AMLO divide y gana

La ruptura de la alianza opositora Va por México sólo beneficia a una persona llamada Andrés Manuel López Obrador, quien con la máxima que se atribuye al emperador Julio César, de “divide y vencerás”, supo dónde, pero sobre todo cuándo dividir para garantizar el triunfo electoral en 2023 y en 2024.

Para dividir las fuerzas de la oposición, que nunca tuvieron una sólida alianza, se requiere conocer la personalidad de los responsables de esta unión efímera y ficticia, porque no sólo tuvo que ver la decisión del líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, de apoyar que la Guardia Nacional pertenezca a la Secretaría de la Defensa Nacional, sino que debía conocer el carácter visceral del líder panista Marko Cortés, y la reacción rápida y poco elaborado del líder de lo que queda del PRD, Jesús Zambrano.

 

 

Aquí aplicó el Presidente la frase del autor de El arte de la Guerra, Tzun Tzu, que dice: “Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y saldrás triunfador en mil batallas”.

Así, la decisión de Alejandro Moreno de ir con Morena en la votación por la incorporación de la Guardia a la Sedena, fue sólo la provocación par que Marko pudiera un ultimátum para que retirara su postura y se incorporara al acuerdo de la oposición de no presentar propuestas en el legislativo, en un periodo de huelga parlamentaria que habían acordado esos tres partidos.

La suspensión “temporal” de la alianza anuncia naufragio de oposición no sólo para las elecciones del próximo año en el Edomex y Coahuila, sino de manera definitiva, por lo que la pulverización del voto opositor es un hecho, si a esto sumamos la ausencia de un candidato fuerte pues se anuncia una derrota sin precedente la oposición que no supo trabajar en los últimos años y ahora sufre sus consecuencias.

La postura del líder priísta ahora también afecta en la unidad panista que tiene sus propias posiciones. Y dejan cada vez más solo a Marko Cortés, porque cuando dijo que veía en Mauricio Kuri a un gran competidor por la Presidencia de la República para 2024, el gobernador de Querétaro habló en favor de que se incorporara la Guardia a la Sedena. Posteriormente en su informe de gobierno el gobernador panista recalcó que “si le va bien al Presidente, le va bien a México”, y se pronunció a favor de López Obrador.

Otro de los posibles competidores por la Presidencia de la república es el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, quien armonizó con el Presidente en su más reciente visita a la entidad para supervisar las obras del Tren Maya, y coincidió con sus propuestas.

Por si fuera poco, el gobernador panista de Durango, José Rosas Aispuro, respaldó la incorporación de la Guardia Nacional y la reforma aprobada por el Congreso para que la Secretaría de la Defensa tome el control total de su operación.

La alianza opositora se deshace porque el PAN no quiere y no puede cargar con un muerto como el para para competir en las urnas. Pero esta división de la oposición crea nuevas alianzas porque desde ahora se anuncia una coalición electoral en Puebla para 2024, cuando se renueve la gubernatura de esa entidad y así evitar, a toda costa que pudiera llegar a gobernarla el impresentable Javier Lozano, quien ya prepara su campaña impulsada por otro desequilibrado como Carlos Alazraki.

 

 

 

López Obrador se ha alejado o disuelto enemigos grandes y pequeños, supo desmembrar grupos como Frena, desactivar enemigos internos como Monreal y Muñoz Ledo, desacreditar contrincantes externos como Ricardo Anaya y Felipe Calderón. Colocar en las puertas de la cárcel a Cabeza de Vaca o a Peña Nieto. Desde luego que son agentes políticos que no necesitan enemigos, porque solitos se matan, pero los dejó fuera de combate. A las instancias contrarias las redujo al ridículo como el INE y al grupo de Mexicanos contra la Corrupción, a los desenmascaró.

A los partidos políticos los ha dejado en un estado de indefensión a grado tal que mendigan aliados, como lo hiciera en repetidas ocasiones el PAN ante Movimiento Ciudadano, al que le pide se una a ellos para salvarse y seguir viviendo del presupuesto a través del registro de sus partidos.

A la democracia mexicana le hace falta una oposición que esté a la altura de su competidor, es decir, un contrapeso con la fortaleza suficiente como para competir con la ola del 4T. desde luego, la oposición tiene como recurso desesperado afirmar que detrás de ellos hay millones de mexicanos, así lo dice el PAN, el PRD, Marko, Frena, Anaya, Téllez, etc. Nadie sabe dónde están esos mexicanos que esos efímeros líderes afirman apoyan.

López Obrador colocó a más de un comunicador del pasado como parte de los periodistas por decreto, título de facto que otorgaban los mandatarios mexicanos a sus aduladores. Cada conferencia matutina es una develación de los verdaderos rostros de los comunicadores a los que les quitó la máscara y el título de periodista.

Todavía faltan dos años para las elecciones de Presidente de la República y ya se sabe al ganador, es por ello que al tener el triunfo electoral asegura los morenistas se pelean entre ellos para ganar la candidatura, porque, como sucedía en los tiempos del viejo P¨RI, competir era ganar. Esta disputa por la candidatura crea, al mismo tiempo divisiones dentro de Morena que pueden causarle grave daño, a pesar de la fuerza de su líder y de la solidez de sus candidatos.

Pasará mucho tiempo para que haya una oposición como la que necesita el país, suficientemente fuerte como para competir con un movimiento que tiene un solo liderazgo y que a pesar de que sólo esté en el recuerdo, puede ganar elecciones.

 

PEGA Y CORRE

Porfirio Muñoz Ledo, diputado de Morena, en un gesto de nostalgia por convivir con agentes de la derecha más conservadora invitó al líder nacional del PAN, Marko Cortés, a su casa a desayunar. En estos momentos cualquier acto similar tiene sus interpretaciones y sus consecuencias.

 

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes

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