“La constancia no está en empezar sino en perseverar.” – Leonardo de Vinci.
El pasado domingo 5 de junio, tras el proceso electoral en 6 entidades del país, dejó muchas lecciones para los analistas políticos, por principio de cuentas, los resultados favorables a Morena y sus aliados en 4 de las 6 entidades, confirmaron que la operación política en esas entidades, más la presencia evidente y abierta del crimen organizado, fueron suficientes para alzarse con la victoria.
Pocos han reparado en revisar que la participación dentro de esa coalición del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) tuvo su importante dosis de influencia, pues de la mano de este instituto político, Morena controla ya 22 de las 32 entidades federativas, algo que ni en sueños se hubiera presupuestado en 2018.
Hoy por hoy, el partido verde, es una suerte de instituto político bisagra que inclina a favor de la voluntad popular, de la mano del proyecto transformador del presidente Andrés Manuel López Obrador.
De ese crecimiento, de esos resultados, pocos se han puesto a visualizar que un veracruzano fue factor definitorio.
Javier Herrera Borunda en su calidad de secretario de Organización del PVEM, fue el operador estrella para que los resultados al menos favorecieron en esas 4 entidades.
Así Hidalgo, Tamaulipas, Oaxaca y Quintana Roo, se sumaron a buenos resultados obtenidos en plazas donde la determinación final fue para la Alianza Va por México, como en el caso de Durango, en donde de no tener casi presencia, arrebatan 22 municipios, dejando poco más de una docena de síndicos y regidores, controlando medio Congreso, y eso bajo el arduo trabajo de operación política, ejecutado por el vástago del ex gobernador veracruzano Fidel Herrera Beltrán y doña Rosa Borunda.
Hábil, prudente y con un nivel político ya de corte nacional, el cachorro de la familia Herrera Borunda, operó con puntual pulcritud un proceso que a la postre, le representó al partido verde, controlar todo Quintana Roo.
Ahí la operación política de Javier, fue tal que ya tienen en su poder los más importantes municipios del sureño estado, controlan el Congreso y colocan a una gobernadora netamente verde.
Ni hablar de su trabajo en Oaxaca, donde la alianza con la familia Murat quedó nuevamente de manifiesto, alianzas generacionales que los han convertido en amos y señores de la región sur sureste del país.
La llegada a Veracruz en la dirigencia del PVEM de Eleaney Sesma no es casual, es producto de los años de confianza entre Javier Herrera y la periodista ahora enfundada en su papel de política; es también el resultado de responder a una política de congruencia en donde la mitad de las dirigentes nacionales de ese instituto político son féminas, y en donde el rol de paridad si se toma en cuenta.
La operación política veracruzana en el PVEM, estuvo con todo aun cuando no se hizo manifiesta, por cuestiones más cercanas a la seguridad de sus integrantes que a otra cosa, y es que la presencia local en entidades como Tamaulipas o Durango estuvo ahí, presente y contundente, sin menoscabo de exponer a los operadores, pues es sabido cómo se las gasta la delincuencia en esas zonas.
Lo cierto y real es que llegó el tiempo de comenzar abrir el abanico y la oferta política de este instituto político, y en Veracruz sus recientes resultados electorales hablan por sí mismos, el PVEM, es el partido con mayor crecimiento del pasado proceso electoral municipal, al controlar 35 ayuntamientos en donde antes no gobernaba.
Seguramente, con el devenir de los próximos procesos electorales en 2023 y 2024 habremos de tener más y más noticias del mismo Javier Herrera Borunda, que se enfunda ya como todo un operador político confiable y de amplios resultados.
¿Será que lo veamos próximamente disputando la gubernatura o el Senado por Veracruz?
Al tiempo.
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