En minutos el Peje pasó de ganso a gansito.
Dos llamadas de Peña Nieto y un video con la advertencia de que se haría público, fueron suficientes para que, más rápido que aprisa, López Obrador se echara para atrás.
De pronto, ya no encontró culpa ni responsabilidad alguna al expresidente.
Luego de la andanada de advertencias y amenazas contra Peña y su ex Paloma, de pronto López Obrador duda, balbucea. No sabe cómo exonerar al que unas horas antes lo veía en un penal de alta seguridad.
Con palabras atropelladas y sin armonía concluye: “No perseguimos a nadie”, un usted disculpe disfrazado escondía su amenazado enclave de poder puesto en conflicto al pretender romper un pacto que Peña Nieto.
Se le hizo fácil, a través de la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República intimidar al ex presidente en aras de arrebatar el estado de México, que le representa 12 millones de votos para la causa presidencial del 2024.
No contaba con los ases bajo la manga de Peña. Ni que su primera magistratura, apoyada por el Cartel de Sinaloa tenía un Talón de Aquiles.
No consideró la fuerza del poder del dinero nacional y trasnacional que representa. Tampoco del respaldo del Cartel Jalisco Nueva Generación y seis Cárteles más, así como el indiscutible poder del “Grupo Atlacomulco”, dueño y señor no solo del Estado de México, sino del dinero de México.
Desdeñó las viejas alianzas, aun vivas, de la Nomenklatura y el oscuro poder económico y político en el que se mueve Carlos Salinas, a final de cuentas aliado con Peña Nieto.
Hoy tras el diferendo, cobra fuerza la amenaza que se cierne sobre la cabeza de AMLO. Audios, videos y documentos incriminatorios no solo lo enlodan, sino salpican a sus hermanos, su familia y círculo cercano de colaboradores.
Desde que AMLO tomó posesión en el 2018, siempre supo del material del CISEN que durante 20 años mantuvo a resguardo y que hoy está en poder de Peña Nieto.
Peña sería fiel a los acuerdos que contemplaban la entrega del poder en 2018 a cambio de impunidad; de no ser tocado en sus intereses y fortuna; de ser respetado y no llevar a prisión a su círculo más cercano, así como salir del país una vez concluido el cargo.
El ex presidente, sin embargo, tuvo el cuidado de blindarse, como debe ser en política.
Conservó y llevó consigo ocho expedientes que albergan el secreto mejor guardado de la vida pública de AMLO.
Son documentos, audios y videos que datan de la vieja Dirección Federal de Seguridad hasta el hoy desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional, CISEN. Son parte de las 8 mil 320 carpetas donde está se encuentra el paso del hoy presidente por la política.
Ahí se guarda la verdad sobre la muerte de su hermano José Ramón en 1962, por un disparo atrás de la oreja al estar maniobrando una pistola en el negocio de telas del matrimonio formado por Andrés López Ramón y de Manuela Obrador González, el cual era atendido por dos de sus hijos. Andrés Manuel tenía 15 años
Un año después se sucede el asesinato de su amigo José Angel León Hernández por una disputa en un juego de beisbol. También está documentado.
Ello al igual que la compra de una finca rústica en Palenque, Chiapas”, bajo testimonio de la DFS.
En la hoja 19 del expediente fechado el 21 de julio de 1983 señala que mientras López Obrador fue dirigente del PRI en Tabasco “pudo lograra través de su padre la compra de una finca rústica con ganado de alto registro teniendo como vecinos los ranchos de sus tíos Esteban y José Obrador, en un lugar denominado Maluco, municipio de Macuspana”.
También documentado está el acuerdo millonario entre el gobierno de Carlos Salinas y AMLO. Fue en 1992. Andrés Manuel López Obrador recibió 9 mil millones de pesos a cambio de retirar un plantón del Zócalo.
En el legajo del CISEN se guarda la minuta de la sesión del 11 de febrero de 2004, en donde Manuel Camacho Solís admite que cuando fue jefe de Gobierno del Distrito Federal pagó esa cantidad por instrucciones de Salinas.
Las relaciones con el crimen organizado es otro capítulo que arranca el 2006 vía “La Federación” que aglutinaba a diferentes Cárteles.
Tanto en la era Fox como con Felipe Calderón se documentó la colusión con López Obrador y más tarde en el mandato de Peña, la alianza con el Cártel de Sinaloa, comandado por “Los Chapitos” e Ismael “El Mayo” Zambada que es cuando se da el “Narcopacto Electoral”.
Bajo registro y autoría del CISEN están los videos donde aparecen sus hermanos Pío y Martín López Obrador, filtrados a Roberto Madrazo y llegar a las manos del periodista Carlos Loret de Mola.
Quedan por contar muchas otras historias sobre el Talón de Aquiles de López Obrador.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo