Llegado el momento de presentar su examen, Federico completamente optimista nos comentaba al compañero Chava y a mí, que iba por su tercera presentación, pues había reprobado dos exámenes con anterioridad, pero que en esta ocasión le tendría que ir bien y no por lo que supiera de la materia, sino por el tiempo que le había dedicado a estudiar.
Desacertada apreciación de Federico, pues los sinodales no le contarían el tiempo que estudió, sino la sabiduría que adquirió. Si Federico tardó 14 años para poder sentirse apto de presentar su examen, pero considera que no tiene la sabiduría apropiada, pero sí tiempo, más que suficiente, para poder haberla adquirido, Federico está demostrando incapacidad y, no por el tiempo que haya estudiado merezca ser aprobado de un aprendizaje que nunca obtuvo.
Resulta difícil, pero es una realidad que, cuando no se tiene capacidad para hacer algo, no se puede ser apto o idóneo para la acción que se pretende.
El día 20 del presente mes de mayo, en Obregón, Sonora, donde tuvo lugar la mañanera, textualmente el presidente expresó: “NINGÚN GOBIERNO DEDICÓ TANTO TIEMPO AL COMBATE DE LA INSEGURIDAD COMO ÉSTE.” Lo que me hace recordad la situación que reclamaba Federico que, por falta de lo mismo, ignora que carece de un conjunto de condiciones, cualidades o aptitudes, especialmente intelectuales, que permiten cumplir con el o los objetivos trazados, y en lugar de poder sentirse satisfechos por el tiempo dedicado, deberían sentirse frustrados por su incapacidad en no lograr lo deseado, no obstante, el largo tiempo dedicado y perdido en vano.
Si a más de 3 años de haber dedicado tiempo para el combate de la inseguridad sin resultado alguno, es de considerarse que, aunque se cambiara de estrategia por no haber dado resultado los “abrazos y no balazos”, la exclamación de “fuchi caca”, ni tampoco las queja a los padres y abuelos de todo tipo de delincuentes, aunque se trate de violadores, feminicidas, criminales, asesinos, ladrones, extorsionadores y demás pues se saben protegidos por el presidente de la república y respetados por el ejército, la policía, la marina y la guardia nacional, es normal que la criminalidad aumente; tan solo el pasado martes 24 ha sido el segundo día con mayores homicidios (118) en lo que va del sexenio.
Existe una máxima que señala que “Nadie está obligado a lo imposible”. pues si ya se ha hecho hasta lo imposible, y a pesar de echar culpas a diestra y siniestra, de los otros datos y demás, solo quedaría ser honesto y reconocer que no puede, como no ha podido absolutamente nada, pues su incapacidad ha quedado más que demostrada en absolutamente todo.
Varias veces he platicado la anécdota del maestro Silvano, muy apreciado compañero de la Orquesta Sinfónica de la UJED que, aunque repetitivo en esta ocasión, vale la pena volver comentarla aquí. Mientras ensayaba la mencionada orquesta, bajo la batuta del eminente director Alfredo A. González, intempestivamente detuvo el ensayo para dirigirse a uno de los ejecutantes de la Viola, se trataba de un maestro bastante entrado en edad, que con dificultades podía realizar los raudos movimientos del fraseo del arco; a quien le increpa el director con cierta indignación: – “¿Qué hace. . .? ¿Qué hace mi estimado? . . . ¡toque, toque, lo que quiero es que toque!”- Pero al comprobar que la ejecución de la pieza musical era de suma dificultad e imposible para el veterano de la viola, mi compañero de atril, Don Silvano, también entrado en años, me indica: “Pues qué gana con decirle: toque, toque. Es como si a mí me dijeran: coja, coja……. ¡pues no puedo!
De la misma manera resultará imposible si le pudiéramos decir a ya saben quién: “gobierne, gobierne”, nos ha demostrado con lujo de detalles que NO PUEDE. Y todo el tiempo que le dedique a algo, si no es para perjudicar al país, sí será tiempo perdido y sin ningún logro positivo.