¿Con quién jugará Dante para Veracruz?

Dante Delgado Rannauro, que de tonto no tiene un pelo –de hecho ni pelo tiene- ha dicho voz en cuello que para la presidencial su partido, Movimiento Ciudadano, jugará solo.

No así en Veracruz donde está cierto que requiere de una alianza para aspirar al arrebato de la cuarta reserva electoral nacional que rebasa los dos millones de votantes de un padrón de casi 6 millones.

Hoy, por lo pronto, el veterano político sí sabe a quién no entregará su amor naranja.

En su más reciente visita al Farallón –lugar familiar de descanso donde solo son invitados los más cercanos a su afecto político- se le preguntó si entregaría su voto por Héctor Yunes.

Su respuesta fue lacónica, “¡No!”.

Héctor Yunes ya jugó en 2016 y no está en su mejor momento de cara a la ciudadanía, ni en el ánimo partidista, menos con eventuales aliados opositores.

¿Quién sí?

Para Dante Delgado la plaza de Veracruz es sustantiva para sus propósitos electorales del 2024.

Con Jalisco en la bolsa, el total dominio en Nuevo León de donde podría emerger Luis Donaldo Colosio, como candidato a la Presidencia –tiene el 52% de la preferencia ciudadana- y un ramillete de jóvenes políticos que encabezan el cambio que requiere el país, le urge ganar dos plazas.

El estado de México habrá de renovar la gubernatura el año próximo y sus empeños, luego del seis de junio próximo con la renovación de seis gubernaturas, estarán ocupados en esa plaza colindante con la ciudad de México, no sin antes dejar resuelto el caso Veracruz.

Edomex, con un padrón que se calcula el año próximo rebase los 12 millones de votantes –en el 2018 la lista nominal fue de 11 millones 313 mil personas- a donde acudieron a las urnas poco más de 6 millones de ciudadanos, confía que para el 2024 se vuelque un millón más.

Serían 7 millones que si la mayoría los alcanza MC y gana la gubernatura ¡Cuidado!

Ello le permitiría a Dante jugar para la grande sumando, desde luego a Veracruz con dos millones de potenciales votos, acaso unos 300 mil más por las nuevas incorporaciones de jóvenes que cumplirán 18 años para el 2024.  

Así la gran bolsa electoral, a la que aspira el ex gobernador nacido en Alvarado, se antoja por demás apetitosa ya que se sumaría la de Jalisco que cuenta con 1.5 millones de sufragios, acaso un poco más por el crecimiento del padrón.

En la misma buchaca está Nuevo León que para el año de la sucesión presidencial podría alcanzar los casi dos millones de votantes (en la última elección se llevó 1.3 millones).

Vemos entonces, que los números le empiezan a cuadrar.

El caso Veracruz.

Con un partido en el poder, es decir Morena, pulverizado por las tribus y el afán del centro de imponer a una zacatecana, Roció Nahle, o a un payaso inútil, Sergio Gutiérrez Luna “Gutierritos” y eventualmente tener un Plan “B” que es -“¡Imagínese usted!”, como diría el Peje- el Bola #8 quien ya también flota y ahora le ha dado por andar bautizado a la gente en los pueblos, la causa no se ve muy ganadora que digamos.

Sobre todo porque Cuitláhuac no tendrá derecho de voto ni de veto y todo dependerá de quien sea el candidato a la Presidencial para ver por donde se inclina el dedo del señor.

De cualquier modo la división morena en Veracruz no ayuda, menos que la fuerza política de López Obrador en un par de años estará totalmente menguada y la ciudadanía, de cara a la inseguridad, la pobreza e irritación ciudadana, transitará al voto opositor sin mayor problema.

Sin mayor problema siempre y cuando el abanderado opositor a la gubernatura sea un hombre honesto.

La fórmula ideal para Dante Delgado no es abrazar a un candidato que emerja de un partido –menos el PRI, bajo el mando de Marlon Ramírez que ganó un voto en la pasada elección extraordinaria-, sino que sea un candidato ciudadano al que se abrace Movimiento Ciudadano y su sumen el alianza los partidos políticos.

Sería un candidato ciudadano, un candidato independiente haya militado o no en algún partido político o no, un candidato que genere respeto y sobre todo, confianza.

¿Qué ni así les da?

Tal vez, pero habría que revisar los números.

Los números no de las intermedias, sino de la elección del 2018 para observar que en la sumatoria se rebasaron los 2 millones de votantes de los 212 municipios que participaron, en donde tan solo el PAN estuvo a dos mil votos de la victoria y el PRI con todo y la traición de una parte de su militancia que migró al Partido Verde para entregar su votación a Morena, rebasó los 750 mil sufragios.

Mientras el PRD se llevó 350 mil votos a su causa.

Del 2018 para acá Morena no se fortaleció electoralmente, aunque hay que reconocer que sí lo hizo en trampas, aprendió la “Operación Carrusel” y el embarazo de urnas, compra de votos, así como la descarada complicidad del OPLE.

Para el 2024, el equipo de Dante Delgado ya tiene, por tanto, contemplada la estrategia para evitar el manoseo de urnas y, desde luego, ya tiene en mente quien podría eventualmente ser su candidato.

De hecho ha platicado dos veces con quien hoy podría ser considerado el “Tapado”.

Habrá que esperar los tiempos que no están tan lejanos, ya que en 16 meses arranca lo que se llama el “Año Electoral” y se estima que hacia diciembre del año próximo su sucederá el “Destape”, en enero febrero del 2024 precampañas y campañas y esto, señores y señoras, se acabó.

Pacho Viejo por lo pronto –para que no le agarren las carreras- ya inició la remodelación y pintura de su fachada.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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