, extorsiones a ganaderos y productores de Azueta, Cosamaloapan, Isla, Playa Vicente y San Juan Evangelista.
Y si bien Cuitláhuac García se mueve en la más absoluta secrecía y prefiere andar solo atendiendo los asuntos del patrón, no pudo evitar el 1º de diciembre del 2021 ser fotografiado al lado de Gastón Arriaga, uno de los conspicuos del Cartel del Golfo.
Tampoco ocultar el vínculo que trae con Julián Organista, alias “El Bule”, quien es el operador de Gómez Cazarín en la zona de Los Tuxtlas, donde impera la ley de la selva tras la ola de secuestros, huachicol y Fentanilo, así como el trasiego.
Ya por lo pronto, Estados Unidos tiene identificada como se escenifica la guerra de los cárteles.
Según el “Informe: Crimen y Organizaciones del Tráfico de Drogas” elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso de los EU, muestra que para el caso Veracruz el “Cartel Sinaloa”, no ha podido asentarse debido a que “la disputa territorial es entre el CJNG y los Zetas”.
Las sospechosas visitas presidenciales es otro gran tema.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo