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EVITEMOS EL ENGAÑO.

by Luis Alberto Zavala Ramos

Si los padres no predican con el ejemplo, los hijos les pierden la confianza. Si los padres prohíben al hijo fumar o tomar bebidas alcohólicas por ser dañino a la salud y por todos los perjuicios que le pudieran acarrear el mal hábito del tabaco y del alcohol, pero si ante la proscripción, los progenitores, en lugar de enseñarles el modelo a seguir, hacen lo que impiden, los hijos, probablemente que sí sepan lo dañino y perjuicios o de hacer uso de aquello que está vedado, pero si sus padres lo hacen ellos lo harán también.

Por cuanto a los niños que son reprimidos y castigados de forma arbitraria, aquellos que no sienten el afecto, suelen convertirse en adultos inseguros y recelosos, y por consiguiente faltos de confianza, y una reacción rebelde de estos será actuar indebidamente, haciendo lo que se les ha prohibido o sepan que es maldad.

Al subir a un taxi,  depositamos nuestra confianza en el chofer y  consideramos que nos llevará al lugar que le solicitamos previamente y por el camino más corto y seguro, pero nuestra confianza mengua, cuando comprobamos que el taxista no conduce apropiadamente, que no nos lleva por el camino preciso y además, nos está cobrando excesivamente.

La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne al futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de un otro. Es una vigorosa energía,  que descansa en una firme esperanza y proporciona seguridad, optimismo, bienestar y regocijo. La confianza nos hace más fuertes, más libres y también mejores. Por el contrario, el recelo lleva al temor, al malestar, a la insatisfacción. La duda, la inquietud, nos reprime, no nos deja actuar, dificulta que tomemos iniciativas, nos paraliza y nos causa sufrimiento.

Para sobrevivir, el ser humano tuvo que aprender a confiar en el otro. El hombre desde  tiempos remotos se asoció  confiando en los de su misma especie para procurarse y no perecer. El vínculo social explica nuestro desarrollo, y esa unión se fundamenta en la mutua confianza.

 

La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones, los actos previos y los resultados obtenidos. Entonces ¿Cómo podemos confiar en el policía si anteriormente, en forma injusta trató de extorsionarnos? ¿Cómo podemos confiar en el político, si sabemos que su afición es ofrecer lo máximo y no cumplir con lo mínimo, además de su falta de conocimientos y capacidad? ¿Cómo podemos creer, ya no confiar, en los anuncios mal logrados de algunos candidatos, que señalan que ahora viene lo mejor, que acabarán con el crimen organizado y la corrupción, si son ellos mismos? ¿Cómo creer que el deseo del político es acabar con la pobreza, si ellos mismos la fomentan y necesitan de los pobres e ignorantes?

El engaño, la mala actuación, la falta de capacidad nos han llevado a desconfiar. Nuestro medio, nuestras administraciones, nuestros dirigentes nos tienen mosqueados en todos los aspectos de la vida, siempre pensando que hay que estar a la defensiva y muchas veces a la defensiva-ofensiva; y si no nos preparamos, no nos enteramos, seguiremos siendo engañados y a muchos de ellos les llamarán después en forma más despectiva, mascotas o solovinos.

 

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