Ni en racimo ni en manada

Desde 1966 en que comenzaron los estudios de factibilidad para su construcción, se empezaron a escribir historias negras sobre la Planta Termonuclear de Laguna Verde; que si se contaminaría los ríos, que si moriría la gente, que si esto, que si el otro.

A principios de los setenta un pasquín publicó la patética foto de un menor presuntamente deformado por haber bebido agua de un río cercano a Laguna Verde. Y eso que aún no echaban a andar la Planta.

De leyendas urbanas de esa naturaleza se agarró la izquierda dogmática para tratar de impedir su construcción. En los ochenta nació un movimiento antinuclear compuesto principalmente por intelectuales, que alertaron sobre la posibilidad de que sujetos inescrupulosos se robaran el uranio de Laguna Verde para fabricar bombas nucleares y ya imaginarás la psicosis que se armó, lector.

Pero nada de eso funcionó. El último decreto que firmó Miguel de la Madrid como presidente fue para echar a andar la Planta. La bronca fue para Carlos Salinas que tuvo que capotear las protestas que arreciaron.

¿Tenían razón de ser las protestas? No, Laguna Verde era una Planta segura… hasta antes del 11 de marzo del 2011 en que un terremoto de 9.1 grados combinado con un tsunami, devastaron la ciudad de Tohocu en Japón y provocaron una explosión en la planta nuclear de Fukushima.

Laguna Verde puede aguantar un terremoto de 8 grados, pero un grado más será letal. Y no está preparada para un fregadazo de esa magnitud.

Como candidato (siempre como candidato) Andrés Manuel López Obrador se pronunció por cerrarla: “Es un riesgo latente para la población; es un peligro para Veracruz”. Quizá en una de esas ocasiones lo acompañó la zacatecana Rocío Nahle que de seguro dijo lo mismo.

Laguna Verde comenzó a ser obsoleta en 1988 cuando se echó a andar. Aún con eso ha dado servicio por más de treinta años y ya es hora de su jubilación por varios factores: porque es contaminante; porque hay nuevos y limpios generadores de energía y sobre todo, porque ahora sí representa un riesgo a los ecosistemas y a la población.

Pero…

Este jueves la CFE dio a conocer un comunicado donde señala: “Consciente de la necesidad e importancia de la energía nuclear de la Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde para México, la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, autorizó la renovación de la licencia de operación a la Unidad 2 de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV-U2). La licencia cuenta con el aval técnico de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) y tiene una vigencia del 11 de abril de 2025 al 10 de abril de 2055”.

Es decir, nomás por 30 años.

El boletín agrega que la Planta no emite contaminantes y opera dentro de las normas y estándares de seguridad y calidad de la industria nuclear nacional e internacional. Esto es falso. Un movimiento telúrico de más de 9 grados… y adiós.

De hecho y sin terremotos de por medio, el pasado 30 de octubre hubo contratiempos que llevaron a la paralización temporal en la Unidad 2, la que acaba de obtener su nueva certificación por 30 años.

Eso le importó pura corneta al presidente López Obrador que ordenó a Rocío Nahle estampar su firma en la renovación de la licencia y ésta lo hizo sin chistar, lo que puso furiosos a los veracruzanos que ahora le tienen más encono.

“Pero en el pecado llevará la penitencia. En caso de que logre la candidatura a la gubernatura, Laguna Verde se convertirá en su más pesado fardo cuando ande en campaña porque todo mundo se lo echará en cara”, me dijo un analista.  Y me temo que así sea.

Ay Rocío… ay Rocío… si con acciones como ésta piensa que los veracruzanos sufragarán por ella en racimo y en manada, qué perdida y desorientada está la mujer. Qué mal anda.

 

Los datos de Marlon y la pirinola de Cuitláhuac

Si algo tiene el dirigente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín, es que cuando convoca a una conferencia de prensa siempre da la nota con datos duros e irrebatibles y este jueves no fue la excepción.

Para empezar, denunció que ante los problemas que afectan a los veracruzanos como el desempleo, la inflación, la inseguridad, la falta de servicios de salud y la corrupción, el gobierno de Morena en lugar de dar soluciones desvía la atención inventado noticias y promocionando los temas que le convienen como las famosas “corcholatas”, Claudia Sheinbaum, la Ley Nahle o eventos como el Festival de la Garnacha y el Festival de la Salsa.

Dijo que en Veracruz hay un “gobierno de pirinola” y recordó que como partido de oposición responsable, se ha alertado oportunamente desde el 2019, las deficiencias en todos los rubros de la actual administración estatal. “En 82 días estaremos esperando el Informe de Gobierno y lo contrastaremos con la realidad, y esperamos que no siga el imperio de ‘los otros datos’”.

Marlon aseguró que de acuerdo a datos de la propia Secretaría de Finanzas, hay un subejercicio acumulado de 2019 a 2022 que llega a los 16 mil 257.2 millones de pesos. De acuerdo al IMSS, hay 26 mil 913 empleos perdidos de 2019 a 2022; lo que se agrava con la inflación, que de acuerdo al INEGI pasó de 2.82 en 2019 a 8.62 en la primera quincena de agosto de este año.

A esos datos el líder del tricolor agregó otros. Dijo que de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública los delitos han aumentado de 89 mil 822 en 2019, a 218 mil 249 a julio de 2022. En 2019 había 1 millón 329 mil 700 veracruzanos sin acceso a servicios de salud, pero en lo que va del 2022 la cifra se han incrementado en 2 millones 508 mil 900. De igual forma, la percepción de desconfianza del ciudadano hacia el gobierno ha empeorado y Veracruz es el lugar 23 de 32 estados de la república. “Y estos son únicamente algunos problemas en el estado, que se suman a los problemas en el país”.

bernardogup@hotmail.com

 

 

 

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