***Le imputan delitos gracias a declaraciones tendenciosas de colaboradores del duartista Luis Ángel Bravo Contreras, en su afán de venganza.
***El Gobierno de Cuitláhuac García acata órdenes a favor de duartistas, como pago de triunfos electorales en el 2018.
Durante la campaña a la gubernatura del 2016, los veracruzanos estaban cansados de un gobierno represor siendo una característica esencial de la administración de Javier Duarte de Ochoa, convirtiéndose en un gobernador loco, ladrón y cínico, pues pensaba que los recursos estatales le pertenecían y podía hacer con ellos lo que le diera en gana. Y sus colaboradores también sufrieron de esa demencia, entre ellos, Luis Ángel Bravo Contreras.
Como fiscal general, conocido como “El Fisculín”, Luis Ángel Bravo Contreras se dedicó a limpiar la enorme lista de ejecuciones, asesinatos y secuestros, para no ser investigados. Las denuncias eran desechadas realizando omisiones a deberes legales y los arteros asesinatos a periodistas eran un deporte en Veracruz. Bravo Contreras sabía sobre todas las actividades delictivas de los grupos de Seguridad Pública y Fuerza Civil al mando de Arturo Bermúdez Zurita y conoció sobre la manipulación y el ocultamiento de muchos cadáveres en fosas clandestinas, guardando silencio cómplice, pues los desaparecidos nunca fueron prioridad en el gobierno de Duarte, quien permitió la muerte y desaparición de miles de personas en Veracruz.
Luis Ángel Bravo Contreras fue cómplice de matanzas, asesinatos y toleró que los policías de Seguridad Pública y Agentes Ministeriales trabajaban para grupos delincuenciales. Las detenciones disminuyeron, imperó la impunidad y Luis Ángel se convirtió en el encargado de la limpieza de las porquerías que realizaba Arturo Bermúdez y del propio Javier Duarte de Ochoa.
Todo esto que expresamos, fue parte de nuestro libro titulado “Sí merezco abundancia”, de la Editorial Planeta, donde narramos terribles sucesos y Veracruz estaba en una guerra territorial entre cárteles de la droga, quienes financiaron las campañas de Javier Duarte y controlaban a la Fiscalía General del Estado.
Hoy, con la cacería y detención de Jorge Winckler en Puerto Escondido, Oaxaca, para luego ser llevado a Pacho Viejo, fue gracias a la presión aplicada por Luis Ángel Bravo Contreras y la paranoia del secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, quien trata de borrar todo lo que huela al yunismo y sobre todo, a Jorge Winckler.
Hace unos días, en el Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Séptimo Circuito se desahogó el proyecto del magistrado ponente Octavio Ramos Ramos de “dejar insubsistente el Acuerdo de tres de septiembre de dos mil diecinueve, emitido por la Diputación Permanente de la Sexagésima Quinta Legislatura, publicado en la Gaceta Oficial del Estado de Veracruz; y proceder de inmediato a su restitución en el cargo que venía ocupando, así como a realizar el pago de su sueldo y demás prestaciones económicas y de seguridad social, desde su separación hasta su restitución”.
Bajo la presión presidencial, fue desechado este proyecto, negándole el amparo a Jorge Winkler, cuando cualquier abogado en Veracruz sabe que diputados locales del Congreso del Estado violentaron los derechos de Winckler Ortiz, en su ilegal destitución. De haber sido votado a favor, el gobierno de Cuitláhuac García estaría en problemas y ellos ya tenían dos denuncias más en puerta para ser aplicadas contra Winckler.
Ante este susto para los pillos morenistas, reactivaron la cacería, buscaron traidores quienes le pusieran el dedo a Winckler y ser localizado en Puerto Escondido, para se llevado a Pacho Viejo y este 1 de agosto, trasladarlo al Penal del Altiplano, con el fin de tener controladas sus visitas y fuera de Veracruz.
Triste, pues ante todo es nuestro amigo y conocemos su capacidad como abogado y leal funcionario de Miguel Ángel Yunes Linares. Al perder el PAN la gubernatura y asumir el cargo Cuitláhuac García, Jorge Winckler aguantó los gritos y bajezas que le decía Eric Cisneros Burgos durante las reuniones de seguridad. El conocido como “Bola 8” le pidió su renuncia y él no aceptó, pues había sido nombrado en el cargo por nueve años y la ley lo amparaba.
Por eso, era necesario buscar a testigos a modo, quienes son los mismos cómplices en secuestros, omisiones a deberes legales y hacer el trabajo sucio de Luis Ángel Bravo Contreras, a su paso como fiscal.
Y la venganza se cumple a petición de Javier Duarte, quien es el único tonto preso en el Reclusorio Norte, pues todos sus colaboradores están libres y felices, mientras el jefe, como el juego del “Can-Can”, dio salvación para todos sus amigos.
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