Cuitláhuac, ¿Dónde está Viridiana?

La ciudadanía está molesta, hay irritación, enojo.

A la demanda familiar de ayuda se suma la exigencia de justicia, poner un alto a la escalada feminicida y que el gobierno de Cuitláhuac García deje de estar inventando culpables.

Hoy, la gota que derrama el vaso se llama Viridiana.

La torpeza del gobernador de reconocer públicamente que Viridiana Moreno Vázquez “No está desaparecida, sino resguardada” no esconde más que ineptitud.

Por ello Veracruz está en segundo lugar en feminicidios.

Esa es la explicación del por qué la permisividad hacia los grupos delictivos, la impunidad del crimen organizado y la tolerancia a sectas satánicas puestas al descubierto en el corredor Xalapa-Emiliano Zapata-Cardel-Veracruz.

Lo de Viridiana esconde además de la estúpida declaración de Cuitláhuac –quien ayer pretendió acusar al periodista Luis Sigüenza de distorsionar y sacar de contexto su declaración- una red de prostitución que se extiende al amparo de las autoridades.

Lo cierto es que Viridiana desapareció sin dejar rastro cuando acudió el pasado miércoles a una cita laboral.

Lo real es que partir de entonces se han sucedido marchas, bloqueos y esperanzas truncadas de familiares y amigos confiados en el dicho de Cuitláhuac de que Viridiana estaba “bajo resguardo”.

Por respuesta, un comunicado del Gobierno del Estado de Veracruz, señaló ayer a los medios de comunicación como responsables de tergiversar las cosas y confirmaba lo que tanto se temía, que la joven “no estaba siendo resguardada por ninguna dependencia gubernamental”.

Fácil, muy fácil se le hizo limpiar su suciedad en los periodistas.

Le valió madre lo que desde un principio sabía, que sus palabras estaban grabadas en video. “Ya lo atendí, no está desaparecida, la tenemos resguardada, es un asunto que no se puede decir públicamente”, fueron sus palabras.

 “Un medio (periodístico) de allá (sic) lamentablemente tergiversa y hace que corran otras versiones”, corrigió ayer el gobernador para justificar su metida de pata.

Hoy, el pequeño Josué de 10 años, no sabe que su madre, Viridiana está desaparecida.

“El pequeño piensa que ella está en su nuevo trabajo en el “Hotel Bienvenido” de Cardel y desea con todas sus fuerzas que le estén dando una cama cómoda para que ella descanse bien estos días en que no ha podido verla”, dice la atribulada madre sin poder contener el dolor ni el llanto,

“Su entrevista era a las 17:00 horas del pasado miércoles por lo que salió media hora antes en su motoneta hacia allá para llegar a tiempo, pero no se supo nada más. Su esposo Javier al ver que no regresaba a casa se puso a buscarla; habló a hospitales, a tránsito y llegó hasta la Fiscalía”.

La desconsolada madre de 55 años recuerda que justo antes de la entrevista de trabajo que tenía su hija se hicieron una videollamada, como todos los días; Viri le contó a ella y a su hermana, que vive muy cerca de la casa de Aurora en Tlaltetela,  y de lo contenta que estaba por haber encontrado trabajo.

“Nos contó que había encontrado ese trabajo, que le había gustado porque era accesible a sus horarios y que había escogido el de 8:00 a 3:00 de la tarde porque dice ´llevo a mi hijo a la escuela, lo dejo y después mi suegro lo va a recoger y yo paso por él cuando salga´ porque el trabajo era de recepcionista”.

Viridiana es ama de casa, anteriormente trabajó en una inmobiliaria, pero eso se terminó y recientemente vendía hielitos para tener un ingreso más.

Afuera de su casa en la colonia Vicente López de Cardel, aún se observa una colorida cartulina donde anuncia sus “Hielitos Gourmet” de Bubulubu, Carlos V, Óreo, Nutella, Vainilla, Mazapán y Mango/Chamoy, los mismos que los domingos llevaba a vender a los juegos de futbol con los niños a los que entrena su esposo.

Ayer en Plaza Lerdo los gritos de la madre fueron desgarradores:

“Mi hija sigue desaparecida ¡No sé qué hacer!.. Ya cuántos días lleva. Mi hija no está resguardada, mi hija está desaparecida. Ahorita se sumó mucha gente y seguimos en búsqueda de mi hija, queremos que mi hija aparezca… ¡Ayúdenos, señor gobernador!”.

Mientras en Palacio de gobierno, el mismo que ocupó Ruíz Cortines, el Cuícaras está escondido bajo el escritorio esperando pase ese ruido ensordecedor que lo mata.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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