Ayer me topé con un par de amigos que más que saludarme me reclamaron por mi columna titulada “Haiga sido como haiga sido, Cuitláhuac cumplió”, publicada en este espacio. “Parece que justificas que tanto el gobernador como sus secuaces hayan desviado recursos, hayan hecho proselitismo y hayan violado la Constitución y las leyes electorales a plena luz del día”, me dijo uno de los dos que o no leyó mi columna o se la platicaron mal.
Y es que jamás justifiqué las arbitrariedades del gobernador.
Aparte de que hago referencia al cúmulo de leyes y artículos constitucionales que tanto este señor como sus esbirros se pasaron por el forro “a plena luz del día”, agrego que Cuitláhuac “recurrió a todo, y cuando digo a todo es a todo”, para ganar la elección del 2021 y llevar a un millón 500 mil veracruzanos a las urnas el domingo anterior, como ofrenda para López Obrador y su Revocación de Mandato.
Con esto, el gobernador se graduó como un consumado ladrón electoral que de golpe y porrazo se puso a la altura del propio Andrés Manuel, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Mario Delgado que junto a decenas de diputados, alcaldes, senadores y varios gobernadores hicieron violadero de leyes, cometieron el cinismo de negarlo y ahora presumen de demócratas.
Pero el problema no es ese, tanto las elecciones intermedias como la Revocación ya pasaron y el palo está dado. Lo que importa es la inseguridad que sigue permeando en Veracruz donde 15 mujeres (entre ellas nueve menores) han desaparecido en lo que va de este mes de abril.
Lo que importa es la violencia que se vive en México donde las masacres se están volviendo una macabra costumbre ante la pasividad de un presidente que admitió, con esa indiferencia que lo caracteriza cuando habla de seguridad, que “podrá llevar más tiempo pacificar al país”.
¿Cuánto tiempo? Eso no lo dijo ayer cuando presentó su mensaje por los 100 días de su cuarto año gobierno, pero sí se dio tiempo para amenazar y acusar de entreguistas, conservadores y reaccionarios a los diputados que voten contra su reforma eléctrica.
De veras lector no se vale, no es de Dios que quince mujeres desaparecidas no preocupen y menos ocupen a las autoridades estatales. No se vale que Andrés Manuel minimice las masacres, los cientos de miles de asesinados y los feminicidios al grado de asegurar que disminuyen.
En su mensaje el presidente se la llevó como siempre, por la suave. Celebró la disminución del Covid como uno de sus triunfos, cuando la pandemia se está yendo por sí sola y no por las medidas que haya tomado el gobierno para combatirla.
Nuevamente prometió que ya no habrá desabasto de medicamentos y en ese sentido me recordó a Luis Echeverría, que en cada uno de sus informes prometía que “a la brevedad posible” se daría con los responsables de las matanzas de Tlatelolco y la del Jueves de Corpus y nunca cumplió.
López Obrador lleva cuatro años prometiendo que se acabará con el desabasto y le faltan otros dos para empatar a Echeverría en la mentira más larga.
México se desangra por la violencia y el presidente no quiere darse cuenta. Veracruz se desgarra por la inseguridad y el gobernador sigue festejando su “triunfo” del domingo anterior.
Ambos viven en su mundo pero sin quitar los ojos del 2024. Saben (porque así lo practicaron en la Revocación) que ser forajidos deja más dividendos que respetar la Constitución, sus leyes y las instituciones. Y ese es el camino que volverán a tomar en dos años.
En lo personal lector, no me preocupa que el presidente y sus pandilleros vuelvan a violar las leyes y se sigan corrompiendo, sino que sigo sin ver en el horizonte a un líder que les haga contrapeso.
Si algo le urge a este país y su democracia es un hombre o una mujer con la suficiente fuerza moral, intelectual y política que aglutine a los mexicanos en torno a un proyecto de nación que abarque a todos; no que los divida. Porque de lo contrario a partir del 2024 volveremos al oscurantismo del pasado, sólo que más a lo bestia.
Vacaciones
Aprovecharé estos días de Semana Santa para recorrer Hamburgo, Florencia, Marsella, Lucerna, Versalles, Berlín, Londres, y espero me alcance el tiempo para pasearme por Toledo y Sevilla; calles de lo que un día fue la fresa, bohemia, encantadora e inolvidable Zona Rosa de la Ciudad de México. No vemos en este espacio el lunes 18 de abril.