En verdad que ya no asombra nada la corrupción de la clase política nacional. Indigna. Partidos mantenidos por el erario que no responden a sus compromisos sociales. Se les paga un dineral para estar “griillando”, enriqueciéndose, haciendo politiquería. No tienen vergüenza en el PRI al exigir se compruebe el enriquecimiento de su dirigente nacional alias “Alito” . Diría Juanga lo que se ve no se juzga. Todos los infractores de gobierno son presuntos delincuentes. Nunca se les puede fincar responsabilidades pues están protegidos por la misma mafia en el poder. Gozan de impunidad. La impresentable Layda Sansores acusa de corrupción cuando ella es corrupta. Habría que revisar la fortuna familiar y la propia fincada en la política. No trabajan. Dedican más tiempo, como la gobernadora, en golpear a sus adversarios que resolver la problemática. Secretarios de estado, gobernadores, alcaldes ausentes en la gobernanza y metidos hasta el fondo en la sucesión. Que asco, tristeza, decepción. Los mexicanos no se merecen lo que tienen en el gobierno de MORENA. O tal vez sí por no alzar la voz y unir esfuerzos. Funcionarios públicos omisos, ignorantes, ineptos, corruptos, mentirosos. Un desdén absoluto. El barco se hunde sin remedio pues no hay un capitán a la vista. Los partidos dizque de oposición son otro fraude.