Si bien pasa con las más altas calificaciones al haber alcanzado el más elevado ranking de la corrupción –requisito indispensable para ser miembro conspicuo de la 4T- Rocío Nahle dejó de agradarle a López Obrador.
Tras la inauguración de “Dos Bocas” –quesque tapahocicos para los denostadores- el huésped de Palacio Nacional ya no sabe como distraer a la opinión pública.
Y lo más importante, cómo deshacerse de Nahle.
Este inicio de semana llegó al grado de iniciar una cruzada para echar abajo la “Estatua de la Libertad” de Nueva York a fin de distraer a la ciudadanía y que no siguiera denostando el tan vistoso como inútil chatarrerio, puesto en operación “en su primera etapa” de Dos Bocas con un costo de 160 mil millones de pesos.
Todo un escenario de lámina, cartón y cemento que no da un litro de gasolina.
Como tampoco cómo explicar que no se alcanzará la meta ilusoria de Nahle que México refinaría en breve 1.2 millones de barriles de petróleo a los que se sumarán los inexistentes 340 mil barriles de Dos Bocas, los 340 mil de Deer Park y la escasa producción de las cinco refinerías a punto de colapsar.
Es decir, dos millones de barriles de petróleo inexistentes ya que, de entrada, “Dos Bocas” no producirá gasolina hasta el 2026, Deer Park está en operación y rehabilitación y las cinco refinerías restantes en el país están cayéndose por falta de mantenimiento y estar operando al 30 y 40% de su capacidad.
En el epicentro de esta engañifa nacional está la titular de Energía, Rocío Nahle, una zacatecana que para colmo reclama derecho de piso, exigiendo le entreguen Veracruz para que lo gobierne los siguientes seis años a partir del 2024.
No quiere gobernar Zacatecas que tiene un presupuesto de 35 mil millones de pesos anuales. No, no, quiere Veracruz que maneja 130 mil millones de pesos anuales.
Y es que ya encarrerado el gato, que importa que se haga pública la complicidad con su esposo, el resto de su familia, sus compadres y asociados, involucrados desde hace 20 años en una escalada corrupta en Pemex y su sindicatos desde hace 20 años.
Qué importa que en la víspera de la inauguración de la Refinería se haya hecho pública la llamada “Red del Oro Negro” en donde se revela que “Diza Soluciones” que maneja su sobrino Luis Eduardo, que “Boceto Arquitectos” bajo control de Arturo Nahle, tuvieron el manejo de 8 mil millones de dólares.
Y qué más da que sus socios de vida: “Comercializadora del Istmo” de la familia Hayek y Proyecta Industrial de México de su esposo José Luis Peña, hayan dispuesto de 6 mil 102 millones de pesos, sin licitación de por medio.
Tampoco que el “Grupo Huerta Madre” propiedad del empresario veracruzano, Arturo Quintanilla Hayek, compadre de Nahle, haya obtenido un contrato por 4 mil 968 millones de pesos para el acondicionamiento de los terrenos de Dos Bocas, un acondicionamiento que no sirve ya que es un área pantanosa que se inunda en temporada de lluvias.
Y mucho menos que el sobrecosto de la refinería de Dos Bocas se haya convertido en un escándalo mayúsculo que impacta al gobierno del presidente López Obrador por varios frentes porque lo exhibe como pésimo administrador y pone en evidencia el fracaso de un proyecto altamente criticado por su inviabilidad.
Imposible además ocultar el aumento presupuestal debido a la millonaria desviación de cientos de miles de millones de pesos en donde resulta inocultable la presencia corrupta del grupo Nahle, incluido el director de la obra, Leonardo Cornejo Serrano, involucrado en el escándalo de Odebrecht.
Cornejo Serrano, ex directivo de Pemex y dueño de Ferraris, arrastra una pésima reputación al estar ligado a Emilio Lozoya, a quien el gobierno de López Obrador intentó abrirle un juicio político, entre otras cosas por el escándalo de Odebrecht.
El punto es que por estos días, a sotto voce, se habla de la inminente salida de Nahle de la Secretaría de Energía.
Que cierra su ciclo, sin investigación de por medio, con la entrega de “Dos Bocas”, fundamentalmente al convertirse en un obstáculo para seguir adelante con la operación financiera que tiene el gobierno mexicano con Estados Unidos por violaciones al Tratado de Libre Comercio, por una valor de 30 mil millones de dólares.
Y porque la puesta en escena de Dos Bocas dejó insatisfecho al mismo mago de las ilusiones, a López Obrador.
Son pues múltiples los pasivos que arrastra esta célebre dama, no precisamente del buen vestir, que encima de todas sus rapacerías quiere de premio Veracruz.
¡Vaya caso!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo