AMLO, nueva corcholata y nuevos escenarios para Veracruz

Luego de la última y por demás sospechosa visita de López Obrador a Veracruz y tras el “destape” de la nueva corcholata presidencial, Adán Augusto López, así como el guiño a “Giutiérritos”, el escenario político veracruzano da un vuelco.

Los inquietos analistas porteños dejaron de verle futuro a Rocío Nahle y para los de la capital veracruzana, lo del Bola #8 rumbo a la gubernatura del 2024, resulta un sueño guajiro.

Mientras a Ricardo Ahued, ni sus más cercanos le ven posibilidad alguna de que las tribus lo dejen pasar a menos de que decida regresar al redil opositor y abanderar la alianza PRI-PAN-PRD-MC, cosa que se ve punto más que imposible ante el recio pero constante avance de dos punteros: Juan Manuel Diez y Pepe Yunes.

Y es que lo de ayer, el destape del Adán del paraíso del Peje, dejando a un lado a su Eva, sí que sacudió la estructura de la 4T.

“A ver, a ver, vamos a poner a consideración, vamos a hacer una especie de encuesta, de consulta rápida, breve ¿Verdad –díganme sí o no-, verdad que tenemos un buen Secretario de Gobernación?, preguntó el presidente López Obrador a diputados aliadas y aliados en Palacio Nacional”… El grito de “¡Presidente, presidente!” en favor de Adán Augusto López, fue sonoro.

Hoy, precipitada la sucesión presidencial, hace eco en el resto de la república.

En Veracruz, el tan bendito como atarantado gobernador Cuitláhuac García, que pensaba la tenía hecha –garantizando su impunidad para después del 2024- jugándola con Rocío Nahle, se queda chiflando en la loma.

Peor aún tras desatar de meses atrás una campaña sin cuartel contra el presidente del Congreso Nacional, el diputado Sergio Gutiérrez Luna, conocido en el bajo mundo de la política como “Gutierritos”, quien de siempre se supo que tenía la venia –y también la bolsa- presidencial para promoverse rumbo al 2024.    

Ayer López Obrador le dio una nueva prueba de respaldo… y antier también y la semana pasada se mostró complacido por su trabajo en favor de la “nacionalización” del Litio.

Por ello a Gutiérritos le vale madre que lo llame “Payaso, mequetrefe” el segundo de Cuitláhuac. Por ello se la pasa bailando, jugueteando y comiendo garnachas en cada esquina de cuanto municipio visita.

Esa es la razón de los más de 96 millones de pesos que se ha gastado en la promoción de su imagen y los sueldazos de cien mil pesos mensuales a sus 20 sus asesores y que tenga en comunicación social una decena de “expertos” –incluso una que tuvo Javier Duarte- que saben como comprar conciencias.

Todo ello no los tiene muy contentos en Palacio de Gobierno que tendrán que bajarle un poco de huevos a las embestidas contra Gutiérritos, como le bajaron con los Yunes del Estero tras la visita presidencial donde la instrucción de congratularse con Paty Lobeyra, fue ponerse a sus pies a fin de dar paso a la cervecera “Constellation Brands” que va a derramar mil millones de dólares y 12 mil empleos en esa región porteña.

Hoy la confusión de las tribus morenas locales, tras el verdadero juego de poder nacional, es total.

El tablero cambia y no precisamente para bien de los afanes cuitlacoches que no solo tendrá que eventualmente atorarle con el odiado expanista “Gutierritos”, sino ir a olerle la cola a Adán en aras de clemencia a partir del 2024.

Todo ello sin contar que la oposición crece, crece.

Los números electorales de Cuitláhuac son de humo porque son comprados y para el 2024 ya vela armas la oposición con una red de centinelas del voto a pie de urna luego de que por dos ocasiones les tomaron el pelo con el embarazo de urnas, la compra de sufragio y la intimidación como método de presión para inclinar la balanza electoral.

Los números electorales -5 millones 600 mil electores- para el 2024, podrían moverse y de los 1.5 millones de votos que le dieron a Cuitláhuac en 2018, con una oposición fuerte que se abrace a un candidato independiente, honesto y con ganas de rescatar Veracruz,  es posible superar la cifra.

De Morena incluso empezarán a verse las primeras traiciones cuando se sumen a los opositores.

Y es que las condiciones están dadas ante el repudio ciudadano al experimento de López Obrador de colocar a un títere que con tal de salvar su primera magistratura estatal que dejó en el peor de los atrasos a Veracruz, vía subejercicios.

Las chapeadas de camellones no serán más los caminos de Veracruz.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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