“Los hombres inteligentes quieren aprender; los demás, enseñar.” – Anton Chejov.
Y una vez más la sociedad mexicana se engancha en un nuevo capítulo de su tragicomedia nacional “la política y sus políticos”, en donde el argumento de la historia se basa en ver como la denostación de una vocación que debiera servir a la sociedad para transformarla, se emplea en beneficio primogénito de quienes la ejercen.
Así que todo lo que debiera ser de beneficio social para la generalidad, es sustituido por la serie de enjuagues y triquiñuelas que al amparo del ejercicio político se agenciaron los grandes personajes de esta tragicomedia.
Alejandro Moreno Cárdenas, el famoso “Alito” el mismo que es un profesional de la política, formado e impulsado desde las bases del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de donde fue dirigente juvenil en tiempos de Roberto Madrazo o la misma Beatriz Paredes Rangel, pero que, ahora convertido en la realidad y futuro del PRI, hace amagues para terminar de destruir al mismo Instituto Político que fundó el mismo Plutarco Elías Calles, para beneficio personal.
Ha logrado lo que pocos, terminar de destruir la que algunos afirmaban era la última posibilidad de sobrevivencia creíble de este instituto político en la Coalición Va Por México, todo por salvar la cárcel, a cambio de votar la ampliación del uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.
La innegable militarización del país, aunada a la pésima política de seguridad emprendida por el Gobierno Federal, ponen de punta los cabellos de los opositores al actual régimen bajo el argumento, de estar a un paso del estado tiránico y dictatorial.
Pero el proceder de “Alito” Moreno, no es de sorprender a nadie.
Es este personaje el mejor y más acabado ejemplo de la clase política construida por los santones de la política priista nacional, la cual los formó, los preparó y los encumbró con el único fin de terminar de destruir con el ideario priista.
Así “Alito” representa a los Javier Duarte, a los Murat, al mismo Peña Nieto, que al paso de los años han terminado de redirigir al partido en una institución de verdaderos hampones y delincuentes de cuello blanco, que encaramados en los cargos públicos que han ostentado, no tuvieron más que una sola cosa en mente, ¿cuánto me voy a llevar?
Bajo este escenario, quizá lo mejor que le suceda al Partido Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) sea desligarse del chaquetero y bravucón dirigente, que ya sabían iba a terminar haciendo su gracia, y abrirse a la posibilidad de construir con Dante Alfonso Delgado Ranauro y su Movimiento Ciudadano (MC) una nueva coalición, en donde Dante imponga al candidato a la presidencia y seda las gubernaturas a estos partidos políticos.
El costo beneficio de la posible jugada es inmensamente proporcional al manejo pulcro y bien llevado que seguramente habrán de estar ya operando, si realmente se quiere ponerles freno a las ocurrencias del presidente Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación.
Ahora la pregunta será en Veracruz, ¿están listos los Yunes, Héctor y Pepe para ir en pos de una candidatura –la priista- sin aliados, porque para cómo se están cocinando las cosas, el PRI, terminará perdiendo hasta el registro?
Al tiempo.
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